San Guntero de Břevnov: de enemigo alemán a santo checo

San Guntero, foto: Martina Bílá

Venerado con devoción en los siglos XVII y XVIII, san Guntero cayó en desgracia entre los checos al considerársele enemigo de la nación. Nos adentramos en la realidad histórica de este fascinante personaje.

San Guntero como el ermitaño
A pesar de tener su tumba en el monasterio de Břevnov, en Praga, y de ser apodado san Guntero de Bohemia (Vintíř en checo) este santo de origen alemán pasó de venerado a apestado cuando, en pleno movimiento de regeneración nacional checa, fue señalado por el intelectual František Palacký como enemigo de la nación. Su culto por tanto decayó desde el siglo XIX hasta la actualidad, pasando a ser considerado una de las figuras que contribuyeron a que las Tierras Checas fueran subyugadas en la Edad Media por el Imperio Romano-Germánico.

La historia es sin embargo, más compleja, y traza un personaje que, aunque vinculado a los intereses políticos del emperador, pasó sus últimos años en Bohemia, ligado al devenir histórico de los checos, y de hecho tras su muerte fue venerado como tal.

Noble y monje, política e iglesia

En comparación con otros santos, cuya vida conocemos por fuentes indirectas y que siempre están envueltas en fábulas y leyendas, la vida de san Guntero es relativamente bien conocida, gracias a dos fuentes distintas que, además, lejos de ser hagiográficas, interpretan su biografía con distanciamiento y a veces de modo crítico.

Guntero procedía de una familia noble de Turingia. Su primo era el gobernante de Baviera y más tarde emperador del sacro imperio germánico, Enrique II. El primer registro escrito de él lo tenemos del año 1005, cuando decidió hacerse monje y entrar en un monasterio, nos relata Petr Kubín, autor del libro ‘San Guntero: eremita, colonizador, diplomático’.

Petr Kubín,  foto: Martina Bílá
“En ese momento era viudo y padre de al menos dos hijos. Se hizo amigo de san Gotardo, que era a la sazón abad de Niederaltaich. En 1005 fue admitido al noviciado que tenía que pasar precisamente en Niederaltaich. Su propósito real era ser preboste en Göllingen, un sitio cerca de sus posesiones en Turingia. Gotardo no estaba muy convencido, le parecía peligroso que tuviera un cargo representativo tan pronto. Sin embargo después de un año de noviciado lo consiguió, pero rápidamente acabó en fiasco”.

Guntero fue obligado a renunciar al cargo y fue enviado de nuevo a Niederaltaich. Era de familia noble y probablemente le costaba vivir en un estado de subordinación, como un simple monje. De hecho poco después decidió marcharse y vivir como ermitaño, primero en la montaña Ranzinger y luego en las primeras estribaciones de la cordillera de Šumava, situada entre Baviera y Bohemia. La vida en solitario no debió serle demasiado satisfactoria, ya que pronto retomó sus ambiciones personales, prosigue Kubín.

“Fue un poco más al norte, al valle del arroyo Rinchnach, donde fundó su propio monasterio. Este estuvo funcionando hasta el año 1803, sigue en pie hoy en día y es centro del culto a san Guntero. Al emperador romano-germánico Enrique II, que estaba en contacto con Guntero, le convenía la fundación del monasterio. Los conventos eran entonces las únicas instituciones capaces de llevar a cabo una colonización del territorio. Estamos en la alta edad media, y Guntero se encontraba en una zona entre el Danubio y las montañas de Šumava que estaba muy poco poblada”.

El monasterio benedictino de Bakonybél,  foto: Civertan,  CC BY-SA 2.5
Aumentar la población de la región era entonces muy importante para el poder político, que vería así incrementado su poder económico. Hacía falta deforestar las tierras, roturar campos y establecer villas, y precisamente el monasterio de Guntero contribuyó a la colonización.

Guntero se convirtió en lo que hoy en día podríamos considerar un diplomático, comenta Kubín.

“Era un noble con contactos importantes, nunca perdió de vista la alta política imperial y aquí y allá lo vemos a grandes distancias de Rinchnach cumpliendo tareas importantes para el emperador. En 1034 interviene ante el emperador en beneficio del checo Oldřich, que había sido destronado. El emperador lo entronó de nuevo en Bohemia, pero obligándole a compartir el poder con su hermano Jaromír, que lo había expulsado previamente. Fue un consejo inteligente, del tipo divide y vencerás”.

El futuro santo era un monje, pero viajaba incesantemente. Llegó por ejemplo a Hungría, donde ayudó a fundar el monasterio benedictino de Bakonybél. Estaba precisamente emparentado con Esteban I, el primer rey de Hungría.

Al servicio del emperador contra los checos

Su destino pronto se volvió a unir de nuevo al de la corona checa. En 1040 deja el monaterio de Rinchnach, que había fundado, y se marcha al lado checo de la cordillera de Šumava, al pueblo de Dobrá Voda, cerca de la montaña de Březník. Kubín aventura las causas.

San Guntero de Dobrá Voda,  foto: Martina Schneibergová
“En los textos no se explica por qué dio este paso, pero se entiende si vemos el contexto histórico. Se trata justo del momento en el que el emperador alemán prepara una nueva campaña militar contra los checos, y Guntero se traslada no a un pueblo perdido, sino al paso fronterizo, a un importante camino que atravesaba las montañas y probablemente cerca de las fortificaciones fronterizas. Guntero tenía evidentemente que ayudar de alguna manera en la guerra”.

En agosto de ese año el emperador Enrique II llegó con sus tropas a la frontera checa, siendo derrotado por el príncipe checo Břetislav. Guntero recibió entonces una importante tarea: tenía que informar al ejército imperial que se encontraba en el norte, y que ya operaba en los Montes Metálicos. Había de transmitirles la orden del emperador de retirarse a Sajonia.

Aun así no puede decirse con contundencia que Guntero jugara un inequívoco papel de enemigo de los checos, tal como le atribuye la historiografía nacionalista checa, explica Kubín.

“Guntero en efecto transmitió la orden y negoció con el príncipe Břetislav la retirada pacífica de las tropas alemanas, con la condición de que podían quedarse el botín que habían conseguido. Actuó por tanto como diplomático y no como soldado. No tenemos noticia de que comandara a los soldados que se habían introducido por los bosques de Šumava. Tampoco tenemos noticia de que participara al año siguiente, cuando los alemanes volvieron y vencieron a los checos”.

Las fuentes históricas no mencionan qué hizo Guntero entonces. Según apunta Kubín, probablemente se retiraría a su ermita de Dobrá Voda. La siguiente noticia es del 9 de octubre de 1045, cuando los cronistas aseguran que murió y se marchó a Cristo, una formulación que viene a decir que murió como santo.

Alemán y checo de adopción

La piedra sepulcral de San Guntero,  foto: Martina Bílá
Teniendo en cuenta su currículum, resulta como mínimo curioso que los restos mortales de san Guntero acabaran en la basílica de santa Margarita, en el monasterio de Břevnov, situado en Praga, y no en su Baviera natal. La explicación es intrincada. En esas fechas dirigía el monasterio el abad Meginhart, que fue en su momento monje en Niederaltaich, donde pasó el noviciado Guntero, por lo que existía cierta conexión. Posiblemente se conocían en persona.

Por otro lado, Guntero murió como ermitaño y con la fama de santo. En aquella época era importante en cada abadía contar con algún santo como patrón, así que Meginhart reclamó el cuerpo, y este contribuyó a dar protección sagrada al monasterio y a elevar su prestigio.

Aunque la basílica de santa Margarita es ahora un templo barroco y de la iglesia original apenas queda ya nada, sí que se ha conservado la lápida de la tumba de san Guntero, que representa una imagen del santo, y que puede ser visitada. La lápida fue presuntamente construida con motivo de la petición de canonización del santo. Esta fue solicitada a Roma conjuntamente por el rey checo Otakar II y el posterior abad de Břevnov, Herman, aunque nunca llegó a tener éxito y el título de santo es por tradición católica y no por decisión papal.

Así pues, todo indica, que aunque en vida actuó al menos en una ocasión en contra de los reyes checos, ya posiblemente incluso antes de su muerte, fue venerado como santo checo. Posiblemente una percepción más acertada de Guntero sería la de una persona que sirvió de puente y de intermediario entre los intereses de Bohemia y los del Imperio Germánico, al que en aquella época los checos todavía no pertenecían.

De hombre a leyenda

Las leyendas que se le atribuyen lo relacionan además con el entorno checo. La más conocida es la retratada en el cuadro del pintor barroco Petr Brandl, y que fue reflejada por escrito en el infructuoso proceso de canonización. Así la describe Petr Kubín.

“Representa la extremaunción de san Guntero. Lo vemos yaciente, ante él se halla vestido con una túnica el obispo de Praga, Šebíř, que le entrega la hostia. La escena es contemplada por el príncipe checo Břetislav, y desde arriba ya llega la luz, porque es el momento inmediatamente anterior al pase de Guntero a la eternidad. Esta escena es clave para comprender por qué el alemán Guntero se convirtió en patrón checo”.

Guntero en la pintura de Petr Brandl
En los textos recogidos para la canonización en el siglo XIII se cuenta que Guntero se encontró un día con el príncipe Břetislav en los bosques de Šumava, mientras este perseguía un ciervo. El gobernante checo había llegado a Dobrá Voda y Guntero yacía en su ermita. Para sorpresa de Břestislav, Guntero lo reconoció. Le dijo que lo reconocía porque fue en su momento su padrino. Expresó también que el príncipe volviera al día siguiente, porque quería que estuviera presente durante su muerte, prosigue Kubín.

“Este cumplió su deseo, y vino en compañía del obispo, que dio una misa y le dio la extremaunción. Lo importante es que Guntero consigue de Břetislav varias promesas, entre ellas la más importante es que lo entierren en Břevnov y que la abadía lo cuide como es debido. Esto solo significa una cosa: el autor de la hagiografía era de aquí, y dice a sus contemporáneos que es necesario cuidar bien de Břevnov. Además, hay una conexión importante: con el hecho de que el príncipe es declarado ahijado de san Guntero se une a la dinastía de los Premyslitas con el santo”.

Otros milagros recogidos por las crónicas son más bien curiosidades, pero hablan de los valores de la época. Se dice que san Guntero fue invitado a un banquete por el rey, aunque no se menciona qué rey, y que este le ofreció que comiera pavo real, una exquisitez. Puesto que Guntero era un ascético ermitaño, se negó a probarlo, pero el rey insistió. Guntero, atrapado entre las reglas de la cortesía y sus valores, se puso a rezar y pidió ayuda a Dios. Al momento sucedió el milagro: el pavo volvió a la vida, se incorporó y se marchó volando de la mesa.

Otro milagro, que se asemeja más a una fábula, es sin duda posterior, y está relacionado con la tumba de san Guntero. En el monasterio de Břevnov había un apicultor que trabajaba para los monjes que les sisaba la miel. Un día el Diablo se le apareció y lo castigó por sus robos, atándolo a un palo durante tres días. San Guntero se apareció y liberó al apicultor, que conmovido de agradecimiento, prometió que nunca más volvería a robar.

Autores: Carlos Ferrer , Martina Bílá
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