Checos entierran sus animales domésticos en cementerio especial

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Los ciudadanos de la capital Praga se inclinan cada vez más por enterrar a su perrito, gatito o a su querido hámster en un peculiar cementerio para animales, situado en el barrio de Bohnice en la parte septentrional de Praga. Entre pequeñas tumbas se encuentra también el sepulcro del perro Boxer del ex presidente Václav Havel, el gato preferido del embajador de EE.UU. y el perrito del ex primer ministro Jirí Paroubek.

El cementerio fue fundado en el año 1998 al borde del bosque cerca del barrio capitalino de Bohnice, cerca del manicomio central.

Lo primero que vemos al entrar y lo que nos sorprende, es un montón de juguetes, collares de perros, correas y pelotitas de goma alrededor de centenares de pequeños sepulcros. Especialmente el sábado y domingo el cementerio está lleno de gente que llega para limpiar y dar mantenimiento a las tumbas.

Preguntamos a Katerina, una mujer de casi 45 años, que ha venido al cementerio acompañada por dos chihuahuas, cuántas veces suele venir aquí.

"Vengo cada semana. Nuestro perrito murió en un accidente, y el veterinario nos ha dado el teléfono de este cementerio. Está enterrado aquí desde hace casi seis años. No soy capaz de imaginar que esté en otro lugar y yo no podría seguir encontrándome con él. Nuestro perro era como nuestro niño, y entonces estamos aquí el máximo tiempo posible".

En muchas tumbas están gravados letreros como "Te extrañamos mucho, Rex", "Nunca te olvidaremos, Katty" o "Muchas gracias por todo, mi perrito". Lo que subraya la intima relación entre la gente y sus queridos animales domésticos.

Según explica Jana, criadora de perros, de casi cuarenta años, la gente no quiere que sus mascotas terminen en un vertedero sirviendo de alimento para otros animales.

"Este cementerio es un espacio maravilloso, porque todos nosotros tenemos aquí a nuestros amigos. El perro del ex primer ministro, Jirí Paroubek, está enterrado aquí, al igual que otros animales del equipo del gobierno. Mucha gente va al cementerio especialmente en las Navidades, las Pascuas, y el Día de los Santos. Ponen regalos en las tumbas, llevan flores frescas y encienden velas. Vengo cada semana y me alegra mucho tener esta posibilidad".

Además de los perros y gatos los checos entierran papagayos, hámsteres y pececitos de acuario en este cementerio. No obstante, se puede encontrar el sepulcro de un mapache o de un hurón en el cementerio de Bohnice.

Jana nos describe con mucho entusiasmo todas las ventajas de este cementerio para animales.

"La gente puede decorar las tumbas como quieran, lo que es mucho mejor que en los cementerios generales. A veces hay grandes funerales, vienen los músicos y todos los que querían al animalito".

Basta decir que al enterrar al animal, hay que pagar un precio en función de su peso. Por un perrito de diez kilogramos se pagan 120 euros, por un funeral de perro Grifón de treinta kilogramos cobran 150 euros y enterrar un dogo de cuarenta y pico kilogramos cuesta 200 euros.

Petr Dvorák, desempleado de 50 años, explica que el cementerio está casi lleno y a pesar del enorme interés no se entierra desde enero de este año.

"Pagué 150 euros por mi perra Doberman que pesaba 33 kilogramos, y estoy muy alegre de que he conseguido el lugar. Aquí alrededor hay enterrados casi 2 500 animales".

Lucie y Karel, una pareja de estudiantes de secundaria, vinieron al cementerio sólo para mirar las peculiares tumbas. Según dice Karel, le gusta mucho.

"Estamos por primera vez aquí y todo nos parece muy divertido. Quizás todo esto indique que la gente se relaciona mejor con los animales que con otros seres humanos".

A pesar de que el cementerio de animales podría parecer un poco ridículo, cada vez más los checos deciden enterrar a sus queridos perros, gatos y otros animales domésticos aquí. Todo indica que será necesario construir otras "necrópolis" para animales, porque en la de Bohnice no cabe ni un conejillo de Indias.

Y ¿Qué opinan ustedes, amigos?

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