Otto Wichterle: padre de las lentes de contacto, las medias de silon y los testículos de hidrogel

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Otto Wichterle, mundialmente conocido por inventar las lentes de contacto, fue uno de los fundadores de la química orgánica macromolecular y posiblemente el científico checo más importante del siglo XX. Ahora la exposición ‘Otto Wichterle: Científico e Inventor’, descubre los secretos del profesor en la biblioteca científica de Olomouc.

Otto Wichterle  (a la izquierda),  foto: Archivo de la Academia de Ciencias
Un genio contra corriente, así podría calificarse al químico checo Otto Wichterle, que durante la mayor parte de su vida tuvo que enfrentarse a la oposición de su entorno académico y político para el desarrollo de sus investigaciones científicas.

Nacido en 1913 en Prostějov, Wichterle comenzó sus actividades docentes en la desafortunada época de la ocupación nazi, y de hecho fue perseguido por sospechas de colaboración con la resistencia y llegó a pasar en prisión cuatro meses. Con el advenimiento del régimen comunista en 1948, sus intentos de reforma académica le enfrentaron por un lado a sus colegas más conservadores, por otro a las nuevas autoridades, que pronto lo hicieron víctima de sus purgas en la Universidad de Zlín.

Foto: Perfil de Facebook de la biblioteca científica de Olomouc
Wichterle se refugió entonces en la Academia de Ciencias, donde fundó y dirigió el Instituto de Química Macromolecular hasta la invasión soviética de 1968. Fue en este entorno donde consiguió el invento por el que pasaría a la historia: las lentes de contacto. Y aun así lo hizo por su cuenta y riesgo, en su casa, utilizando piezas del juguete de construcción Merkur, el Mecano checoslovaco.

Todos los detalles de su maravillosa historia se encuentran en la exposición ‘Otto Wichterle: Científico e Inventor’, que acoge la biblioteca técnica de la ciudad de Olomouc hasta finales de septiembre. El objeto principal de la muestra es el aparato original con el que Wichterle dio a luz las lentillas. Más detalles nos da la comisaria de la muestra, Lucie Riznerová.

“Esta máquina de hacer lentillas se montó en las Navidades de 1961. El problema radicaba en que sus compañeros no le daban muchas esperanzas al método que Wichterle había inventado. Así que no le quedó más remedio que tomar prestado el regalo de Navidad de su hijo y la dinamo de una bicicleta, que conectó al revés. Después se trajo del laboratorio varios productos químicos y argón como gas protector. E inmediatamente el día de Navidad empezó a fabricar las primeras lentillas”.

Foto: Perfil de Facebook de la biblioteca científica de Olomouc
La biografía y los descubrimientos de Wichterle se hallan narrados en paneles en formato cómic, desvelando detalles tan jugosos como el que nos cuenta Riznerová.

“Lo que tuvo que solucionar el profesor es como hacer una lente de contacto de manera que tuviera los bordes suaves y no dañara el ojo a la gente. Y precisamente a su método de moldeado por centrifugado llegó por pura casualidad, cuando en el laboratorio se puso a remover el café y se dio cuenta de que cuando mueve la cuchara se forma una superficie suave, justo como él necesita”.

Foto: Perfil de Facebook de la biblioteca científica de Olomouc
Bien el carácter individualista e incansable del profesor, bien la necesidad de hacer las cosas por uno mismo en un ambiente poco amigable, llevó a Wichterle a probar en sí mismo sus inventos, continúa Riznerová.

“Probó él mismo las lentillas. Para poder ponerse uno lentes de contacto necesita suero fisiológico, y el mejor suero de este tipo es la saliva. Así que normalmente se quitaba la lentilla del ojo, la pasaba por el suelo, la pisaba, luego la recogía, la limpiaba mecánicamente las impurezas, se metía la lentilla en la boca, la chupaba un rato y después volvía a ponérsela en el ojo”.

Otto Wichterle,  foto: Archivo de la Academia de Ciencias
En 1963 el método de fabricación de lentillas ya se había desarrollado totalmente y dos años más tarde, la Academia de Ciencias cedió los derechos del invento a la compañía estadounidense National Patent Developing Corporation. Esta alquiló la licencia a la empresa Bausch and Lomb, que en 1971, cuando se autorizó la venta de lentillas en Estados Unidos, vio incrementado su valor hasta los 250 millones de dólares de la época.

La patente fue violada constantemente por otras empresas estadounidenses y sujeta a disputas judiciales hasta 1982, cuando el Tribunal Federal reconoció finalmente la autoría del profesor checoslovaco. En cualquier caso desde 1977 Checoslovaquia no veía un centavo de los beneficios del invento, ya que la Academia de Ciencias había renunciado a sus derechos en un intento por restar méritos a Wichterle, entonces ya en la lista negra del régimen.

Inventor del silon y desarrollador de hidrogeles

Tomáš Baťa
La importancia de las lentillas es tal que eclipsa otros grandes hallazgos de Wichterle, pero como la exposición nos recuerda, fue también inventor de la fibra sintética de poliamida silon, que el profesor desarrolló en 1940 en los laboratorios de la empresa zapatera Baťa, y que debía ser una respuesta al nylon norteamericano.

Con él se debían fabricarse sobre todo medias, explica Riznerová.

“Los visitantes podrán descubrir también cómo surgieron las medias femeninas. El profesor las probaba él mismo. La primera media de silon llevaba tras de sí varios años de pruebas, constantemente la llevaba consigo”.

El silon empezó a fabricarse a gran escala en 1950 y siguió produciéndose en Checoslovaquia hasta principios de los años 90.

El Instituto de Química Macromolecular de la Academia de Ciencias,  foto: Matěj Baťha,  CC BY-SA 2.5
El trabajo se Wichterle se inclinó después más bien hacia los polímeros artificiales, especialmente los hidrogeles, una línea de investigación que desembocaría en las lentes de contacto. En el camino dejó interesantes aplicaciones, prosigue Rizová.

“Fue fundador del Instituto de Química Macromolecular de la Academia de Ciencias, y muchos de los hidrogeles que inventó no se utilizan solo para lentes de contacto. De hecho él mismo probó otras posibilidades. Quizás la más curiosa fue la creación de testículos de repuesto. Había hombres que iban al servicio militar, tenían solo un testículo y no era para ellos una situación agradable, así que se les hacía una prótesis, y esta se fabricaba con hidrogel”.

Persona non grata

La invasión del Pacto de Varsovia en 1968,  foto: Archivo del Museo de Karlovy Vary
La creciente liberalización del régimen comunista checoslovaco en los años 60, que culminó en la Primavera de Praga, se vio truncada por la invasión del Pacto de Varsovia en 1968 y la vuelta a la ortodoxia comunista. Wichterle, que por su independencia siempre había sido incómodo a las autoridades, cavó su propia tumba al señalarse públicamente como opuesto a la llamada “normalización” impuesta por Moscú, nos cuenta Riznerová.

“Su estilo de investigación no tenía ninguna relación con la política. Fue uno de los fundadores de la Academia de Ciencias. Por desgracia fue perseguido por motivos políticos, no solo durante el Protectorado de Bohemia y Moravia, sino también después durante el comunismo. Firmó el manifiesto Dos Mil Palabras y le fue prohibido salir a conferencias en el extranjero. Pero su personalidad era tan fuerte, tan conocida en la comunidad internacional, de hecho lo llamaban “the wizard of Prague”, el mago de Praga, que los altos cargos no tenían otra opción que no ser con el señor profesor demasiado duros”.

Ocasionalmente el régimen le permitía viajar fuera, para presentarse en los juicios acerca de la patente de las lentes de contacto o participar en conferencias químicas de alto nivel.

El reconocimiento oficial a su persona llegó con la caída del comunismo en 1989. En 1990 fue nombrado director de la Academia de Ciencias, cargo que ocupó hasta 1993. El profesor Otto Wichterle falleció en 1998 en su casa de campo.