Las ciudades Bat’a del mundo

Jan Antonín Bat’a, foto: ČT
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Jan Antonín Bat’a, el gran empresario del calzado checo, fundó urbanizaciones obreras en las ciudades donde se instalaban sus fábricas. Por eso, algunas ciudades del mundo inician su topónimo con Bat’a, como Bata-Borovo, Bataypora y Batanagar. Una pieza documental las ha transitado para recordar lo que es vivir una vida Bat’a.

Jan Antonín Bat’a,  foto: ČT
La tienda de calzados Bat’a, tan repartida en muchísimos lugares del mundo, nació originalmente en la ciudad checa de Zlín en 1894. Además de haber sido una gran fuente de empleo fijo para los residentes de la ciudad, este negocio checo del calzado configuró a la ciudad. De esta manera, la fábrica de calzado era el punto central de la urbe desde donde se ramificaban los conjuntos residenciales.

Lo que empezó como una zapatería familiar se desarrolló a nivel de gran empresa y hacia 1930 estaba abriendo sucursales de tiendas y también fábricas en Gran Bretaña, Países Bajos, Brasil, la India y Canadá, entre otros países. Jan Antonín Bat’a, quien quedó a cargo de la empresa después de la muerte de su fundador y hermano Tomáš Bat’a, transpoló el concepto arquitectónico de Zlín a las otras ciudades del mundo donde se montase una de sus fábricas de zapatos.

Batatuba en Brasilia | Foto: Česká televize
Las llamadas ciudades Bat’a resultaron ser un interesante experimento arquitectónico que la realizadora Karolína Zalabáková recoge en su documental titulado "Batalives". Ella comenta a la Televisión Checa sobre la Zlín de Bat'a, la urbe que funcionó como patrón de las otras ciudades presentadas en el documental.

"Habían ciertos adelantos para la época inéditos, por ejemplo, las típicas casas Bat’a que se les adjudicaban a las parejas casadas tenían pocetas con cisternas, lo que nos parece hoy en día muy normal, pero para aquel entonces era algo extra. O también había en el centro de la ciudad una piscina termal en la que uno se podía bañar desde marzo hasta finales de otoño porque se calentaba sola por efecto de la misma fábrica".

Siguiendo dicho modelo se construyeron Batadorp, Batanagar, Bataypora y Bata-Borovo, entre otras. En estos pequeños núcleos urbanos moraban los trabajadores del calzado, quienes no tenían que perder tiempo desplazándose a la fábrica y además contaban allí con los servicios básicos y lugares de recreación.

Jan Antonín Bat’a,  foto: ČT
Para muchos, el oficio de la zapatería en un taller Bat'a se convirtió en una circunstancia que determinaría todas las aristas de la vida. Esto lo ilustra el documental, nos comenta su directora.

"Tenemos algunos héroes que son de la vieja generación y que saben más de eso. En el barrio de Batadorp (en los Países Bajos) el personaje heroico es Henrik, quien trabajó toda su vida para Bat’a, a quien le llenó la vida de luz, tanto en lo laboral como en lo personal, pues en la fábrica se enamoró de una de sus colegas con quien luego se casó y vivieron felizmente en una de las casas de Bat’a. Él representa esta vida clásica y típicamente feliz al estilo de los hombres Bat’a".

Los empleados de las factorías zapateras, llamados hombres Bat’a, llevaban una vida un tanto mecanizada que reproducía el ritmo de su jornada laboral y no establecía muchas diferencias entre la vida fuera y dentro de la fábrica. Explica Karolína Zalabáková en entrevista con la Televisión Checa.

Batayporá | Foto: David Koubek,  Český rozhlas
"Ellos tenía que ir en colectivo a ejercitar, luego se iban así en grupo a la fábrica donde trabajaban y después tenían la pausa colectiva. Toda su vida adoptó el ritmo de una producción en cadena".

Agrega que la crítica al concepto de trabajo y de vida de Jan Antonín Bat’a se ha formado en la actualidad, puesto que para la época fue una oportunidad laboral llena de facilidades. Eso explica que la mayoría de las personas que dan su testimonio en el documental lo recuerden de buena manera, incluso al punto de adoración.

Algunas de las ciudades Bat’a todavía conservan su atmósfera de vida obrera, mientras que otras como Batanagar, en la India, se está transformando en un club de golf y de Bata-Borovo, en Croacia, solo quedan ruinas, pues fue destruida durante las Guerras de Yugoslavia en los años noventa.

Autor: Ana Briceño
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