“Es que si la comida no tiene chile no me sabe”

La comida picante es tradicional en los países que están cerca de los trópicos. Los habitantes de esos lugares están acostumbrados al sabor fuerte de un buen chile, pero en la República Checa, por una cuestión geográfica y cultural, los platos carecen de ese aderezo.

Lo primero que se pregunta un mexicano, un peruano, un colombiano o cualquier latinoamericano que llega a Praga, cuando va a comer a un restaurante, es ¿dónde está el picante?

Las comidas en la República Checa no tienen ese sabor fuerte, característico que les da el carismático chile, por eso los amantes del picante deben rebuscárselas para sobrevivir, según comenta el mexicano Omar Rojas, radicado en Praga desde hace cuatro años. Y tampoco es que se queje, entiende que los checos no comen chile por muchos factores.

“Es que no están acostumbrados. El clima tiene que ver, el sol tiene que ver, muchas cosas determinan que una persona pueda comer picante o no, aparte de que es cultural. En México, el picante, el chile existe desde los aztecas, aquí no existe esa cultura. Aquí yo preparo mis propias salsas y soy feliz. A veces le pongo un poco de tabasco y de todo, porque no me sabe si no tiene chile”, cree.

Puestos a hablar de chiles, Omar Rojas de inmediato comienza a recordar esas delicias culinarias mexicanas que acá es imposible hallar, y se le hace agua la boca.

“Me gustaría encontrar habaneros aquí, o chile de árbol, o chile pasilla, tenemos una gran diversidad de chiles en México. Aquí no, aquí sólo tienen el pimentón rojo o el verde, y son picosos, pero...”, agrega.

Por eso, la recomendación de Omar a cualquier compatriota o persona amante del picante que viaje a la República Checa: “Traigan muchos chiles en la maleta”.

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