Nomen omen a la checa

Foto: Public Domain
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El fenómeno de nomen omen, o el nombre es el destino, es frecuente también en la República Checa. Y la verdad es que en ocasiones las coincidencias entre el apellido y la profesión resultan verdaderamente curiosas. En esta lección de checo les presenteremos algunos apellidos de personas que realmente viven en Chequia, y así podrán aprender el vocabulario relacionado con la profesiones y a la vez conocerán que los apellidos checos a veces son particulares.

Foto: Public Domain
Roman, ¿sabías que el 8% de los checos con apellido –Zedník-, Albañil en español, realmente trabajan en el sector de la construcción?

Es gracioso, pero tampoco es un número tan alto como para no ser una casualidad -náhoda-. De todos modos, existen personas cuyos apellidos –příjmení- en combinación con su empleo –zaměstnání- dan hasta miedo. Como cuando me ingresaron del apendicitis, y me enteré de que mi cirujano –chirurg- se apellidaba –Řezník-. Vamos, me operó un Carnicero.

Pues, imagínate si tienes que entregar sangre en una clínica de hematología y te atiende la doctora Drakulová, cuyo apellido significa que su marido se llama Drakula. Allí sí que te pueden entrar dudas.

Algunos médicos simplemente no tuvieron la suerte de compaginar su apellido con su empleo. Así es también el caso de un ortopeda –ortoped-, cuyo apellido es –Chromý-, lo que en español significa tullido. O una dentista que se llama Kaziková. Y es que su nombre deriva de la palabra -kaz-, o sea caries dental.

Y no son exclusivamente los médicos. Hace tiempo, entrevisté a la portavoz de la Policía Checa, señorita Zatloukalová. Lo gracioso es que su apellido deriva del verbo -zatloukat-, o sea, ocultar.

Foto: Public Domain
Es parecido al caso de otro portavoz cuyo apellido es Nepovím, lo que significa en español simplemente “Notelodigo”.

Por otro lado hay mucha gente que sí acertó con su profesión –profese-. Por ejemplo, el director de una empresa de perfumes, que se llama –Voñavka-, o sea, simplemente Perfume.

O el ex director del Jardín Botánico de Praga, señor Větvička, que sería en español señor Ramita. O un conocido ornitólogo, que se llama Águila, en checo -Orel-. Y el hecho de que el mismo apellido lo lleve también un hombre encargado del proyecto para protección de águilas ya no puede ser ni casualidad.

Es que según un estudio del psicólogo británico Richard Wiseman, el nombre puede determinar el destino de una persona –jméno může předurčit osud člověka-.

No me extraña que lo diga él si su propio apellido significa “un hombre sabio” –moudrý člověk-.

Foto: archivo de Jitka Hrabánková
Como puedes ver, existen casos así. Por ejemplo, esta misma semana emitimos una entrevista con un geólogo, que se apellidaba Horský, en castellano simplemente señor Serrano. Parecido es también el caso del conocido cocinero checo que se apellida Slanina, o sea, Tocino, o una presentadora de previsión de tiempo que se llama Mráčková. Es como si se llamara en español señora Nubecilla.

También hay personas cuyo apellido discrepa con su aspecto físico –fyzický vzhled-. Por ejemplo, el de la modelo checa Alena Šeredová. Aunque ganó un título de miss y se ha convertido en un “sexsímbolo” en Italia, su apellido deriva de la palabra šereda, una persona fea.

Oye, y si de verdad el nombre determina el destino de una persona, entonces me das mucha envidia. A diferencia de mí, con tu apellido Casado, -ženatý- toda la vida podías estar tranquilo sabiendo que nunca te ibas a quedar para vestir santos.