Los restos mortales del cardenal checo Josef Beran son repatriados este viernes del Vaticano a Praga, donde serán depositados en la catedral de San Vito.
Josef Beran, foto: ČT24
El cardenal Josef Beran regresa a su patria después de medio siglo. Tras
su muerte en 1969 fue sepultado en la cripta de la Basílica de San Pedro,
en el Vaticano, debido a que el entonces régimen comunista checoslovaco,
que en 1965 había expulsado a Beran del país, se negó a aceptar el
ataúd con el cuerpo del cardenal. La repatriación de sus restos mortales
fue aprobada en enero pasado por el papa Francisco.
Los restos de Beran llegan a Chequia este viernes, y hasta el domingo los ciudadanos pueden rendir homenaje al cardenal. El lunes 23 de abril, día del onomástico de San Adalberto, uno de los patronos de las Tierras Checas, los restos mortales de Josef Beran serán guardados en un sarcófago, en la Catedral de San Vito, en el Castillo de Praga. Se cumplirá así el último deseo del cardenal Beran, de ser sepultado en su patria.
”Estaba dispuesto siempre a abogar por la verdad, defenderla, luchar por ella y hasta sufrir por ella”.
Josef Beran nació en diciembre de 1888 en Pilsen. Cuando en 1946 fue nombrado arzobispo de Praga, se dijo que era uno de los sucesores de San Adalberto en ese cargo. El acto de su inauguración fue transmitido en directo por la Radiodifusión Checoslovaca, que informó que entre los personeros que felicitaron a Beran estuvo el líder comunista Klement Gottwald. En 1948, después de ser electo presidente checoslovaco, Gottwald pidió a Beran que oficiara una Misa y un Te Deum por su designación.
Josef Beran, fuente: ČT
Sin embargo, Josef Beran se negó a subordinar a la Iglesia Católica al
régimen comunista. Tiempo atrás ya se había negado a colaborar con los
nazis, por lo que había pasado tres años en los campos de concentración
de Terezín y Dachau.
Josef Beran era muy fuerte en su fe y esto le ayudaba a respetar siempre la verdad, dando ejemplo a otras personas, según recalcó hace algún tiempo el ex arzobispo de Praga, Miloslav Vlk.
”Estaba dispuesto siempre a abogar por la verdad, defenderla, luchar por ella y hasta sufrir por ella”.
A Beran le tocó sufrir por la verdad tanto durante el nazismo como durante el comunismo. En 1949 fue detenido por la Policía Secreta y obligado a permanecer encerrado dos años en el Palacio Arzobispal de Praga. Posteriormente estuvo internado durante algún tiempo en varios lugares de Bohemia, con lo que el régimen comunista logró separarlo de sus colaboradores y de los creyentes. Beran tampoco se enteraba de lo que sucedía en el país y en el resto del mundo.
Josef Beran es concebido como una de las grandes personalidades del siglo XX, como una persona de firme voluntad, que no se dejó doblegar ni por los nazis, ni por los comunistas y rechazó aceptar ofertas de compromiso, subrayó Duka.
”Cuando vivía en Checoslovaquia y a pesar de ser arzobispo de Praga, Josef Beran fue detenido e internado en varios lugares, siendo apartado del trabajo eclesiástico y de los creyentes”.
En 1965 el Papa Pablo VI nombró al arzobispo de Praga, Josef Beran, Cardenal, tras lo cual el régimen checoslovaco le dio permiso para abandonar el país y trasladarse a Roma. Sin embargo, en aquellos tiempos esto significaba la expulsión, sin posibilidad de regresar, como recordara en su tiempo en Radio Vaticano el propio Beran.
“Al hacer la documentación necesaria para salir del país, me preguntaron entonces cuánto tiempo pensaba quedarme en Roma y yo les respondí que tres semanas. Les dije así, que tres semanas. El señor que me atendió me dio su consentimiento, pero ya por la tarde me enteré que me dieron el permiso para salir a Roma, pero bajo la condición de que nunca regresaría”.
Muerte de Juan Hus, 1415, fuente: Wolfgang Sauber, CC BY-SA 3.0
Tras llegar a Roma, Beran tomó parte activa en las labores del Concilio
Vaticano II, convocado por el papa Juan XXIII. El cardenal Josef Beran
pronunció en él un discurso sobre la libertad religiosa con el que se
inscribió en la historia de la Iglesia Católica. En aquella ocasión
mencionó la eventualidad de que la Iglesia rehabilitara al menos
parcialmente al reformador religioso checo, Juan Hus.
De acuerdo con el embajador de la República Checa ante el Vaticano, Pavel Vošalík, el cardenal Josef Beran era muy apreciado en la Santa Sede.
”Cuando vivía todavía en Checoslovaquia y a pesar de ser arzobispo de Praga, Josef Beran fue detenido e internado en varios lugares durante cierto tiempo, siendo apartado del trabajo eclesiástico y de los creyentes. Sin embargo, Beran siguió encabezando la Iglesia Católica checa hasta los últimos días, fue concebido como un sacerdote fiel y obediente al Papa. Y a Roma Beran viajó porque se lo había pedido el propio Papa, porque el cardenal checo no quería dejar su país”.
Con la llegada de la Primavera de Praga, y los intentos por impulsar reformas democráticas en el marco del régimen comunista existente, Beran confiaba en poder regresar a su patria, pero ello le fue negado nuevamente.
Josef Beran, foto: ČT
El cardenal falleció el 17 de mayo de 1969 en Roma a la edad de 80 años a
causa de cáncer de pulmón. El régimen comunista checoslovaco no
permitió que los restos mortales de Josef Beran fueran repatriados y
sepultados en Praga, y así se convirtió en el único checo sepultado
junto a los Papas en la Basílica de San Pedro en Roma. En 1998 fue
iniciado el proceso de beatificación del cardenal checo.
”Cuando vivía en Checoslovaquia y a pesar de ser arzobispo de Praga, Josef Beran fue detenido e internado en varios lugares, siendo apartado del trabajo eclesiástico y de los creyentes”.
De acuerdo con el arzobispo de Praga, Dominik Duka, el traslado de los restos de Beran a la República Checa representa un acto de gran significado para toda la sociedad. Josef Beran es concebido como una de las grandes personalidades del siglo XX, como una persona de firme voluntad, que no se dejó doblegar ni por los nazis, ni por los comunistas y rechazó aceptar ofertas de compromiso, subrayó Duka.