Uno de cada dos taxistas que ofrecen sus servicios en el aeropuerto
internacional de Ruzyně, en Praga, viola las normativas vigentes. Así lo
han demostrado recientes controles realizados por la Policía. Además de
que los taxistas infringen con frecuencia las normas de tránsito, cobran
sumas exageradas a los turistas extranjeros. Por ejemplo, el viaje del
centro de la capital checa al aeropuerto cuesta normalmente unas 600
coronas checas, o sea, unos 24 euros, pero algunos taxistas cobran hasta
200 euros. A raíz de las quejas de los turistas, la Policía de Tránsito,
en colaboración con la Policía de Extranjería y la Alcaldía de Praga,
procedieron a realizar controles más seguidos del comportamiento de los
taxistas en el aeropuerto de Ruzyně. Los taxistas deshonestos son
castigados con altas multas.