Exposición "Crímenes del comunismo - el hombre contra el hombre" en Králíky: Un reflejo vivo de los años 50 en Checoslovaquia

Les invitamos a la exposición titulada "Crímenes del comunismo - el hombre contra el hombre" en Králíky, en Bohemia Nororiental.

El límite entre la vida y la muerte era muy borroso en la Checoslovaquia comunista de los años 50 del siglo pasado. Los que estaban en la cima de su poderío, "al día siguiente" subían al patíbulo, como testimonia el caso del secretario general del Partido Comunista Checoslovaco, Rudolf Slánský. El "Telón de Acero" edificado en la frontera checoslovaca tras el golpe de Estado comunista de 1948 convirtió a ciudadanos de este país en prisioneros de una ideología violenta que proclamaba el lema: "el que no está con nosotros, está contra nosotros".

Un grupo de jóvenes del Club de Historia Militar Erika, de Brno, decidieron organizar una exposición dedicada a una de las épocas más tristes de la Historia checa e instalarla en un fortín de hormigón que formaba parte de la fortificación fronteriza checoslovaca contra la Alemania de Adolfo Hitler. El impulso directo les fue dado por el destino de un tío de uno de ellos.

Miloslav Stedrý
A pesar de proceder de una familia obrera, Miloslav Stedrý no sintió simpatías hacia el comunismo. Durante la Segunda Guerra Mundial participó activamente en la resistencia antinazi en el territorio del entonces Protectorado de Bohemia y Moravia y fue interrogado varias veces por la Gestapo.

Al apretarse el tornillo del poder comunista, Miloslav Stedrý no dudó en volver a incorporarse a la resistencia contra otro régimen autoritario, según nos contó su sobrino, Petr Svoboda.

"Desgraciadamente estaba conectado a un grupo organizado por agentes de la Seguridad del Estado. Miloslav Stedrý se desempañaba como radiotelegrafista. Empezó a dudar de la orientación pro occidental del grupo en el momento en que se dio cuenta de que los aparatos que había recibido eran capaces de transmitir sólo a una distancia menor de 50 kilómetros. Al descubrirlo y entregar las informaciones a sus jefes empezó a cerrarse el círculo en torno a él. Mi tío debía ser detenido en Ostrava donde trabajaba, pero logró escaparse".

Durante un mes Miloslav Stedrý se escondía en los bosques que rodeaban su aldea natal de Tover, cerca de Olomouc, en Moravia Central. Con ayuda de su hermana organizó su huida a Alemania Occidental. No sospechaba que la persona que lo debía trasladar en un coche era otro agente comunista.

Petr Svoboda
Al subir al automóvil, el agente lo desarmó. Acto seguido, Miloslav Stedrý fue detenido por la Seguridad del Estado, continuó Petr Svoboda.

"Pasó aproximadamente un mes en el presidio de Olomouc, donde la Seguridad del Estado le sometió a crueles interrogatorios. Pudo ver como su compañero de la celda, condenado posteriormente a la pena capital, era regresado de los interrogatorios con las piernas azules. Decidió huir y, efectivamente, lo consiguió. Una noche, exactamente a la dos y media de la madrugada, se fugó a través de las alcantarillas de Olomouc hacia los bosques de Tover. Allí se dirigió a su hermana, planeando juntos una fuga a Austria. La hermana fue detenida y él sobrevivió en los bosques por tres meses. Paradójicamente, la única persona que sabía de sus planes era un agente de la Seguridad del Estado. Al subir Miloslav en octubre a un tren en la estación de Zábreh na Morave, fue detenido".

Durante la detención, los policías rompieron a Miloslav Stedrý una pierna. El procurador propuso la pena de muerte, pero al final, al cabo de un año, fue condenado a cadena perpetua. Al decretarse la primera amnistía en el año 1953, la pena le fue reducida a 25 años de prisión.

Petr Svoboda y sus colegas del Club de Historia Militar apodaron a Miloslav Stedrý el "James Bond checo". Cuatro veces más intentó huir, tanto de las minas de uranio de Jáchymov, como de la cárcel de Valdice.

"Se puso de acuerdo con otros cuatro prisioneros. Tenían preparadas ganzúas, cables y cuerdas. Después de bajar por un pararrayos de la ventana y atravesar todos los fosos, escalando el último muro se les rompió la escalera y todos fueron capturados. A mi tío le subieron la pena por dos años más".

En el año 1960 Miloslav Stedrý fue trasladado al presidio de Leopoldov. Fue excarcelado en el año 1964 entre los últimos presos políticos. Falleció dos años más tarde. Debido a la salud quebrantada por largos años de encarcelamiento no se recuperó de las heridas sufridas al caer de un árbol durante la recolecta de flor de tilo, concluyó su narración Petr Svoboda.

Foto: Martina Schneibergová,  Radio Prague International
"Lo peor en su destino es que en muchos casos lo traicionaron sus conocidos o amigos, que eran agentes de la Seguridad del Estado. Por ejemplo, la persona que sabía de su salida a Alemania Occidental fue un amigo suyo de la resistencia antihitleriana".

A la personalidad de Miloslav Stedrý y a todas las personas que huyeron del régimen comunista, sea de las cárceles, los campos de trabajos forzados o a través de la "cortina de hierro", les está dedicada la parte de la exposición "Crímenes del comunismo - el hombre contra el hombre" instalada en la antigua sala de ventilación del fortín de hormigón K-S 14 de Králíky.

En sus espacios se exponen armas de la Seguridad del Estado, así como un aparato de intercepción llamado Paratus o también Combate 1 que se conectaba con un micrófono colocado en un muro. Estos objetos proceden de las colecciones del Museo de la Policía de Praga.

Igual que un aparato de señalización que se parece a un semáforo, según nos explicó el organizador principal de la exposición en Králíky, Richard Sicha.

Richard Sicha
"Cruzar la frontera estatal era muy difícil. El que decidía hacerlo tenía que pensar muy bien cómo atravesar el telón de acero, cortar los alambres, excavar un túnel, superar todas las trampas. Cuando se tropezaba con un cable, se encendía una luz. Otro cable hacía que se iluminara el lugar donde se encontraba una persona. Según el color del cohete luminoso la guardia fronteriza reconocía por qué zona de la frontera estatal la persona pasaba. Los alambres quedaban cargados con la corriente eléctrica de manera que la persona que los tocaba por descuido terminaba como el agente Král. Král trabajó para los servicios de inteligencia occidentales. Cruzó la frontera muchas veces llevando noticias de Checoslovaquia a Occidente. La guardia fronteriza lo encontró muerto entre los alambres".

Una mesa con una silla, un armario para los actas, un sacapuntas. Los muebles y una figura con uniforme y una porra en la mano ubicados en un rincón de la antigua sala de ventilación recuerdan los interrogatorios en los años 50.

La gama de torturas físicas y psíquicas utilizadas por la Seguridad del Estado comunista era muy amplia. Los interrogatorios se prolongaban durante más de 15 horas. Los presos apenas vestidos estaban encerrados en celdas con bajas temperaturas. Se fingían ejecuciones. Al preso le comunicaban que sería ejecutado y lo trasladaban a una sala preparada para el acto de ejecución.

Celda "de correción"
Los espacios subterráneos del búnker de infantería K-S 14 recuerdan de manera ostensible el ambiente de las cárceles y de los campos de trabajos forzados comunistas. No en vano se apodaba "búnker" la celda solitaria - la llamada "celda de correción" - en el campo de trabajos forzados Vojna, cerca de Príbram. Una réplica de esta "prisión dentro de una prisión" se encuentra también en la exposición en Králíky.

La estancia en la celda "de correción" fue uno de los castigos aplicados con mucha frecuencia por los carceleros comunistas. Según una prescripción para los campos de trabajos forzados, aprobada y firmada por el ministro del Interior Rudolf Barák, la celda solitaria debía tener 4 metros cuadrados, una altura de 2,5 metros, una ventana con unas dimensiones de 60 por 60 centímetros, una litera sujetada al suelo y un cubo para servir de retrete. Los presos debían recibir diariamente 300 gramos de pan y suficiente agua cocida y cada tres días comida caliente.

La realidad fue mucho peor, explicó Richard Sicha.

"Aquí hemos hecho una copia de una celda de Pankrác, en Praga. Dentro está una litera plegable que se podía colocar en la posición horizontal tan solo por la noche cuando el preso se acostaba. Durante el día tenía que andar por la celda. Sólo para la noche recibía una manta. En las celdas en el campo Vojna cerca de P"íbram no había ni ventanas, ni camas, ni mantas. En la celda había oscuridad. El preso, sin tener una ropa adecuada, estaba obligado a acostarse sobre el suelo por donde corría a menudo el agua. Muchas veces no le daban de comer ni de beber. La gente perdía el equilibrio, moría a consecuencias del frío y enfermedades".

Continuamos nuestro recorrido por la exposición sobre los crímenes del comunismo en Králíky, trasladándonos a un auditorio imitado del tribunal. Está ubicado en la sala más grande del búnker K-S 14, que sirvió originalmente como el dormitorio de los soldados. Al lado de la puerta de entrada se sitúa una pared con carteles. Representa la victoria de los comunistas en las elecciones de 1946, que inició el proceso que culminó con el golpe de Estado el 25 de febrero de 1948.

Los paneles en la sala documentan la persecución de las diferentes capas de la sociedad checoslovaca al paso que los comunistas fueron fortaleciendo su poder, precisó Richard Sicha.

"Los agricultores fueron afectados por la colectivización forzada del campo. Se dictaban altas penas para los que se negaron a adaptarse. Documentamos el caso del señor Kauer que fue acusado de propagar, como agente de Occidente, el escarabajo de la patata. Cabe agregar que después de adjudicarle otros crímenes inventados, le condenaron y ejecutaron. Hoy nos parece increíble que la gente pueda ser encarcelada en base a tales acusaciones escenificadas".

Dando unos pasos el visitante puede mirar a las caras de los que decidieron sobre la vida y muerte de los acusados en los procesos escenificados. Ante los ojos desfilan los jueces, procuradores y sus "instructores".

"Nos costó bastante reunir estas fotografías. En la mayoría de los casos provienen de las viejas solicitudes de carnet de conducir todavía de la época del Protectorado. Los futuros magistrados tienen en las fotos unos 18 años. Vemos aquí a Ludmila Brozová que asistió a la ejecución de Milada Horáková, al conocido fiscal Karel Vas, al procurador Urválek, quien ´cosechó ovaciones´ en el proceso con el grupo de Slánský. Están aquí las personas que escribieron los guiones de los procesos: el viceministro de Justicia Klos y el ministro de Justicia Stefan Rais. En los documentos expuestos al lado se pueden percibir sus notas que agregaron a mano para proponer subir las penas de los acusados. Es obvio como el poder ejecutivo infiltró al poder judicial. La independencia de los tribunales desapareció definitivamente".

A modo de ilustración los organizadores de la exposición en Králíky presentan la Ley de Protección de la República Popular Democrática y la Ley del Tribunal Estatal, dos normas legales según las cuales el régimen comunista condenaba a muerte y cadenas perpetuas.

Por primera vez, el público puede ver los billetes para las sesiones del Tribunal Estatal de Praga. Se repartían como entradas al cine. En vez de una película se "proyectaba" ante la sala repleta el proceso contra Milada Horáková, destacada política del Partido Socialista condenada a la pena capital.

Ni siquiera las filas del Ejército quedaron a salvo ante las purgas comunistas. No siempre se trató de soldados que combatieron durante la Segunda Guerra Mundial en el frente occidental. Entre los primeros ejecutados figuró el general Heliodor Píka, jefe de la misión militar checoslovaca en la Unión Soviética.

El general Karel Kutlvasr, que participó en los preparativos de la sublevación de Praga, pasó largos años en la prisión. Los soviéticos no pudieron olvidar que Kutlvašr aceptó la capitulación de las unidades alemanas a cambio de un paso libre por Praga, posibilitándoles así pasar al cautiverio estadounidense.

Uno de los ejemplos más brutales del funcionamiento de la "justicia" checoslovaca en los años 50 está relacionado con la persecución de la iglesia. El sacerdote Josef Toufar fue golpeado a muerte por la Seguridad del Estado durante la investigación del así llamado "milagro de Cihost". Según testigos, en diciembre de 1949 se movió en el altar de la iglesia de Cihost un crucifijo. Los agentes comunistas acusaron a Toufar de engañar al público escenificando un "milagro".

Los autores de la exposición "Crímenes del comunismo - el hombre contra el hombre" pusieron un énfasis especial en la historia del monasterio de internación de Králíky que fue establecido en la cercana montaña de Nuestra Señora en el año 1950. No fue una casualidad que los comunistas escogieron este lugar, apuntó Richard Sicha.

"No había con quien los prisioneros eclesiásticos pudieran mantener contactos. Tras la Segunda Guerra Mundial fueron transferidos los habitantes alemanes con base a los decretos del presidente Edvard Benes. Los nuevos pobladores de la región contribuyeron a fortalecer el régimen posterior al 48. Los clérigos tenían que trabajar en el campo sin disponer de herramientas básicas. Las condiciones higiénicas en el monasterio eran malas, faltaban medicamentos, muchas personas fallecieron a consecuencia de enfermedades".

En el mismo centro del auditorio del tribunal improvisado en el búnker de Králíky está ubicada una vitrina que se refiere a la ejecución por la pena capital. Bajo el vidrio se arrastra como una serpiente un dogal que se utilizó en el presidio de Pankrác en Praga entre los años 1949 y 1954.

"El régimen totalitario comunista se empeñaba en ocultar las ejecuciones para que no se pudiera contar cuántas penas de muerte se aplicaron. El Comité Central del Partido Comunista Checoslovaco emitió un decreto que recomienda encubrir las ejecuciones en espacios subterráneos y minimizar la presencia de testigos. El espacio fue iluminado al extremo para que los inquilinos de las casas vecinas no tuvieran la posibilidad de documentar la ejecución".


La exposición "Crímenes del comunismo - el hombre contra el hombre" surgió en cooperación con el Archivo Nacional, la Oficina de Documentación e Investigación de los Crímenes del Comunismo, el Servicio Penitenciario de la República Checa y el Museo de Minería de Príbram.

En el fortín de hormigón K-S 14 de Králíky permanecerá instalada hasta finales de este año. La exposición está accesible en agosto todos los días y a partir de septiembre todos los fines de semana.


Foto: Martina Schneibergova