El Primer ministro húngaro, Viktor Orbán, insiste en que los Decretos
de
Benes son contradictorios a las leyes comunitarias. Los decretos, que
posibilitaron la expulsión de la minoría alemana y húngara de la
Checoslovaquia posbélica, no representan un
problema entre Praga y Budapest, sino un problema europeo, señaló Orbán.
En reacción a sus palabras, los primeros ministros de la República
Checa, Eslovaquia y Polonia se negaron a tomar parte en la
cumbre del Grupo de Visegrado, planeada para el 1 de marzo. El
Gobierno checo está convencido, según su portavoz, Libor Roucek, de que la
postura del Primer ministro húngaro no afectará negativamente
la cooperación entre los países del Grupo de Visegrado, integrado por la
República Checa, Eslovaquia, Polonia y Hungría.