Cirilo y Metodio eran los fundadores espirituales del Estado checo

La figuras de los Santos Cirilo y Metodio se vinculan a los albores de la historia checa y a los principios del cristianismo en el siglo IX. En aquel entonces existía el principado de la Gran Moravia, un imperio que se extendía en los territorios de la actual República Checa, Eslovaquia, Hungría, además de Austria, Polonia, Alemania y Rumania.

Constantino  (Cirilo) y Metodio
El soberano de la Gran Moravia, Rostislav, pidió al emperador bizantino Miguel III., del actual Estambul, dos misionarios para propagar la fe cristiana. El monarca envió a la Gran Moravia a dos hermanos, Constantino, que fue el nombre original de Cirilo, y a Metodio, ambos religiosos oriundos de Saloniká, Grecia.

Ambos se prepararon para su misión traduciendo partes de la Biblia utilizados en las misas de la Iglesia oriental y varios libros litúrgicos con un tipo de lengua franca comprensible para todos los eslavos. En el año 863 los hermanos Constantino y Metodio llegaron a la Gran Moravia.

"Al llegar Constantino y Metodio a Moravia, la región no era ajena al cristianismo, ya que en el principado de la Gran Moravia se encontraban sacerdotes de Salzburgo, Austria, que fueron enviados por Carlo Magno y sus sucesores. Los eclesiásticos hablaban con la población morava en su lengua, sin embargo, la liturgía y el Evangelio eran pronunciados en latín. La llegada de ambos hermanos cambió esta realidad", explicó el asistente pastoral de Velehrad, Petr Hudec.

Fueron varias las razones de la llegada de Constantino y Metodio al principado de la Gran Moravia. Una de las más importantes fue la política. El príncipe Rostislav llamó a los dos hermanos con el fin de crear una organización religiosa autónoma.

El principado era subordinado al imperio franco y con la institución de obispalía y una organización eclesiástica independiente quería quitarselo de encima. Otras razones nos las explicó Petr Hudec, asistente pastoral de Velehrad.

"El príncipe Rostislav se también proponía establecer las leyes escritas en la lengua eslava. Y el último motivo fue la propia lengua, ya que el pedido del príncipe se dirigía a los que hablaban una lengua muy parecida a la de los eslavos de la Gran Moravia".

Gran Moravia
Constantino y Metodio llevaron a Moravia el Evangelio. Los habitantes vivían hasta su llegada con cierto miedo a las deidades de la naturaleza divinizando a la Luna y el Sol. El cristianismo y su doctrina representaba una especie de liberación y también el progreso que incorporó a la Gran Moravia entre los pueblos culturales de aquel entonces.

Ambos hermanos escogieron varios candidatos y los educaron para que la población de la Gran Moravia tuviera sus propios sacerdotes. Respecto a las ceremonias litúrgicas, Constantino y Metodio solicitaron algo inimaginable - cantar la misa a los creyentes en lengua nacional y no en latín.

"En Europa Occidental era una costumbre oficiar la misa en tres idiomas, es decir, latín, griego y hebreo, las mismas lenguas en las que habían sido escritas las inscripciones de la cruz de Cristo. La solicitud despertó alboroto y los dos hermanos no tardaron en ser llamados a Roma por el Papa para explicar sus propósitos", afirmó el asistente pastoral de Velehrad, Petr Hudec.

Velehrad  (Foto: autor)
No obstante, Constantino y Metodio lograron defender la liturgía eslava que fue confirmada por el Pontífice. Constantino creó para este fin la primera escritura y también la lengua, muy admirada por su perfección hasta por lingüistas contemporáneos.

Sin embargo, durante el viaje al Papa, Constantino se enfermó y se vio obligado a quedarse en Roma. Se clausuró y aceptó el nombre Cirilo como lo conocemos hasta el presente. Después de cuarenta días falleció y a la Gran Moravia volvió sólo Metodio.

Existe una leyenda pintoresca sobre un milagro relacionado con la muerte de Cirilo. Se dice que cuando Cirilo murió en Roma, Metodio deseaba llevar los restos mortales de su hermano a Moravia. El Papa, consciente de que en Roma falleció uno de los hombres más cultos de la Europa de entonces, apodado el Filósofo, prefirió sepultar a Cirilo en Roma.

Ante la negativa del Pontífice, Metodio recordó que había prometido a su madre que adondequiera que fuera, Cirilo iría con él. Por lo tanto, intentó llevar clandestinamente el cuerpo de su hermano fuera de Roma.

Cirilo y Metodio  (Foto: Petr Hudec)
No obstante, todavía cerca de Roma, las ruedas de la carroza se bloquearon y no se podía proseguir en el viaje. Metodio entonces preguntó a su hermano Cirilo si quería ir con él a la Gran Moravia o ser sepultado en Roma. Según la leyenda, el muerto levantó su mano derecha y apuntó hacia Roma, donde efectivamente fue sepultado después.

Su hermano Metodio regresó a la Gran Moravia como arzobispo de la arquidiócesis de Moravia y Panonia, creada por el Papa. No obstante tuvo que repetir su viaje a Roma para pedir la confirmación de la liturgía eslava por parte del nuevo Papa.

De regreso fue capturado por obispos y sacerdotes de Bavaria que lo aprisionaron por tres años, celosos en vista de sus esfuerzos perdidos por cristianizar el actual territorio de la República Checa antes de Cirilo y Metodio.

Metodio, logró regresar al fin a la Gran Moravia, sin embargo, sus relaciones con los soberanos y los habitantes carentes de los fundamentos de la ética no eran perfectas.

El príncipe Svatopluk
Fundamental era su conflicto con el príncipe Svatopluk, sucesor de Rostislav. Primero el príncipe y el apóstol se respetaron y la diligencia y fervor de Metodio logró más que nunca propagar la fé. Metodio también cristianizó al primer príncipe histórico checo Borivoj con su esposa Ludmila, abuela de San Venceslao. El principado checo en aquella época era vasallo de Svatopluk y de su imperio.

Pero, con el tiempo Metodio comenzó a reprochar al príncipe Svatopluk su floja moral. El soberano irritado mandó a la Gran Moravia sacerdotes de la actual Alemania. Con uno de ellos llamado Wiching, que fue su consejero, conspiraron contra Metodio y lo acusaron al Papa de no profesar la verdadera fe y de celebrar la liturgia en la antigua lengua eslava.

No obstante, el Pontífice aprobó una vez más la liturgía eslava bajo la condición, que la misa sería pronunciada primero en latín y luego en la lengua eslava. Metodio enfrentó también otros ataques de sus adversarios.

Antes de fallecer, terminó de traducir la Biblia y nombró su sucesor, al eslavo moravo Gorazd. No obstante, tras la muerte de Metodio en el año 885, sus discípulos fueron desterrados y al imperio de la Gran Moravia volvieron las misas cuya única lengua era el latín. Sin embargo, como explicó Petr Hudec, el legado de Cirilo y Metodio no cayó en desuso.

"Constantino llamado también Cirilo creó una bella lengua, denominada "glagolice", un tipo de lengua franca, común y comprensible para los hablantes de diversos dialectos. También creó el primer alfabeto, llamado "hlaholice". Cuando sus discípulos fueron desterrados de la Gran Moravia, buscaron refugio en otras regiones eslavas y para rendir homenaje a su maestro Cirilo, crearon otro alfabeto, basado en el primero, y le pusieron el nombre "cirilice". Este sirvió de base para todos los alfabetos no latinos de Europa".

El imperio de la Gran Moravia sucumbió a una invasión de las tribus magiares en 905, pero la lengua y el alfabeto sobrevivió su caida. La iniciativa de los dos hermanos echó cimientos del Estado checo. Sus ideas espirituales las adoptaron hasta los representantes checos de la Iglesia Husita y la renovada Iglesia Ortodoxa después de la Primera Guerra Mundial.

Y ahora, estimados oyentes, nos dirigimos al lugar donde el culto de Cirilo y Metodio es más venerado, en la ciudad de Velehrad, Moravia Central. Allí se encuentra un recinto arquitectónico presidido por la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora y los Santos Cirilo y Metodio.

"Hay que distinguir entre Velehrad como el lugar auténtico de los hechos de Cirilo y Metodio y Velehrad adonde llegaron los monjes cistercienses de Francia. El segundo sitio es el portador de la tradición de Cirilo y Metodio, pero el monasterio suele ser relacionado con la metrópoli del arzobispo Metodio tan sólo desde la Edad Media," advirtió Petr Hudec, asistente pastoral de Velehrad.

Metodio y Cirilo  (Foto: Petr Hudec)
El lugar adonde llegaron Constantino y Metodio es objeto de discrepancias entre los históricos que colocaban y colocan el centro del imperio de la Gran Moravia en la propia Moravia y hasta en Eslovaquia.

La verdad es que los cistercienses fundaron su monasterio en las proximidades de la aldea Veligrad, la actual ciudad de Staré Mesto, una de supuestas localidades del imperio de la Gran Moravia.

"Sin embargo, la historia de Velehrad comienza con la llegada de los doce monjes cistercienses franceses en noviembre de 1205. Bajo los auspicios de Vladislao Enrique, hermano del rey Premysl Otakar I, construyeron allí el primer monsterio cisterciense en Moravia", informó el asistente pastoral de Velehrad, Petr Hudec.

Los cistercienses llevaron a las tierras checas un nuevo estilo arquitectónico que se plasmó en el aspecto del monasterio y de la iglesia con ámbitos, construidos en el estilo románico con influencias góticas. Los monjes introducieron en la región también el cultivo de la vid. Alrededor del recinto religioso administraron sus plantaciones.

Otro desarrollo del complejo fue paralizado en 1421, cuando los husitas moravos arrasaron y pasaron por el fuego el monasterio. El resto del recinto se estuvo desmoronándose por 150 años.

El aspecto actual de los edificios religiosos de Velehrad se debe a la completa renovación del complejo que recayó en la época barroca. El motivo principal fue un incendio desvastador en 1681. A pesar de varios cambios radicales, la planta de la iglesia mantuvo su forma original.

Los arquitectos acortaron el frontispicio oeste por varios metros y elevaron el suelo de la iglesia al nivel del terreno. Para ello se vieron obligados a rellenar con escombros buena parte de la iglesia y el claustro original. Esas partes fueron luego también anegadas por agua. Debajo del suelo fueron cavadas las criptas para los cadáveres de los monjes cistercienses.

También la mayoría de la vistosa decoración interior de la iglesia es del estilo barroco, obra de artistas checos e italianos. La renovacion del recinto fue acabada acerca de la mitad del siglo XVIII. No obstante, los cistercienses no gozaron mucho tiempo del complejo renovado, ya que por decreto del emperador José II, el monasterio fue abolido en 1784.

"La historia moderna de Velehrad data del año 1863, el milenario de la llegada de Cirilo y Metodio a la Gran Moravia, era celebrado con una enorme romería que servía como una manifestación de la identidad nacional. Con el número creciente de peregrinos, hacía falta una administración espiritual permanente", comentó Petr Hudec, el asistente pastoral de Velehrad.

Velehrad
Ante la ausencia de los monjes cistercienses, el monasterio fue encomendado a finales del siglo XIX a los jesuitas. Entre ellos destaca la figura de Antonio Cirilo Stojan, que durante toda su vida intentó desarrollar la tradición de Cirilo y Metodio.

También deseaba el acercamiento de las Iglesias Occidental y Oriental y se empeñó por lo tanto en agrandar el significado de Velehrad, portador del culto cirilometodiano. Pocos años antes de su muerte fue nombrado arzobispo de Olomouc. Actualmente se tramita en el Vaticano la beatificación de Antonio Cirilo Stojan.

"La dedicación de los jesuitas en Velehrad fue interrumpida por la Segunda Guerra Mundial e imposibilitada tras el golpe de estado comunista. Un rayo de luz en los tristes años posbélicos fue el año 1985 cuando en Velehrad tuvo lugar una romería que se convirtió en la manifestación de la nación checa contra el comunismo y la gente hasta abucheó al ministro de Cultura de entonces", apuntó el asistente pastoral de Velehrad, Petr Hudec.

Con este motivo, el Papa regaló a Velehrad la "Rosa de oro" - una condecoración que antes fue otorgada solamente a dos o tres lugares de todo el mundo. Un año tras la Revolución de Terciopelo, en 1990, volvieron al recinto los jesuitas. En el mismo año Velehrad fue visitado por el papa Juan Pablo II. Su estancia recuerda hasta el presente una cruz gigante de hierro, erigida delante de la basílica.

Velehrad  (Foto: Petr Hudec)
El recinto arquitectónico de Velehrad tiene la forma de una herradura. El punto dominante, como ya mencionamos, es la basílica de la Asunción de Nuestra Señora y de los Santos Cirilo y Metodio. Es de tres naves y posee el título de "basílica minor" otorgado por el Papa en 1926.

Es la segunda iglesia más grande de toda la República Checa, atrás de la catedral de San Vito en Praga. Sus paredes exteriores dan testimonio sobre la mezcla de estilos arquitectónicos, grandes tramos inferiores y toda la parte trasera de la iglesia es románico-gótica.

El interior barroco de la basílica alberga muchas estatuas y cuadros relacionados con Cirilo y Metodio y también con la orden de los monjes cistercienses. Destacan sobre todo los bancos de coro, primorosamente tallados en madera. Por su valor artístico están inscritas en la lista de la UNESCO.

A la derecha del pórtico principal de la iglesia y delante de ella se hallan el monasterio, el liceo jesuita, la parroquia y los edificios administrativos. Para ver otro monumento que se remonta a los inicios de Velehrad, hay que bajar al sótano.

"Otro monumento de Velehrad es el lapidario con la colección de la original sillería y columnas románicas que da al espectador la idea sobre el monasterio original con su iglesia," dijo el asistente pastoral de Velehrad, Petr Hudec.

El lapidario de Velehrad
El lapidario se encuentra en el lugar del antiguo claustro románico con la entrada en la parte posterior de la basílica. Todos los elementos arquitectónicos hallados y conservados durante la renovación en el siglo XX, fueron tallados a mano por los monjes cistercienses por falta de maquinaria.

Además de los fragmentos de tallos y cabezas de columnas se encuentran allí las tapas de las tumbas decoradas con los escudos de los fallecidos. Se trata de los blasones más antiguos de Moravia. Desde el lapidario se puede entrar también en el laberinto de las criptas barrocas.

El último edificio en el recinto arquitectónico de Velehrad es la capilla "Cyrilka" o sea "capilla de Cirilo y Metodio", que también recuerda el culto de ambos hermanos. Data del siglo XIII y originalmente era la iglesia parroquial de Cena del Señor. Fue destinada antes a los peregrinos que llamaban a la puerta del monasterio.

Otro recuerdo de la época de Cirilo y Metodio lo encontramos a pocos kilómetros de Velehrad, en la aldea Modrá. Allí fueron hallados los restos de la primera iglesia de ladrillos de Moravia del siglo IX. También se encuentra allí un múseo arqueológico al aire libre realizado como un castro fortificado de los antiguos eslavos, con los edificios típicos de aquella época.

Cyrilka
Sin embargo, volvamos a Velehrad. Las celebraciones del culto de Cirilo y Metodio se centran sobre todo al 5 de julio, el aniversario de la llegada de ambos hermanos a la Gran Moravia en el año 863.

"El punto principal de la fiesta es la misa al aire libre, celebrada en el patio principal de recinto de Velehrad, frente a la basílica. Asisten a ésta todos los obispos de Bohemia y Moravia además de una multitud de creyentes", matizó Petr Hudec, asistente pastoral de Velehrad.

La fiesta se vincula también con trajes tradicionales folclóricos y con la decoración típica de la región de Slovácko, donde Velehrad está situado. En las vísperas de la misa se realiza también el concierto de los hombres de buena voluntad y en la basílica de Velehrad se organiza un programa espiritual.

El significado de Cirilo y Metodio, llamados también "apóstoles eslavos" sobrepasó el espacio de más de mil años. El papa Juan Pablo II proclamó a ambos hermanos junto con San Benedicto los patrones de Europa. La idea es que Cirilo y Metodio sean el pulmón de la Iglesia Oriental y San Benedicto sea el pulmón de la Iglesia Occidental y a través de esos pulmones respire la Iglesia unida.

Para el pueblo eslavo, incluido los checos y moravos, no representan sólo a dos hombres religiosos, sino también a los iniciadores de la literatura nacional y fundadores espirituales del Estado checo.

Autor: Jaroslav Smrz
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