Josef Koudelka, el fotógrafo de la invasión del 68

Invasión Praga 68, foto: Štěpánka Budková

Josef Koudelka se hizo famoso por sus fotografías de la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia a Checoslovaquia en 1968. A continuación nos contará sus experiencias como fotógrafo en la época turbulenta de la ocupación soviética.

Josef Koudelka,  foto: Vilém Janouš,  ČRo

Su vida le gusta tal y como es. Lo que no le falta no lo necesita. Nunca se compró un coche ni una televisión y hace solo un año consiguió su primer móvil. Durante mucho tiempo no tenía su propio apartamento y durante 17 años ni siquiera un pasaporte.

Invasión Praga 68,  foto: Josef Koudelka
Así es el fotógrafo y trotamundos Josef Koudelka, quien documentó por ejemplo la invasión de las tropas del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, el paisaje devastado debajo de los Montes Metálicos después de la invasión, o la vida diaria de los gitanos en Eslovaquia y Gran Bretaña.

Josef Koudelka, quien este año cumple 80 años, es el único fotógrafo en la historia de la República Checa que se convirtió en miembro de la prestigiosa agencia Magnum Photos. Aunque nunca pretendía meterse en asuntos políticos, el inicio de su carrera parece una novela de espionaje. Sacó fotografías de los conflictos callejeros entre los ciudadanos de Praga y el “Ejército de amigos” del año 1968, que luego fueron confiadas a la historiadora Anna Fárová y enviadas a occidente. Durante el primer aniversario de la invasión, estas dramáticas imágenes, por las cuales Koudelka arriesgó su vida, fueron reproducidas en decenas de periódicos y revistas al otro lado de la Cortina de Hierro.

La distribución de las fotografías fue promocionada por la agencia Magnum Photos, que en ese momento era la única organización internacional que albergaba fotógrafos que se adherían al código humanista. Magnum Photos conocía la identidad de Koudelka, aun así siempre se firmaba con las iniciales P.P. (Prague Photographer) en todas sus fotos.

Invasión Praga 68,  foto: Tomáš Vodňanský,  ČRo
Incluso cuando Koudelka emigró al extranjero en el año 1970, no admitió la autoría de las fotografías por miedo a que el régimen se vengara en sus parientes. Koudelka emigró a Inglaterra para un período de diez años, y luego se mudó a Francia, donde en 1987 obtuvo la ciudadanía. La serie de fotografías del 68 llamada Invasión fue su único ciclo político.

En el año 1970 Koudelka simultáneamente empezó a trabajar en otro ciclo de fotografías llamado Exilio. La colección de fotografías que contiene imágenes metafóricas de los paisajes por los que viajó se caracteriza por una cierta soledad y melancolía. El conjunto es uno de los testimonios fotográficos más importantes del siglo XX.

Durante sus viajes Koudelka tuvo unas ricas vivencias. La mayoría de las noches durmió en un saco en condiciones adversas para estar más cerca de lo que quería documentar. Sin embargo, nunca se dejó desanimar por los obstáculos en su camino y no dejó de perseguir su pasión.

“Cuando uno viaja, tiene que hacer su propia lista de reglas. Por ejemplo, no hay de preocuparse por dónde uno va a dormir. Tiene que pensar...hasta este día siempre encontré un lugar para dormir, y hoy también lo encontraré. Usted sabe que para vivir no se necesita mucho. Se necesita algo para comer, y luego se necesita dormir. Es muy importante dormir bien y no preocuparse durante toda la noche por si podría pasar algo malo”.

Invasión Praga 68 | Foto: Josef Koudelka,  Magnum Photos
Koudelka tuvo que aprender a dormir en todos tipos de circunstancias. En camas suaves, camas duras, en el piso, en escaparates, en camiones, tocones, sobre bancos, al aire libre.

“Un invierno estuve en Inglaterra, observando los escaparates donde había camas, y no tenía donde dormir. Los gitanos me decían, vete a la policía, te dejarán dormir allí, te buscarán un techo. Pensé, dios mío, hacer esto en Checoslovaquia...no me lo puedo imaginar. Me acuerdo también de unos gitanos que me dejaron dormir en su camión. Pero así era todo el tiempo, esto era normal, y yo nunca me quejaba”.

Aunque su estilo de vida trajo muchas dificultades, al mismo tiempo le proporcionó la libertad que necesitaba para llevar a cabo su misión artística.

“Una vez un gitano en Inglaterra me dijo: El único gitano aquí eres tú. No tienes nada. Te vas por donde quieras. Siempre estás en camino. Todo lo que necesitas lo llevas contigo”.

Para el invierno Koudelka normalmente regresaba a París, donde pasó las noches en la oficina de Magnum Photos o en la casa de sus amigos. Durante varios meses se dedicaba a revelar películas y fotografías, y en cuanto llegaron los meses más calurosos, de nuevo se fue a viajar. Redujo sus necesidades personales a un mínimo, por lo que podía concentrarse en la fotografía. Pero dice que nunca se sentía solo.

Invasión Praga 68,  foto: Josef Koudelka
“No me acuerdo de haberme sentido triste o solo. O de haber pensado, ojalá estuviera ahora con mis amigos, con mi familia en Checoslovaquia. Creo que soy una persona bastante simple. Cuando tomo una decisión, me voy y la realizo”.

El fotógrafo destaca que con la tecnología nueva y las cámaras digitales todos fotografían mucho más, mientras que él mucho menos.

“¿Por qué? Porque cuando vengo a un lugar lejano, la gente de repente saca el móvil del bolsillo y me empieza a fotografiar. Yo no quiero hacer lo mismo. Creo que hay una cantidad enorme de personas que sacan fotos, pero muy poca gente puede decir, soy un verdadero fotógrafo”.

A diferencia de otros fotógrafos, Josef Koudelka no tiene miedo de viajar por todo el mundo para encontrar el lugar oportuno para sacar una fotografía.

“A veces es difícil explicar por qué un lugar me llama la atención. Cuando lo encuentro, trato de regresar a ese lugar. Y si tengo suerte, tomo la fotografía. A veces puede salir bien la primera vez, a veces no sale nada”.

Le preguntamos al fotógrafo, ¿cómo se reconoce una buena fotografía? ¿Hay algunos criterios que determinan si una fotografía vale la pena?

“Creo que una buena fotografía se reconoce si uno puede mirarla hasta 50 años después de sacarla. No muchas fotografías son así. Mi regla es que nunca hablo de mis fotografías, ni las explico”.

Invasión Praga 68,  foto: Josef Koudelka
Koudelka dice que tomar fotografías no es difícil. Hay que apuntar la lente, apretar el gatillo, y está hecho. Pero el proceso que sigue es muy importante.

“Pienso que desde el punto de vista técnico, sacar una fotografía es algo muy fácil. Basta apretar y ya está. Pero luego es muy importante el proceso de la selección de las fotografías. Yo trato de ver mis fotografías como un papel impreso y trato de no estar emocionalmente conectado a ellas”.

Koudelka destaca que siempre es mejor escuchar la opinión de más personas, dado que cada uno tiene su propio punto de vista y no tiene que llegar a conclusiones objetivas. Confesa que incluso su trabajo no es completamente objetivo, y el resultado se puede en gran parte manipular.

“Gran parte de mis fotografías de los gitanos son retratos. Cuando se hace un retrato, no se pasa sin alguna forma de manipulación. El retrato es como un acuerdo entre usted y la otra persona”.

Invasión Praga 68,  foto: Štěpánka Budková

Las fotografías de Koudelka se pueden ver en el Museo de Artes Aplicadas, dónde ahora alberga la exposición Návraty (Retornos), que representa su obra de toda la vida. Según la directora del museo, Helena Koenigsmarková, ya ha sido visitada por más de 30,000 personas. La exposición estará en el museo hasta el día 23 de septiembre.