Blasón de huesos y calaveras

En esta edición Uds.conocerán el osario de Sedlec, situado en un suburbio de la antigua ciudad minera de Kutná Hora. Por su pintoresca decoración de huesos y calaveras el osario es hoy en día una atracción turística. Sus creadores de las pasadas centurias fueron guiados, sin embargo, por una preocupación espiritual:llevar a los visitantes a la consideración de la caducidad de todo lo humano, contrastando con la eternidad de Dios.

Más de cien años antes del descubrimiento de los yacimientos de plata y del surgimiento de la ciudad minera de Kutná Hora, fue fundado en el año 1142 en el actual suburbio de Sedlec un monasterio cisterciense. El primer monasterio de esta orden en Bohemia no tardó en convertirse en un centro económico y cultural de toda la comarca.

Desde mediados del siglo XIII se enterraba en un cementerio, fundado en los terrenos del monasterio. Fue desde que empezaron a asentarse en los alrededores más y más pobladores que se dedicaban a la extracción y a la fundición de plata.

Una leyenda narra que durante el reinado del monarca Premysl Otakar II, en la segunda mitad del siglo XIII, el abad del monasterio de Sedlec, Heidenreich, viajó a Jerusalén por encargo del rey. Durante su estancia en la Tierra Santa, el religioso subió al Gólgota, montaña en los alrededores de Jerusalén, donde fue crucificado Jesucristo, y recogió allí un puñado de tierra.

Una vez regresado a Bohemia, el abad esparció la tierra del Gólgota en el cementerio adyacente al monasterio. De esta manera el cementerio de Sedlec pudo convertirse en una parte de la bíblica Tierra Santa. La noticia sobre el campo santo de Sedlec cundió rápidamente y muchos cristianos deseaban ser sepultados en su tierra sagrada. En Sedlec eran enterradas personas no sólo de Bohemia sino también de los países vecinos.

En el cementerio reposaban además las víctimas de las epidemias. Las crónicas narran que durante la gran epidemia de peste, en 1318, en Sedlec fueron enterrados 30 mil difuntos.

El número de los entierros creció igualmente durante las guerras husitas. En 1421 los husitas arrasaron el monasterio cisterciense de Sedlec, matando a sus 500 monjes. En los alrededores de Kutná Hora se libraron también varias batallas de las guerras husitas, habiendo sido la de mayor envergadura la batalla de Malesov, en 1424. Al número de las víctimas correspondía la superficie del cementerio que ocupaba en aquel entonces tres hectáreas y media.

Terminadas las guerras husitas, se procedió a la gradual reducción de la superficie del cementerio. Los huesos de las sepulturas estaban apilados primero en torno a la capilla del cementerio y posteriormente se depositaron en la parte baja del santuario. En el año 1511 un monje semiciego formó por primera vez de los huesos en su interior seis pirámides. Fue el origen del célebre osario.

La construcción del santuario del cementerio de Sedlec, consagrado a Todos los Santos, empezó a principios del siglo XIV. Se trata, de hecho, de dos capillas construidas una sobre la otra. La capilla inferior alberga el osario que representa la fugaz existencia terrenal del hombre. Éste, cuando muere, resuscita para la vida eterna, lo que simboliza la capilla superior que representa el cielo.

En 1421 el santuario fue arrasado por un devastador incendio, provocado por los husitas. A su restauración se procedió a principios del siglo XVIII, simultáneamente con la recuperación de todo el monasterio de Sedlec por el prestigioso arquitecto Jan Blazej Santini Aichl.

Dicho arquitecto remodeló la capilla baja- o sea el osario- en su estilo específico, el llamado gótico barroco, y arregló su interior, incluida la decoración con huesos. Ésta era, sin embargo, mucho más sencilla que la que podemos contemplar ahora en el osario.

En 1784 cuando el emperador José II cerró varios conventos, fue clausurado también el monasterio de Sedlec. Su patrimonio fue adquirido por la familia noble de los Schwarzenberg de Orlík.

Y precisamente los Schwarzenberg dieron al osario de Sedlec su actual aspecto. Por su encargo renovó la decoración con huesos Frantisek Rint. De las seis pirámides originales desmanteló dos. Utilizó parte de los huesos para la decoración y el resto, unos 40 metros cúbicos, los volvió a sepultar en el cementerio, al pie de una cruz de hierro. Los huesos que empleó para la decoración los desinfectó y blanqueó con cal clorada.

Para la decoración del osario de Sedlec fueron utilizados huesos de unas 40 mil personas.

En los rincones del osario llaman la atención de los visitantes grandes pirámides de huesos que simbolizan las multitudes de seres humanos que se hallan delante del trono de Dios. En la muerte todos son iguales. Todos resuscitarán para la nueva vida y los justos alcanzarán la gloria en el reino de los cielos, simbolizado por las coronas sobre las pirámides.

En el centro del osario cuelga una araña con velas, compuesta de todos los huesos del cuerpo humano. Y en la parte izquierda de la capilla contemplamos el escudo de los Schwarzenberg, formado por huesos.

En el escudo Frantisek Rint utilizó calaveras y huesos para representar, entre otros detalles, un cuervo que saca un ojo a un turco. Esta parte del blasón de los Schwarzenberg alude a un suceso histórico:

En 1598 Adolf de Schwarzenberg conquistó a los turcos la fortaleza de Raab, en Hungría, asestando un duro golpe al poderío otomano. En reconocimiento de sus méritos, el emperador Rodolfo II incorporó al escudo del linaje de los Schwarzenberg la cabeza decapitada de un turco con el cuervo.

Sobre nuestras cabezas cuelgan guirnaldas de calaveras, y huesos y cráneos forman en un nicho un singular cáliz.

Candelabros barrocos en forma de pináculos góticos están decorados con calaveras. Y de huesos se compone también la firma del autor de esta pintoresca decoración- Frantisek Rint de Ceská Skalice.

Pasearse en la capilla- osario entre huesos y calaveras no es una vivencia tétrica. La muerte se nos hace de alguna manera familiar y deja de atemorizarnos. Así la entendía el hombre de las pasadas centurias que no la desterraba de su pensamiento como el hombre moderno que prefiere olvidarse de que es mortal.