La muerte de San Venceslao, el asesinato más sonado de la historia checa

San Venceslao, foto: Archivo  del Instituto Checo de Monumentos

Este miércoles es el día de San Venceslao (Svatý Václav), antiguo príncipe de lo que hoy en día son Bohemia y Moravia y uno de los santos patronos de la nación checa. A lo largo del programa les comentaremos la situación política de las Tierras Checas durante el siglo X, que llevaron a su asesinato de manos de su hermano Boleslao. Terminaremos además con una de las leyendas que se cuentan sobre su cuerpo asesinado.

San Venceslao,  foto: Archivo del Instituto Checo de Monumentos
En los albores del Estado Checo, en el siglo X, tuvo lugar un sonado crimen: el príncipe Venceslao fue asesinado por su hermano Boleslao. El asesinato, cometido el 28 de septiembre del año 935 es el homicidio más conocido de la historia nacional. Aunque el fratricidio fue comparado por los cronistas con el asesinato de Abel por Caín, en este caso, más que por envidia o motivos personales, el asesinato vino provocado por razones políticas.

Por ello, en primer lugar, es necesario remontarse a aquella época y entender el contexto social e histórico en el que vivían los dos hermanos.

La dinastía de los Premislitas

San Venceslao era nieto del príncipe Bořivoj, de la estirpe de los Premislitas, quien se convirtió en la segunda mitad del siglo X en la máxima autoridad en la parte central de Bohemia.

Levý Hradec,  foto: Ondřej Kořínek,  CC BY-SA 3.0
Bořivoj trasladó su sede de Levý Hradec, en el curso inferior del Moldava, a un lugar fortificado que se alzaba sobre Praga. La ciudad se convirtió de esta manera, bajo su gobierno, en el centro del naciente Estado Checo.

El hijo de Bořivoj, Vratislao I, se casó con la princesa Drahomíra, procedente de un principado eslavo situado al noroeste de Bohemia. La consolidación del poder de los Premislitas en el centro de Bohemia queda evidenciada por el hecho de que, muerto el príncipe Vratislao, Drahomíra pudo ejercer la regencia durante la minoría de edad de sus hijos, Venceslao y Boleslao.

Entretanto, empezó a gestarse un drama familiar con fuertes repercusiones políticas: Drahomíra disputaba con su suegra, la princesa Ludmila, la influencia sobre el adolescente príncipe Venceslao.

El conflicto tuvo un desenlace fatal: el 15 de septiembre del año 921 Drahomíra envió a la sede de Ludmila, en la fortaleza de Tetín, a dos vikingos Varegos, Tunna y Gommon, para que estrangularan a su suegra.

Santa Ludmila  (a la izquierda),  foto: Barbora Kmentová
La princesa Santa Ludmila fue la primera mártir de la casa de los Premislitas. Su santidad, juntamente con la de su nieto, San Venceslao, legitimaría más tarde ante la Europa cristiana la posición de los Premislitas como la casa reinante de Bohemia.

Someterse o no al Pajarero

Poco tiempo después del asesinato de Santa Ludmila, tomó el poder el príncipe Venceslao, un soberano muy culto para su época. Venceslao derrotó y subyugó al príncipe Radslav, de la región de Kouřim, al este de Praga, pero enseguida tuvo que hacer frente al ataque de las huestes del soberano sajón, Enrique el Pajarero.

El príncipe Venceslao resultó derrotado y tuvo que rendir al rey Enrique la habitual promesa de lealtad. Asumió, además, el compromiso de pagar al monarca sajón un tributo, pero conservó la soberanía.

Enrique el Pajarero
El príncipe checo empezó a desarrollar con tenacidad una política encaminada a que Bohemia alcanzara una posición más fuerte y más respetada en el concierto de las naciones de Europa Central, utilizando la Iglesia para elevar el prestigio internacional de su tierra. Enrique el Pajarero, que gobernaba sobre Sajonia y lo que entonces se llamaba Francia Oriental, estaba uniendo bajo un solo rey a los territorios alemanes, formando lo que más tarde sería el Imperio Romano-Germánico.

Venceslao, subordinado al rey Enrique, optó colaborar y mejorar la posición de sus territorios en esta nueva formación política que estaba naciendo.

Un ejemplo fue el hombro de San Vito. Poseer la reliquia de un santo aumentaba en la Edad Media el prestigio de un soberano. El príncipe Venceslao solicitó entonces al rey sajón, Enrique el Pajarero, que le cediera el hombro de San Vito, cuyas reliquias habían sido trasladadas con anterioridad a Sajonia procedentes de la abadía de Saint-Denis, cerca de París, para fortalecer el proceso de cristianización. Una vez obtenida la reliquia, el príncipe Venceslao fundó en el Castillo de Praga una iglesia consagrada a este santo.

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Josef Žemlička,  foto: Adriana Krobová,  Archivo de ČRo
a política prosajona desarrollada por el príncipe Venceslao no era bien vista por los linajes más poderosos de Bohemia. Las relaciones más estrechas con Sajonia conllevaban una cristianización más profunda, que afectaba a las viejas costumbres tribales y paganas, incrementando el poder del soberano como representante de Cristo en la Tierra, en detrimento de los caudillos locales.

Algunos historiadores, como Josef Žemlička hablan también de diferencias en cuanto a la administración del reino.

“Los historiadores discuten hasta nuestros días sobre los verdaderos motivos del asesinato. Algunos creen que eran religiosos, otros, políticos, y hay quienes opinan que eran de carácter puramente personal. Según mi opinión, el principal punto de discordia entre los dos hermanos fue la visión de cada uno de ellos de la forma de administración estatal. Mientras que Venceslao respetaba la división del territorio checo en diferentes principados, Boleslao quería concentrar el poder en manos de una sola persona, el soberano”, afirmó Žemlička.

El príncipe Boleslao
Cuando el príncipe Venceslao estaba apenas al principio de su obra, enfrentándose al rechazo de su política, fue asesinado por los guerreros de su hermano menor, Boleslao, en el lugar fortificado de Stará Boleslav, el 28 de septiembre del año 935.

La conjura de Boleslao y de una parte de los caudillos regionales contra el príncipe Venceslao solía explicarse a veces, ya en la edad moderna, por los motivos supuestamente patrióticos que los habían impulsado. Como si Venceslao representase una política progermana y Boleslao una política proeslava, de independencia nacional.

Se trata de una interpretación fruto de la mentalidad actual, con una visión nacionalista de la política. La verdad es que en la Edad Media jamás se registró tal enfoque del asesinato del príncipe Venceslao.

Boleslao asesinó a su hermano
Además, cabe tener presente que, a pesar de la derrota del príncipe Venceslao por las tropas del rey sajón Enrique el Pajarero en el año 929, Bohemia conservó su estatuto independiente. No se transformó en una marca germana. El sangriento golpe en Bohemia, que encumbró al poder a Boleslao, tampoco provocó una intervención del Imperio germano.

Las numerosas leyendas sobre la muerte de San Venceslao revelan que Boleslao asesinó a su hermano impulsado por la sed de poder. Por aquella época, todos los hijos de un soberano tenían pretensiones de gobernar.

Cada uno de ellos podía reunir a caudillos locales, edificar castillos y formar su imperio. Los Estados de la Baja Edad Media estaban siempre al borde de la desintegración. Las sangrientas pugnas entre los miembros de las dinastías reinantes estaban a la orden del día.

El príncipe Venceslao era un soberano excepcional, pero también su hermano menor Boleslao era un hombre muy capaz. Obviamente, Boleslao soportaba con desgana la subordinación a su hermano.

De rey a mártir

Jaroslava Nováková,  foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
Muerto, sin embargo, Venceslao acabó triunfando. Fue rápidamente canonizado y su reinado acabó siendo visto de forma positiva por sus sucesores, explica la historiadora Jaroslava Nováková.

“La veneración de Venceslao se debe en primer lugar a que fue el primer descendiente de la dinastía de los Premislitas, que impulsó la cristianización de los habitantes de las Tierras Checas. Además, su gobernación comenzó alrededor del año 925 y duró 10 años, o sea que Venceslao encabezó el país en una época bastante complicada, cuando se estaba formando el imperio romano-germánico, del que el Estado Premislita quería formar parte. Para ello fue necesario mantener la paz con Baviera y Sajonia y la diplomacia de Venceslao dio muy buenos resultados”.

El proceso de la canonización de San Venceslao fue concluido a finales del siglo X por el segundo obispo praguense, San Adalberto.

San Venceslao,  foto: Archivo de ČRo - Radio Praga
San Venceslao de la casa de los Premislitas y su abuela, Santa Ludmila, fueron los primeros santos checos. Su martirió legitimó tanto a la autoridad carismática de los Premislitas como la destacada posición de Bohemia en la Europa cristiana.

El historiador Jožef Žemlička explica los motivos por los que este santo siempre ha gozado de tanta popularidad en las Tierras Checas.

“San Venceslao jugó un importante papel en la formación de la nación checa en el medioevo. Además, siempre ha sido considerado como protector y patrono de los checos. Sabemos por las crónicas que los soldados checos del siglo XII y XIII luchaban bajo el estandarte de San Venceslao porque creían que les iba a asegurar la victoria. Y esta tradición pasó a los siglos posteriores”

Olor a lirios y heridas siempre frescas

El fratricidio que tuvo lugar en Stará Boleslav dio origen a numerosas leyendas. He aquí una de ellas.

Desde que asesinara al príncipe Venceslao, su hermano menor Boleslao vivió días muy penosos. No encontrando sosiego en ninguna parte, Boleslao no lograba conciliar el sueño, ya que la conciencia no le daba tregua, recordándole: "¡Has derramado la sangre de un justo, que clama por la venganza de los cielos!"

Foto: Anton Fedorenko,  CC BY 3.0
Y, de verdad, todo indicaba que era así. La sangre que brotó de las heridas del mártir San Venceslao, resistía a todas las tentativas de limpiarla. Los asesinos de San Venceslao mandaron lavar varias veces la puerta y los muros de la iglesia de Stará Boleslav, ante cuya puerta el príncipe había sido asesinado. Sin embargo, las gotas rojas de la sangre del mártir, parecidas a los más bellos rubíes, permanecían frescas como si estuvieran recién derramadas.

Boleslao ordenó reiteradamente a los siervos: "¡Laven la sangre!" Pero siempre escuchó la misma respuesta: "¡Vano resulta todo nuestro esfuerzo! Cuánto más intentamos lavarla, más reluce, pareciendo una piedra preciosa!"

La sepultura de San Venceslao en la iglesia de San Vito,  foto: Antonín Podlaha,  Public Domain
Mientras tanto, asombrosos milagros tenían lugar en torno a la sepultura de San Venceslao en Stará Boleslav. Los enfermos que se acercaban a la tumba salían curados y por la noche descendían del cielo coros de ángeles. Su canto se escuchaba a millas de distancia y sobre la sepultura de San Venceslao se veía un resplandor celestial.

La leyenda narra que los maravillosos sucesos en torno a la sepultura del asesinado príncipe hicieron que Boleslao se arrepintiera de su horroroso acto. Muy a menudo iba de su sede principesca en Praga a la sepultura de su hermano en Stará Boleslav, arrodillándose al pie de ella y rogando perdón a Dios por el sangriento crimen.

Deseando disminuir un poco su culpa, Boleslao tomó la decisión de trasladar los restos de su hermano al Castillo de Praga donde, en la iglesia de San Vito, había preparado una sepultura.

Iglesia de San Venceslao en Stará Boleslav,  foto: Hana Němečková,  CC BY-SA 4.0
El príncipe Boleslao decidió llevar a cabo su plan en una noche particularmente oscura, cuando una niebla envolvía toda la comarca de Stará Boleslav. Un templado viento traía una lluvia que derretía la nieve, engrosando los caudales de los ríos.

Boleslao, tras esperar que pasara la medianoche, mandó preparar un carro, ordenando que cubrieran sus ruedas de paja para evitar que se escuchara su rodar.

Se abrió la sepultura del santo en el lugar fortificado de Stará Boleslav, el féretro con sus despojos fue colocado en otro más grande, confeccionado de roble, y Boleslao dio la orden de partir.

En ese momento, las nubes se disiparon, en el cielo resplandecieron las estrellas y la más luminosa de todas seguía el camino del carro con el cuerpo de San Venceslao, haciéndolo a muy poca altura, como si quisiera descender a la tierra, narra la leyenda.

El riachuelo Rokytka en Praga-Libeň,  foto: Dezidor,  CC BY 3.0
Los siervos que trasladaban a Praga los despojos del príncipe Venceslao consideraron como una señal de Dios que la brillante estrella les iluminase el camino. Les preocupaba, sin embargo, cómo cruzarían el riachuelo Rokytka, en el pueblo de Libeň, cuyas desbordadas aguas habían derribado el puente.

En el momento de la máxima aflicción los siervos de Boleslao imploraron a San Venceslao, diciendo: "Tú, santo príncipe Venceslao, a quien tanto amamos, si estás de verdad en el cielo, como creemos, ayúdanos! El pueblo desea tener en la sede del príncipe en Praga tus reliquias, y nosotros no sabemos cómo transportarlas hasta allá."

Apenas hubieron dicho la última palabra, sobre el río se tendió un puente de plata, y los caballos, sin haber recibido orden alguna, lo cruzaron al trote. En ese instante bajó del cielo una nube y los envolvió a todos. Después de que se disipara, los siervos vieron que estaban al pie del Castillo de Praga.

El cráneo de San Venceslao,  foto: ČT24
Y cuando abrieron el féretro, pudieron constatar que el cuerpo intacto de San Venceslao exhalaba una fragancia paradisiaca de lirios. Sólo de una herida, la que le había causado su hermano Boleslao, manaba sangre, narra la leyenda.

El traslado del cuerpo de San Venceslao fue el principio de su culto. Después de su muerte, el santo se convertiría en el patrono de la tierra checa, en el gobernante celestial y protector de todos los checos.