Jarek Nohavica, memorable en su primera actuación en Madrid

Jaromír Nohavica tocó por vez primera en Madrid, foto: Facebook del Centro Checo en Madrid

El cantautor Jaromír Nohavica ofreció su primer concierto en Madrid ante una audiencia entregada que había agotado las entradas de la sala del Espacio Bertelsmann una semana antes del recital que ofreció junto a su amigo Artur Andrus, polifacético artista y showman polaco. Nohavica acudió a la capital española para celebrar el 20 aniversario de la Asociación Cultural Hispano-Polaca ‘Forum’, nueva prueba de que el cantante checo es tan querido en la vecina Polonia como en su propio país.

Jaromír Nohavica tocó por vez primera en Madrid,  foto: Facebook del Centro Checo en Madrid
El 22 de marzo se produjo la primera actuación en Madrid de una de las figuras clave de la música popular checa de los últimos tiempos. Con una carrera artística de casi cuatro décadas a sus espaldas y un sinfín de canciones que los checos se saben de memoria a veces incluso sin quererlo, la incógnita es qué podía suceder ante un público que apenas le conoce y que no entiende sus letras.

Sin embargo, Jaromír Nohavica consiguió llenar las casi 300 butacas del Espacio Bertelsmann con una semana de antelación, ayudado también, todo sea dicho, por la comunidad checa en España, que se movilizó incluso desde otras ciudades. Y por supuesto la polaca, ya que el concierto era organizado por el 20 aniversario de la Asociación Cultural Hispano-Polaca ‘Forum’, con la ayuda del Centro Checo en Madrid y el Instituto Polaco.

“...me gustaría ver como el Baník vence al Barcelona...”

Ante un público mixto pues, checo, polaco y español, transcurrió su primera actuación en Madrid, pero no la primera en España, que se produjo en Barcelona en 2012, con sensaciones igual de buenas, como reconoció Nohavica para Radio Praga.

“Barcelona me gustó mucho, fue una experiencia muy bonita, muy grata. Estoy muy contento de haber venido también a Madrid para poder conocer más de la gran belleza que es España”.

Nohavica, a quien lo más habitual es verlo acompañado solo de su guitarra o su acordeón, estuvo en Madrid sin embargo acompañado de una pequeña banda de apoyo, además de su amigo Artur Andrus.

Jaromír Nohavica y Artur Andrus,  foto: Facebook del Centro Checo en Madrid
Pero lo importante en todo caso, por encima del acompañamiento, son las canciones, como ha dicho en más ocasiones Nohavica.

“Es agradable poder escribir canciones e invitar a amigos a tocarlas conmigo. Uno se sorprende de que una canción sea incluso más bonita, más completa que cuando la tocas solo con la guitarra. Aunque personalmente no veo tan importante si una canción se toca con acompañamiento o no. Lo más importante es la canción en sí, y yo sigo siendo el que la compone y luego la canta”.

Con Artur Andrus tiene una relación de muchos años haciendo espectáculos conjuntos. Andrus es alguien muy mediático en Polonia, y sobre todo, muy polifacético. Periodista de formación, es actor, cantante, presentador y humorista, además de poeta, escritor y bloguero. Tiene varios libros publicados y sus ‘cabarets literarios’ son todo un éxito en Polonia.

La mezcla de Nohavica y Andrus funciona siempre bien, especialmente por la relación que hay entre ellos y que da lugar a no pocas chanzas en cada actuación.

Jaromír Nohavica  en Madrid,  foto: Facebook del Centro Checo en Madrid
A Nohavica se le tiene por uno de los grandes continuadores de la tradición de cantautores que existía en el lado oriental del Telón de Acero. Especialmente del checo Karel Kryl, pero también de los soviéticos Bulat Okudzhava y Vladímir Vysotski.

Pero Nohavica, residente justo en la frontera checo-polaca, en la ciudad de Český Těšín, en la región de Silesia que se extiende entre los dos países, reconoce que es un lugar en el que se han cruzado muchos caminos y que guarda algo de todos aquellos que por allí pasaron.

“Es un lugar en el que cuánto más tiempo vivo en él, más siento lo que le queda del Imperio austrohúngaro. Es la última reserva de la auténtica Europa Central. De ahí vienen todas esas influencias que se pueden escuchar en las canciones, influencias de Rusia, influencias judías, influencias de Polonia, de Silesia, de Chequia, puede que de Alemania también… Influencias del presente, del pasado y también del futuro. Son influencias que paso a música, y hago lo que he hecho siempre: canciones sobre lo que me gusta aquí y ahora”.

Nohavica y España

Jaromír Nohavica  en Madrid,  foto: Facebook del Centro Checo en Madrid
Tras el éxito que ha tenido en sus dos únicas visitas a España, no sería extraño que Nohavica vuelva dentro de no tanto. No es un país que conozca especialmente bien, pero del que sí puede destacar su música tradicional.

“Tengo que decir que hace algunos años, no muchos, me compré en Mallorca, adonde voy con mi mujer de vacaciones, un gran recopilatorio de canciones populares españolas. Para mí fue un gran descubrimiento, y una sensación tremenda tocarlas en Ostrava. Otra cosa es lo que nos llega como pop español, lo que se escucha por ahí… eso es otra cosa, pero las canciones populares españoles son tremendas y una gran inspiración para mí”.

Y no solo música vive Nohavica. Como muchos saben, el fútbol es otra de sus grandes pasiones. La casualidad hizo que su concierto se celebrara un día antes del grandioso Real Madrid-Barcelona que se disputó en el Santiago Bernabéu, con victoria al final del equipo azulgrana por 3-4. Nohavica no perdió la oportunidad de presenciarlo en directo, pero no hubo manera de saber a qué equipo apoyaba.

Jaromír Nohavica  en Madrid,  foto: Facebook del Centro Checo en Madrid
“Yo soy hincha del Baník de Ostrava, y en la distancia estuve durante todo el fin de semana cruzando los dedos porque se enfrentaba en casa, en el estadio de Bazaly, al Sparta de Praga. Así que estuve viendo el partido del Real Madrid y el Barcelona, ‘El Clásico’, pero mi corazón es del Baník. Eso sí, estudié al Barcelona para ver si se le puede ganar”.

Eso es justo con lo que sueña Nohavica, “me gustaría ver como el Baník vence al Barcelona”, dice en su canción ‘Mám jizvu na rtu’ (tengo una cicatriz en el labio), composición que no olvidó tocar en Madrid, subrayando ese preciso verso.

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