Las tradiciones populares y cristianas cobran vida en Navidad

En este programa especial de Radio Praga, con motivo de las Fiestas de la Navidad, les hablaremos de las costumbres populares y religiosas que preceden y acompañan la Navidad en la República Checa. Esperamos contribuir con este programa al ambiente festivo que este día reina seguramente en sus hogares.

Jesús de Nazaret como Helios  (siglo III)
En la República Checa, al igual que en otros países, las Fiestas de la Navidad son las más populares del año. Son concebidas como celebraciones familiares y en la mayoría de los hogares checos suelen estar acompañadas de un sinnúmero de tradiciones que se han conservado a través de siglos.

Según fuentes literarias, la Navidad comenzó a festejarse en este país, al igual que en otros estados europeos, en el siglo IV.

Las fiestas cristianas de la Navidad que evocan el nacimiento del niño Jesús, fueron reemplazando paulatinamente las festividades y rituales paganos mucho más antiguos. Éstos estaban relacionados con el solsticio de invierno, la expulsión de las fuerzas de la oscuridad y la reaparición de nueva vida en la naturaleza.

Aunque muchas de las tradiciones paganas y religiosas se han entrelazado con el paso del tiempo y se han conservado a lo largo de siglos hasta la actualidad. Tal es por ejemplo la tradición del ayuno el día de la Nochebuena, la de hacer regalos a los seres queridos, de instalar pesebres en las iglesias y en los hogares, de preparar pequeñas galletas de Navidad, de adornar el árbol de navidad y de cantar villancicos durante estas fiestas.

Las festividades navideñas empiezan en la República Checa con la llegada del adviento que marca el inicio del año litúrgico en casi todas las confesiones cristianas. O sea, comienza con las vísperas del domingo más cercano al 30 de noviembre.

Valburga Vavřinová
En los tiempos antiguos era un período de calma después de las fiestas del fin de la cosecha y de la vendimia. Durante el adviento las personas se rodeaban de tranquilidad y se preparaban para festejar el nacimiento del niño Jesús, según sostiene Valburga Vavřinová, escritora, coleccionista y propagadora de las costumbres tradicionales de Chequia.

”La palabra adviento proviene del adventus en latín que significa llegada o acercamiento. Durante ese período se calmaba el ambiente en la sociedad, la gente se dedicaba a la meditación y la autorreflexión a fin de prepararse para el inicio de la fiesta de nacimiento del niño Jesús, en Navidad. Las familias estaban más unidas y se mantenía el ayuno. En algunas fechas concretas como los días del onomástico de Santa Catalina, Santa Bárbara y Santa Lucía, las mujeres tenían prohibido realizar trabajos de limpieza en el hogar, así como cocinar, hilar y otras labores”.

En el campo checo existía la costumbre de conmemorar especialmente el onomástico de Santa Bárbara que se cumple el 4 de diciembre, afirma Valburga Vavřinová.

”Con el onomástico de Santa Bárbara comenzaban los preparativos de las decoraciones para la Navidad. Ese día también las niñas llamadas Bárbara repartían corazones de pan de especias y frutas secas entre los niños que se han portado bien durante todo el año. En algunas regiones del país, además de unos canastos con dulces, las Bárbaras llevaban una escoba, con la que podían castigar a los niños que se habían portado mal o que no respetaban las tradiciones del adviento”.

En algunas regiones de la República Checa esta tradición se conserva hasta la actualidad. Además, el día del onomástico de Santa Bárbara, las muchachas checas suelen cortar unos ramilletes de cerezo y ponerlos en un florero.

A la niña a la que esos ramilletes llegan a florecerle antes del día de la Nochebuena, le espera mucha suerte y antes de transcurrir un año contraerá matrimonio, según afirman los conocedores de las tradiciones populares.

Pero más que Santa Bárbara es Santa Lucía quien vela por el respeto de las tradiciones y costumbres del adviento en Chequia. Su onomástico es el 13 de diciembre, recuerda Vavřinová.

La fiesta de Santa Lucía
”Cuando hablamos de Lucía recordamos a la mártir cristiana Santa Lucía, de la que se sabe incluso donde fue sepultada. Desde los inicios del cristianismo Lucía fue muy apreciada y en la Edad Media su popularidad se extendió por toda Europa. El día del onomástico de esa santa, en el campo checo las muchachas se disfrazaban de blanco, se cubrían el rostro de harina blanca y visitaban los hogares para controlar si eran respetadas las costumbres del adviento. En algunas regiones del país, al igual que en Alemania, en vez de Lucía visitaba los hogares Perchta, un fantasma de origen aristocrático, o una bruja que daba miedo y controlaba si eran respetadas las restricciones laborales y el ayuno”.

A su vez, en la víspera del onomástico de San Nicolás, en las calles de las ciudades y pueblos checos se puede ver un sinnúmero de figuras disfrazadas de San Nicolás, y que están acompañadas de un ángel y un diablo.

Hasta el presente también estos personajes visitan los hogares checos y les dan golosinas a los niños que se portaron bien durante todo el año, mientras que a los niños traviesos el diablo les da papas crudas y pedazos de carbón para castigarlos un poco.

Después de que los niños prometen a San Nicolás que se portarán bien en el futuro, éste también les regala golosinas.

Durante el adviento se confeccionaban igualmente las coronas de adviento con cuatro velas, tradición que se conserva hasta el presente. La gente suele decorar la corona con cáscaras secas de naranja, frutas secas, canela, así como con cintas rojas y doradas.

Foto: Archivo de ČRo 7 - Radio Praga
La fantasía en esta labor no tiene límites. Y cada domingo previo al día de Nochebuena las personas van encendiendo una vela en la corona.

Con el inicio de diciembre las amas de casa checas comenzaban a preparar asimismo unas galletas navideñas, típicas de este país. También esta costumbre sigue viva hasta hoy.

En algunos hogares se suelen preparar más de veinte variedades de estas galletas. Algunas están cubiertas de azúcar, otras rellenas de crema y cubiertas de chocolate y otras más tienen mermelada por dentro.

La mayoría de las mujeres checas se sentirían avergonzadas si no prepararan al menos seis tipos de estos dulces. Resulta que los checos tenemos un gran aprecio por las tradiciones navideñas y desde la infancia las guardamos muy dentro de nosotros, afirma Valburga Vavřinová.

”En este aspecto es muy importante que las tradiciones y los rituales no constituyan meras frases sin contenido alguno. Si quiero respetar algunas costumbres debo saber por qué lo hago. Uno puede ser cristiano o budista y puede respetar las tradiciones de su religión, pero también hay gente sin credo y, en su caso estas costumbres le pueden ayudar a hallar sus raíces, quiénes han sido sus antepasados, etc. Creo que los checos concebimos las tradiciones de las dos formas. Y cuando uno aprende a apreciar tanto a los demás como a sí mismo y encuentra el lugar que le corresponde en este mundo, puede ser más firme y resistente por dentro, así como más satisfecho y feliz”.

Finalmente llega el día de Nochebuena. El 24 de diciembre es también el onomástico de Adán y Eva que fueron la primera pareja en la historia y se convirtieron en patronos de los novios. Entre los creyentes checos, ese día los esposos y los novios se regalan manzanas y panes de especias en forma de un árbol del paraíso o de la serpiente en el paraíso.

Ese mismo día suele respetarse en la República Checa la tradición del ayuno, por lo que al almuerzo se sirven lentejas, acompañadas de huevo frito. Y cuando aparece la primera estrella en el cielo, las familias checas se sientan a la mesa para compartir todos juntos la tradicional cena de Nochebuena.

Debajo del mantel no hay que olvidar colocar monedas o escamas de pescado, para que no falte dinero en el hogar el próximo año.

Carpa frita
El típico menú de la cena de Nochebuena es una sopa de pescado y de segundo plato una carpa frita, acompañada de ensaladilla rusa. En algunas regiones la carpa se prepara acompañada de una salsa especial con condimentos que le dan un color azul y ese plato se denomina ‘carpa a la azul’.

Al terminar la cena se sirven las galletas de Navidad, de las que hemos hablado con anterioridad y frutas, tanto frescas como secas. Al acabar de comer, todos deben levantarse de una sola vez y cogidos de los brazos, para que la suerte no abandone el hogar y todos los presentes se junten nuevamente el próximo año en Navidad.

En el pasado la cena de Nochebuena era más modesta, aunque la puerta a los hogares estaba abierta ese día a todos los allegados y podían entrar también los animales domésticos. Actualmente la comida en Nochebuena suele ser muy abundante, hasta exagerada podríamos decir pero, según afirma Valburga Vavřinová, eso tiene su justificación.

”Creo que este fenómeno se debe en gran medida a las dos guerras mundiales, cuando escaseaban alimentos, así como otras cosas. La gente estaba obligada a sobrevivir con lo que tenía y tampoco en Navidad podía permitirse lujo alguno. En base a esa experiencia, las personas como si se convencieran a sí mismas de que hay que vivir de lleno y aprovechar todo mientras sea posible. Y así es en la actualidad, incluso en el caso de las generaciones que no vivieron las guerras. O sea que durante las Fiestas de la Navidad, en la mesa debe haber comida en abundancia. Mejor que sobre comida, que luego se echa a la basura, en vez de que llegara a faltar algo”.

Las niñas solteras lanzan hacia atrás su zapato
Después de la cena de Nochebuena es cuando llega el momento de cumplir con otras tradiciones de la Navidad en Chequia. Las niñas solteras se ponen por ejemplo de espalda frente a la puerta de salida de la casa y lanzan hacia atrás su zapato.

Si el zapato llega a caer de tal forma que su punta está colocada en dirección hacia la puerta, la joven se casará pronto y abandonará el hogar de sus padres. Pero si la punta indica hacia la muchacha, ésta se quedará en casa y durante un año al menos no tendrá novio alguno.

Otra costumbre es cortar una manzana por la mitad. Si dentro aparecen las semillas en forma de una flor, la persona tendrá suerte, pero si tienen la forma de una cruz, a la persona le espera una desgracia. La suerte se adivina asimismo poniendo a navegar en la bañera una especie de barquitos de cáscaras de nueces con diminutas velas encendidas colocadas dentro de la mitad de la nuez.

Foto: Barbora Kmentová
A eso de las siete u ocho de la noche, en Nochebuena, la familia se reúne junto a un árbol de Navidad ricamente decorado. Las decoraciones pueden ser globos de cristal, pequeñas figuritas de chocolate que evocan a los personajes vinculados con la Navidad, como ángeles, el niño Jesús, diversos animales domésticos, etc.

Los adornos en el árbol pueden ser igualmente tradicionales, como nueces y almendras, que desde tiempos remotos eran símbolo del bienestar, frutas secas, muñecas de paja y galletas de pan de especias. Todo depende de las costumbres en cada familia.

Foto: Archivo de Radio Prague International
A diferencia de otros países, en la República Checa los regalos se colocan debajo del árbol de navidad decorado el 24 de diciembre y en esa misma fecha, o sea, en Nochebuena se reparten entre los familiares. Y es entonces también cuando en los hogares checos comienzan a ser entonados los villancicos.

Hablando del árbol de Navidad, cabe recordar que la tradición de su instalación es la más reciente. A los territorios checos llegó desde Alemania hace más de 200 años. Los primeros árboles eran instalados en hospitales, en los palacios de los aristócratas y las casas de la burguesía.

Los Tres Reyes Magos
Mientras que al comienzo estos árboles eran decorados con productos naturales como manzanas, nueces y otros, a finales del siglo XIX aparecieron los primeros adornos de cristal. Y, según la tradición, el árbol de Navidad ricamente decorado debe quedarse en los hogares checos hasta el día de los Tres Reyes Magos o sea, hasta el 6 de enero.

Mucho más antigua es la costumbre de colocar en los hogares en Navidad un pesebre que evoca el nacimiento de Jesús. La tradición de los pesebres fue sentada en este país por los jesuitas, en el siglo XVI. El primer nacimiento de Europa Central fue instalado en Praga, concretamente en la iglesia de San Clemente, en el barrio llamado Ciudad Vieja. Ese pesebre fue fabricado en 1560, pero no se ha conservado hasta la actualidad.

Un pesebre que evoca el nacimiento de Jesús
Desde entonces los pesebres comenzaron a instalarse también en otras iglesias y pasado algún tiempo en los hogares. El pesebre más antiguo que se ha conservado en estos territorios hasta el presente es uno que data de alrededor del año 1670. Está formado por varias figuras de madera de más de un metro de altura y en Navidad suele estar instalado en la iglesia de San Vito, en la ciudad de Kostelec nad Labem, al norte de Praga.

En Navidad hay asimismo un sinnúmero de exposiciones de nacimientos en los museos y otros centros culturales. Los pesebres en Chequia suelen estar hechos de madera, papel, cerámica, vidrio y hasta de pan de especias. Y en el país hay un sinnúmero de personas, tanto especialistas como aficionados que intentan fabricarse su propio pesebre.

El nacimiento en Suchdol,  foto: Martina Schneibergová
Uno de los nacimientos modernos es instalado anualmente desde el año 2000 en la céntrica plaza de Suchdol, un pueblo situado cerca de Praga. Al comienzo tenía unas cuantas figuras de cerámica, pero actualmente tiene más 800, como sostiene Magdalena Vovsová, profesora en la Academia de Bellas Artes, de Praga y una de las promotoras del pesebre de Suchdol.

”Hace algún tiempo se me ocurrió que sería bonito instalar en algún lugar un pesebre de cerámica, en cuya fabricación podría participar cualquier persona que lo deseara y que el nacimiento podría ir ampliándose cada año. Con un grupo de amigos decidimos instalarlo en Suchdol, en una de las plazas locales, frente al Ayuntamiento. Así puede verlo un gran número de personas y muchas se inspiran y luego también participan en la fabricación de nuevas figuras de cerámica para el nacimiento. Así esta plaza pasó a convertirse en un sitio tradicional muy concurrido”.

La fiesta de San Esteban,  foto: Štěpán Mitáček
Falta decir que las Fiestas de la Navidad culminan en la República Checa el 26 de diciembre, día del onomástico de San Esteban. Mientras que el 25 de diciembre es costumbre visitar a los familiares, el 26 de diciembre está reservado al descanso, que cada familia se imagina a su manera.

Hay quienes salen a pasear por la naturaleza o visitan algún concierto o exposición de nacimientos, otros prefieren quedarse en casa reposando.

Antaño el día del onomástico de San Esteban, en los territorios checos era el día más típico dedicado a los villancicos. Al comienzo solían cantarlos solamente las personas abandonadas, huérfanos y mendigos que iban pidiendo limosna de casa en casa.

Más tarde eran interpretados también por grupos enteros de villanciqueros, disfrazados de ángeles, diablos, pastores, reyes magos y judíos y el ambiente ese día era muy alegre. Además de cantar, los villanciqueros regalaban a las familias que visitaban escobas de ramas de abeto y pino, colocándolas en las cercas, los umbrales y en las ventanas, para que trajeran suerte a la casa. A cambio recibían pasteles, nueces, manzanas y chorizos.

En el campo checo ‘el canto popular de los villancicos’ el día de San Esteban se conserva hasta el presente.

Además, los chicos suelen azotar ligeramente a las chicas solteras y mojarlas con agua para que sigan siendo bonitas y las niñas en contrapartida les dan pasteles y otros regalos.

En las ciudades, a su vez, esa bella tradición, lamentablemente, es aprovechada cada vez más con fines comerciales.

Aquí terminamos este programa especial de Radio Praga con motivo de las Fiestas de la Navidad, en el que les hemos hablado de las tradiciones que acompañan en Chequia este período del año. Les deseamos salud, paz y felicidad en estas fiestas y a lo largo de todo el año nuevo que se aproxima.