Centenares de miles de obras artísticas fueron robadas de iglesias y
capillas checas desde el año 1989. El 90 por ciento de las 5.500
construcciones sagradas fue objeto de un robo en los últimos 20 años. La
peor situación se registra en Bohemia Occidental, Oriental, Central y del
Norte. El conservador del Arzobispado de Praga, Vladimír Kelnar, estima
que de las obras góticas y renacentistas desapareció la mitad, mientras
que del arte barroco una tercera parte de las obras. Según los expertos,
una posibilidad de cómo preservar los monumentos restantes son los museos
diocesanos. Actualmente existen en el país dos, uno en Litoměřice,
Bohemia del Norte, y otro en Olomouc, Moravia Central.