Economía checoslovaca era manejada por intereses de la Unión Soviética

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Precisamente quince años y cinco meses después del inicio de la Revolución de Terciopelo, el pasado 17 de abril, el Banco Mundial incorporó en su sesión de primavera oficialmente a la República Checa al grupo de economías desarrolladas. En esta edición del espacio Del totalitarismo a la Democracia comentaremos la situación en la economía checoslovaca a finales del año 1989 con uno de los protagonistas populares de la Revolución de Terciopelo, el economista Valtr Komárek.

Valtr Komárek
En noviembre de 1989 la economía checoslovaca podía caracterizarse como una economía relativamente desarrollada, afirma el economista Valtr Komárek, agregando que Checoslovaquia era uno de los primeros países de Europa en cuanto a la producción industrial per cápita se refería. La industria del país, que contaba con una larga tradición, no ofrecía solamente clásicos productos socialistas, como el acero o el cemento. La cerveza checa ganó fama mundial.

"La gente tenía aquí un nivel de vida bastante bueno. En el mercado no había escasez, solamente faltaban productos de alta calidad de proveniencia de países occidentales, electrónica de Japón, etc. porque la política del Partido Comunista era abastecer a la población con todas las cosas necesarias, y abastecer bien, proporcionando incluso viviendas baratas, pero otras cosas se estimaban de lujo y no necesarias. La gente estaba descontenta con ello, lógicamente, porque leía revistas y había visto películas de Occidente, las mujeres querían tener una moda de alta calidad, los hombres, por su parte, anhelaban tener carros de la marca Mercedes, nuestro Skoda era muy modesto... El problema era que nuestra vida era muy uniforme y gris".

La producción en Checoslovaquia se enfrentaba a muchos problemas, a pesar de disponer de una fuerza de trabajo educada, apunta Valtr Komárek.

"Mucha gente tenía formación universitaria, teníamos colegios y liceos técnicos muy buenos. Nuestro egregado de una escuela técnica tenía más o menos los mismos conocimientos que un ingeniero promedio de EE. UU., porque el nivel de educación aquí era muy alto".

Sin embargo, la entonces economía checoslovaca era manejada por intereses de la Unión Soviética, que suministraba petróleo y gas, cabe decir que a precios bastante ventajosos. A cambio la URSS aprovechaba Checoslovaquia como su centro de maquinaria, de know-how, etc., señala Valtr Komárek.

"Producíamos grandes series para la URSS, digamos, de locomotoras eléctricas de primera calidad y camiones de diez toneladas tipo Tatra con motor refrigerado por el aire que trabajan magníficamente en las condiciones de los desiertos, o también en Siberia".

Los productos checoslovacos que satisfacían perfectamente las exigencias del mercado soviético no eran, no obstante, capaces de competir con mercados occidentales, debido al diseño y al carecer de componentes electrónicos o de mecánica fina, etc. "En comparación con los sistemas Westinghouse las locomotoras checoslovacas eran por sus dimensiones unos monstruos", indica a modo de ejemplo Valtr Komárek.

Con anterioridad a noviembre de 1989 las exportaciones checoslovacas a los mercados occidentales eran marginales, señala Valtr Komárek. Aproximadamente el 40 por ciento de las exportaciones se dirigía a la Unión Soviética. Un 80 por ciento de las exportaciones estaba destinado a los países del CAME, Consejo de Asistencia Mutua Económica, es decir, aparte de la URSS, a China, Vietnam, Rumania, Bulgaria, Polonia, Hungría, etc. En la Checoslovaquia comunista no existían empresas con participación de capital extranjero.

"Nuestra economía estaba muy centralizada, dirigida desde el centro. Nuestra cooperación con países y fábricas occidentales era mínima".

¿Qué ocurrió tras el 17 de noviembre de 89 al iniciarse los cambios democráticos en el país? ¿Se aprovechó suficientemente el potencial que poseía la Checoslovaquia socialista en la tranformación de la economía dirigida por el Estado en una economía de mercado?

"Eso era un problema. Nosotros teníamos dos conceptos de reformas. Un concepto lo preparamos en el Instituto de Pronósticos (de pronósticos sociales, no meteorológicos). En ese Instituto, que yo dirigía, trabajaban todas las personas que después pasaron a formar parte del gobierno".

Entre ellas, el actual presidente checo, Václav Klaus, el ex premier y ex presidente del Partido Socialdemócrata, Milos Zeman, o el actual vicepresidente del Partido Comunista y diputado europeo, Miloslav Ransdorf.

"Así que eran personas de diferentes ideas políticas, de diferente ideología, pero colaboramos muy bien y preparamos más bien un pronóstico que un plan a largo plazo de desarrollo óptimo de Checoslovaquia. Queríamos cambiar la estructura unilateral de la industria pesada con mucha extracción de carbón y mucha producción de acero, en una industria de mecánica de precisión, una industria más sofisticada, centrarnos en la industria química o en la construcción de fábricas complejas".

La idea era decentralizar la economía utilizando los mecanismos del mercado, privatizar paulatinamente la mayoría de las fábricas aprovechando la iniciativa privada y reunificar la economía checoslovaca con las economías occidentales porque, como subrayó Valtr Komárek, Checoslovaquia formó a lo largo de un millenario parte del espacio de Europa Occidental, con el que tenía más en común que con el estilo asiático o, digamos, bizantino del imperio soviético.


Hasta aquí los comentarios del economista y ex vicepresidente del primer Gobierno checoslovaco después de noviembre de 1989, Valtr Komárek. En la próxima edición del Totalitarismo a la Democracia el profesor Komárek precisará las dificultades de la transformación económica en la Checoslovaquia postcomunista.


Valtr Komárek pasó a ser en diciembre de 1989 primer vicepresidente del primer gobierno federal de la Checoslovaquia postcomunista. Komárek nació en 1930. Sus padres fueron deportados por los nazis a un campo de concentración. El mismo pasó la Segunda Guerra Mundial en un cobijo, que le ofreció una familia ajena de Moravia del Sur. Después de la Guerra Komárek estudió en la Unión Soviética, experiencia que le privó de todas las ilusiones acerca del socialismo real. En los años 60 se desempeñó como asesor económico de Che Guevara en Cuba. Como secretario general del Consejo Económico del gobierno se incorporó al movimiento reformista checoslovaco en la Primavera de Praga en 1968. Después de la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia se vio obligado a retirarse de la vida pública. En el año 1984 se convirtió en director del nuevamente constituido Instituto de Pronósticos de la Academia de Ciencias Checoslovaca. Valtr Komárek fue miembro del Partido Comunista Checoslovaco, que abandonó en 1990. Hace poco publicó la primera parte de su trilogía autobiográfica titulada "Crónica de la desesperación y esperanza".