Decenas de manifestantes esperaron este martes al presidente de la
República Checa, Václav Klaus, en Kyselka, cerca de Karlovy Vary, para
pedirle apoyo para renovar los edificios históricos de la localidad y del
antiguo balneario. Unas 14.000 personas firmaron una petición en esta
dirección. Sin embargo Klaus, se ha mostrado contrario y calificado de
“manipulación” esa recogida de firmas. “Es evidente que aquí ya no
volverá a haber balneario”, dijo, y aseguró que el Estado no debe
ocuparse de ese lugar, ya que “con todos mis respetos, Kyselka no es el
castillo de Karlštejn”, sentenció.