Con el conflicto de Ucrania como fondo, los jefes de gobierno europeos se
reúnen en Bruselas para debatir, entre otros puntos, una política
energética y de cambio climático. En la discusión existe un
enfrentamiento frontal entre los países que respaldan un acuerdo ambicioso
y los que, como República Checa, piden un enfoque más cauteloso y simple.