La balanza comercial checa ha terminado el año con superávit, a pesar de
las previsiones pesimistas provocadas por la crisis económica. De todas
maneras, las exportaciones se redujeron un 17 por ciento, y las
importaciones un 20 por ciento. Según algunos expertos, el descenso de
ciertas importaciones, como productos tecnológicos, demuestra la
debilidad
de la economía nacional.