Los minoristas checos favorecen las importaciones de alimentos baratos

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Los datos publicados por la Oficina Checa de Estadística indican que los distribuidores checos eligen los productos alimenticios importados dando preferencia al precio antes que a la calidad. De esta forma, aumentan las importaciones de productos alemanes, polacos y eslovacos mientras que los productos checos, al ser menos asequibles, permanecen en los estantes de las tiendas.

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De acuerdo con la Cámara de Alimentos Checa, la política de las cadenas minoristas favorece el bajo precio frente a la calidad, lo que perjudica enormemente a los productores alimentarios checos, cuyos productos poseen mayor calidad y precios más altos. A pesar de que muchos compradores apoyaron la campana Buy Czech, que establecía que los productos checos de alta calidad tienen que estar marcados con una etiqueta específica, la mayoría continúa economizando en la compra de alimentos.

De esta forma, los productos alimenticios exportados ocupan un importante lugar en el carro de la compra de los checos. En 2013, Alemania se posicionó como el mayor exportador de productos alimenticios a la República Checa, superando al histórico exportador polaco. Polonia redujo sus ventas de alimentos tras una serie de escándalos relacionados con el sector alimentario, aunque se sitúa como el segundo mayor exportador a la República Checa seguido de Eslovaquia.

Los mencionados escándalos polacos comenzaron en 2012, cuando se reveló que en ese país se estaba usando sal industrial en los productos cárnicos. Poco después, la Oficina de Inspección de Alimentos Checa también detectó productos pesqueros congelados caducados y más tarde, apareció carne de caballo sin etiqueta de origen polaco en el mercado checo.

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Por estas razones, la carne polaca fue la que más sufrió la caída de las exportaciones, que en 2013 se desaceleró en un 3,5%, frente al crecimiento de dos dígitos que tuvo lugar en años anteriores, cuando las importaciones de carne polaca se incrementaron en más de un 18% en 2012 después de un crecimiento récord del 29% en 2009.

A pesar de estos contratiempos, las importaciones de alimentos procedentes de Polonia fue de un 7,5% el año pasado, lo que equivale a una suma de 800 millones de euros, en comparación con el 8,4% de 2012. Aunque los consumidores checos rechazaron temporalmente la carne polaca, las importaciones de frutas y verduras de este país compensaron los datos negativos. Las importaciones checas de vegetales congelados polacos casi se triplicaron.

Por su parte, las importaciones alimentarias de Alemania pasaron de un 12% en 2012 a un 13,5% el año pasado, lo que se traduce en una adquisición de productos por valor de 1.3 billones de euros. Por otro lado, las exportaciones eslovacas cayeron un 11% en 2013.

Autor: Ana Abril
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