La antigua tradición de la cría de peces en el Paraíso Checo

Foto: Dako99, CC BY-SA 3.0 Unported

La carpa, uno de los símbolos tradicionales de la Navidad en Chequia, forma parte de la cena de la Nochebuena de las familias checas desde hace siglos. El Museo del Paraíso Checo, situado en Turnov, acoge actualmente la exposición 'Carpa, Lucio, Siluro' ('Kapr, Štika, Sumec'), dedicada a la cría de pescado en el territorio checo desde la Prehistoria hasta nuestros tiempos. La muestra explora asimismo la historia de la pesca furtiva en los parajes de Bohemia y los castigos que se imponían por este delito. En este programa especial emitido con motivo de la Navidad les invitaremos a recorrer la historia de la piscicultura checa.

Carpa checa,  foto: Dako99,  CC BY-SA 3.0 Unported
Se cree que la mayoría de las carpas llegan a las mesas navideñas checas de los estanques de Bohemia del Sur, no obstante, la zona del Paraíso Checo (Český ráj) también desempeña un papel importante en la cría de peces. Además, los comienzos de la piscicultura en el noroeste de Bohemia se remontan a tiempos más lejanos, según indicó para Radio Praga el historiador del Museo del Paraíso Checo, Jiří Sajbt.

“Bohemia del Sur fue poblada más tarde que la región del Paraíso Checo. Estamos seguros de que aquí existen estanques de mediados del siglo XIV”.

La piscicultura comenzó a desarrollarse en el territorio checo con la llegada de las órdenes monásticas.

A partir del siglo X, la fe cristiana se extendía por las tierras checas cada vez más, y con el número de creyentes aumentaba igualmente el consumo de pescado, según explica Jiří Sajbt.

Štika,  foto: Luc Viatour,  Wikimedia Commons,  Licence CC 3.0
“Los monjes de las órdenes monásticas cuentan con muchos más días cuaresmales durante el año litúrgico que otras personas, por lo cual el pescado formaba una importante parte de sus menús. Muchos monjes llegaron aquí de partes más desarrolladas de Europa, y trajeron sus conocimientos sobre la piscicultura”.

En aquel entonces, los estanques solían ser propiedad de autoridades como la Iglesia, el monarca o la aristocracia, que hacían con ellas a menudo el agosto.

“El que quería ganar algo de dinero, fundaba estanques. Su presencia ascendía los señoríos a un nivel más alto. Aparte de la cría de pescado, eran de gran utilidad para molineros y herreros. Dado que fundar un estanque era logísticamente muy difícil y necesitaba un alto grado de organización, se encargaba de ello el Estado. En las Tierras Checas empezaron a fundarse a partir del siglo X, después de que se consolidara el Estado bajo el firme gobierno de los Premislitas”.

“La forma de pesca furtiva no ha cambiado, pero sí la actitud de los pescadores”

Los pescadores furtivos llevan representado una piedra en el zapato de los propietarios de estanques desde el nacimiento de la piscicultura.

Vladimíra Jakouběová,  foto: Jiří Sýkora,  Radiodifusión Checa
Una parte de la exposición 'Carpa, Lucio, Siluro' explora también la historia de este tipo de delincuencia en el territorio checo.

Mientras que en la Prehistoria se utilizaba para la pesca flechas, dardos o jabalinas, en la Edad Media ya se empleaban redes tiradas por un barco, sacaderas y cañas, es decir, aparejos que apenas han cambiado hasta la actualidad.

En aquel entonces eran a menudo utilizados también los llamados “vězence”, unas trampas en forma de cilindro, hechas con varitas de sauce o de redes de pesca entrelazadas, que impedían la fuga del pez. Hoy día, su uso está prohibido. Mientras que la forma de pesca casi no ha cambiado desde la Edad Media, no se puede decir lo mismo del comportamiento de los pescadores furtivos, según indica la directora del Museo del Paraíso Checo, Vladimíra Jakouběová.

“En aquella época la gente cometía la pesca furtiva solamente para sus necesidades personales, ya que carecían de comida. Hoy día, los pescadores furtivos pescan unas cantidades masivas de peces y, además lo realizan de una forma dañina, no solamente respecto a los peces, sino que pueden perjudicar también los diques o estanques enteros. Si sacan los peces desconsideradamente, luego resulta complicado renovar la cría.”

Horca, ejecución o amputación por la pesca furtiva En la Edad Media, los pescadores furtivos corrían el riesgo de sufrir castigos mucho más duros en comparación con la actualidad, según explica Jiří Sajbt.

Foto: Archivo FishEcU
“La pesca furtiva siempre ha sido considerada un robo, y a ello correspondían también los castigos. En la Edad Media, los ladrones solían ser ahorcados en el primer árbol después del juicio. Más tarde solían ser ejecutados. Sin embargo, cuanto más estanques había, más se robaba, lo que llevó a la imposición de unos castigos cada vez más duros. A veces, los ladrones eran condenados a la muerte en la hoguera, un castigo más bien vinculado con la herejía. También se les solía quitar la piel en vivo, y se practicaban otras penas brutales”.

Con el paso de tiempo, los castigos se fueron volviendo más moderados. Amputación de la mano, el dedo, la oreja o la nariz eran las penas más empleadas y más tarde ya se redujeron a una paliza con un palo. A partir del siglo XVII se empleó un sistema de multas y donaciones obligatorias a la Iglesia.

Salmón y cangrejos: comida para pobres

Salmón,  foto: archivo de Radio Praga
En el siglo XVI, el número de estanques se fue incrementando con alta velocidad. Sin embargo, las crónicas registran numerosas quejas de gente que denunciaba el alto precio de las carpas, el pescado más consumido en aquel entonces, considerándolo injusto respecto al elevado número de los estanques.

La gran demanda por parte del pueblo permitió simplemente a sus propietarios mantener los precios por las nubes.

Aparte de la carpa, en las mesas de los habitantes del Paraíso Checo aparecía frecuentemente también el salmón.

Mientras que hoy día, cenar este pescado no es para todos los bolsillos, desde la Edad Media hasta la Edad Moderna fue paradójicamente un plato de pobres, apunta Sajbt.

Foto: D. Makavičius / public domain
“Por esta zona pasaban cientos de miles de salmones, eran unos peces muy extendidos antes de que se empezaran obstruir los ríos para crear estanques y pantanos. Entonces cualquiera podía permitirse su consumo. El pescado más consumido era el lucio, al menos respecto a la cantidad de recetas que se han conservado. No es muy exigente para el desove y solamente con un año de edad puede llegar a medir hasta 45 centímetros, por lo cual alimenta a toda la familia”.

Las familias pobres se solían chupar los dedos también con los cangrejos, considerados en la actualidad en Chequia como una delicia lujosa. En aquel entonces se ocupaban de su captura sobre todo los niños.

La carpa es un alimento milenario en el territorio checo. Formaba parte del menú de los celtas, que se asentaron en el corazón de Europa aproximadamente a partir del siglo IV a. C.

El Museo del Paraíso Checo retrata estos tiempos remotos de forma realista, mostrando la preparación de este pescado según una antigua receta celta. Vladimír Horák compartió con Radio Praga detalles sobre su elaboración.

Castillo de Kost,  foto: Jarda Trávníček
“En la Prehistoria, la gente solía espetar la carpa con un palo y asarla en la hoguera. Al pescado se le añade solamente un poco de sal y en unos 45 minutos ya está listo para consumir. Los celtas tenían incluso una parrilla móvil. En nuestro museo tenemos una copia fiel de este invento, hecha exactamente de acuerdo con los hallazgos arqueológicos”.

Las zonas más prolíferas respecto a la piscicultura del Paraíso Checo se hallaban en cercanías de los castillos de Kost y Hrubá Skála, que contaban con numerosos valles con arroyos, fáciles de obstruir.

Las ciudades, que no contaban con facilidades para la fundación de estanques, solían disponer al menos de los llamados haštýře, unas despensas de madera cuya tarea era conservar el pescado fresco, explica Sajbt.

Castillo de  Hrubá Skála,  foto: archivo de Radio Praga
“El pescado de estas despensas estaba destinado sobre todo al consumo de los burgueses. Los haštýře eran propiedad de las ciudades, que utilizaban habitualmente las ganancias de su venta para reparar las murallas y asuntos parecidos”.

Los haštýře no servían exclusivamente para conservar el pescado, sino también para otros alimentos. Se utilizaban igualmente como despensas de agua potable y tanques para extinguir incendios.

El motivo del pez protagonizaba a menudo también la decoración en artefactos como jarrones o vasos.

El objeto más antiguo encontrado en la zona del Paraíso Checo tiene más de 6.000 años de antigüedad. Se trata de un recipiente pulido, encontrado en una cueva situada cerca del municipio de Malá Skála, Bohemia del Norte.

La exposición 'Carpa, Lucio, Siluro' del Museo del Paraíso Checo, en Turnov, se prolongará hasta el 1 de febrero de 2016.