La cerveza del Monasterio de Strahov, tan buena como hace 500 años

La Cervecería Monasterial de Strahov

A nada más unos pasos de las puertas del Castillo de Praga, pueden refrescarse con una deliciosa cerveza, elaborada según una antigua receta de los monjes. La Cervecería Monasterial de Strahov, situada en uno de los monasterios premonstratenses más antiguos del territorio checo, quita la sed de los praguenses desde hace más de 500 años. En nuestra nueva serie dedicada a las cervecerías capitalinas les invitamos a conocer su historia.

La Cervecería Monasterial de Strahov | Foto: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International

“Una clara, dos oscuras y una de chocolate”, es lo que se escucha nada más entrar en el acogedor local donde los meseros no se detienen. En medio de la cervecería, para unas 260 personas, se alzan dos antiguas ollas de cocción de cerveza con capacidad de elaborar hasta 1.000 litros de cerveza de una vez.

La pintoresca cervecería, situada en el recinto del Monasterio de Strahov, erguido sobre la cuenca de Praga, ofrece unas espléndidas vistas a la ciudad.

Las primeras menciones escritas sobre la elaboración de cerveza en este lugar datan del año 1400, según explicó a Radio Praga el encargado de la cervecería, Marek Kocvera.

“La cervecería siempre ha formado parte del monasterio. De hecho, había dos cervecerías; una servía para fines privados de la Orden de los Canónigos Premonstratenses, mientras que esta, en la que nos encontramos ahora, se rentaba desde el mismo principio como una fuente de recursos financieros”.

En el siglo XV, la renta por el local fue de sesenta groses (la moneda medieval checa), una libra de pimienta y una liebre gorda anualmente.

Hoy día, el número de las cervecerías monasteriales en el territorio checo se podría contar con los dedos. Además de Strahov y Břevnov, situados en Praga, la cerveza monasterial se elabora asimismo en el municipio de Želiv y la ciudad de Třebíč, entre otras. Marek Kocvera resalta la importancia de las cervecerías monasteriales.

Marek Kocvera,  foto: Ondřej Tomšů

“Eran centros de educación, las recetas y experiencias se guardaban allí, por lo tanto no existía amenaza de que se perdieran, como sí pudo ocurrir en el caso de la extinción de una línea familiar. Los monasterios eran unidades independientes que cultivaban por su cuenta los ingredientes necesarios. De hecho, eran las primeras en cultivar el lúpulo para la cerveza. Debido a que la tradición de la cerveza monasterial fue interrumpida en varias ocasiones, estas cervecerías no tienen en Chequia tanta importancia como en Bélgica o Francia”.

La primera suspensión de la elaboración de cerveza monasterial en Strahov llegó con las Guerras Husitas, que se desencadenaron dos décadas después de la primera mención escrita sobre la existencia de la cervecería. Los privilegios de elaboración de cerveza para los monjes no fueron recuperados hasta 1515, por orden del rey Fernando Jagellón.

Foto: Ondřej Tomšů

En 1620, el abad Gaspar Questenberk mandó a construir en Strahov una cervecería nueva, cuyo destino no fue de los más afortunados. Durante la Guerra de los Treinta Años, en el siglo XVII, las tropas suecas ocuparon las instalaciones del monasterio, dejando la cervecería totalmente devastada. Los nuevos intentos por recuperar la producción se vieron interrumpidos por una serie de incendios.

En la segunda mitad del siglo XVIII, la cervecería producía la cantidad justa para el consumo de los monjes. A principios del siglo XIX volvió a recuperar su esplendor, siendo frecuentada por importantes personajes de la vida pública checa. En los años cincuenta del siglo XX, tras la llegada de los comunistas al poder, volvió a cerrar sus puertas por decenas de años, convirtiéndose en un almacén.

Una cerveza con un nombre santo

Foto: Ondřej Tomšů

La cerveza producida en Strahov lleva el nombre del fundador de la Orden de los Premonstratenses, San Norberto, cuyas reliquias se encuentran en la Iglesia de la Asunción de la Virgen María, situado en el recinto monasterial.

Para elaborar este “pan líquido checo” se utilizan ingredientes naturales como agua, malta, lúpulo y levadura, de acuerdo con la receta original de mediados del siglo XIX, que al mismo tiempo respeta la ley sobre la pureza de la cerveza del año 1516. La cerveza no está pasteurizada ni filtrada. Según Marek Kocvera, la actual oferta cervecera incluye bebidas tanto tradicionales como modernas.

“No es que encontráramos una receta antigua en un desván y nos pusiéramos a fabricarla. Incluso creo que algunas recetas medievales resultarían imposibles de elaborar, puesto que los ingredientes han cambiado genéticamente y la tecnología ha avanzado. Quizás sea posible, pero complicado, y además creo que estas cervezas no nos gustarían. Las cervecerías han avanzado considerablemente respecto a la pureza y la higiene. Las recetas más antiguas, según las que elaboramos algunas de nuestras cervezas, datan de principios del siglo XIX, pero las adaptamos a nuestros sabores y tecnologías”.

Foto: Ondřej Tomšů

Para elaborar cerveza tipo lager se utiliza lúpulo de procedencia checa, mientras que para las especies anglosajonas como ALE o IPA se importa lúpulo desde Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos o Alemania, entre otros países.

“Deseamos que en Chequia se cultive el lúpulo para elaborar también estas cervezas. Hay señales de que están apareciendo, pero aún así vamos un poco atrasados. Por otro lado, las condiciones geográficas favorecen a la cerveza tipo lager”.

El local pertenece a las mini cervecerías que se caracterizan por una producción anual limitada. En Strahov se elaboran aproximadamente 1.600 hectólitros anuales, y el 95% de la producción se consume en el mismo lugar. El resto está destinado a festivales y diferentes concursos de cerveza. Marek Kocvera revela cuál de las cervezas es la preferida de los clientes.

“El 70 o el 80% de nuestra producción la representa la cerveza de fermentación baja, como por ejemplo la lager, pero en nuestro caso se trata de cerveza semioscura con el 13% del contenido de malta”.

En la Cervecería Monasterial de Strahov se producen diez tipos de cerveza. Tres de ellas se mantienen a lo largo del año, mientras que el resto se adapta, con su sabor y graduación, a la temporada.

Foto: Ondřej Tomšů

Entre las cervezas especiales destaca la cuaresmal, cerveza elaborada con hojas de sakura japonesa o la especial navideña, que contiene un 19% de malta, y por lo tanto una alta cantidad de alcohol, calienta hasta los cuerpos más helados. De hecho, los helados de cerveza son también una de las especialidades locales, afirma Kocvera.

“Los helados son más bien sorbetes, sin crema, con azúcar, cerveza y varios sabores. El sabor de chocolate se elabora a partir de la cerveza oscura, mientras que la semioscura da sabor de caramelo. De la cerveza de trigo se produce helado de banano, ya que contiene estos tonos de sabores”.

Como pueden escuchar, en la Cervecería de Strahov, la cerveza no se sirve exclusivamente en jarras.

Foto: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International

“Nuestro menú incluye variedades de goulash con cerveza oscura, tenemos solomillo de cerdo con cerveza y jengibre, y la cerveza se agrega asimismo a los adobos y aliños para ensaladas. El resto del menú se adapta al limitado tamaño de nuestra cocina y trata de convenir con la cerveza.

Además de estas delicias, la cerveza se puede acompañar con los típicos platillos checos como salchichas con mostaza y rábano picante, bistec tártaro, costilla o rodilla de cerdo, entre otros.

Una cervecería rodeada de joyas

La historia de la cervecería ha estado siempre vinculada con el monasterio de Strahov. Aunque la cervecería se renta a una empresa privada, la relación entre ambas es estrecha, afirma Marek Kocvera.

Foto: Ondřej Tomšů

“Organizamos eventos comunes, el más importante se vincula con la cerveza navideña. El día de San Nicolás, el abad del Monasterio de Strahov viene a bendecir el primer barril de cerveza antes de su apertura. Después sigue un concierto del coro monasterial que hace una paráfrasis a la Misa Navideña Checa; es una misa cervecera, cuyo texto trata sobre la cerveza y nuestra cervecería. Después se come la carne de cerdo y se ofrece una degustación de la cerveza navideña”.

Los visitantes de la cervecería no deberían perderse un recorrido por el Monasterio de Strahov, cuyos interiores albergan una de las bibliotecas históricas más valiosas del territorio checo, con más de 200.000 volúmenes, incluidos manuscritos e incunables. La pinacoteca monasterial resulta también espectacular, y otra de las joyas es el Monumento de la Escritura Nacional que guarda valiosos documentos sobre la historia y desarrollo de la literatura checa.

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