El verano favorece a las bodas

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El verano es una temporada que siempre ha favorecido a las bodas y, en ese sentido, la República Checa no es la excepción. Mientras que los checos se casan cada vez a mayor edad, el número de bodas va en aumento.

Organizar una boda no es nada fácil y decidir cómo será, aún menos. ¿Qué tipo de boda eligen los checos? ¿Prefieren la tradicional o se atreven a experimentar?

En esta A toda marcha hemos conversado con dos jóvenes checas sobre la idea que tienen de su propia boda y hemos seguido con ellas uno por uno todos los pasos de los preparativos del casamiento. Katka, traductora de 28 años, residente en Praga, reconoce su entusiasmo por las bodas.

"¡Me encantan las bodas! Casarme es mi sueño desde los cinco años. Desgraciadamente, aún no he encontrado al hombre de mi vida."

Pero según la tradición, antes de casarnos debemos comprometernos. ¿Es algo que aún se practica, o resulta un remanente del pasado? A Katka, la costumbre le parece bonita.

"A decir verdad, no sé precisamente qué significa comprometerse. Pero supongo que será cuando el hombre va a pedir la mano de la mujer y, al mismo tiempo, entregarle un anillo como signo del compromiso. Eso sí que me gustaría mucho."

Ya nos hemos comprometido y podemos empezar con la organización del casamiento. Primero hay que propagar la noticia. Para eso sirven los avisos de boda. Pero, ¿qué tipo elegir? Últimamente se suelen mandar avisos electrónicos lo que resulta más práctico y barato. Sin embargo, según Katka, las invitaciones impresas tienen su encanto, ya que uno puede guardarlas o exponerlas en algún lugar de su casa para mirarlas de vez en cuando.

Cuando todo el mundo sabe que nos vamos a casar, llega el momento de pensar cómo será la boda. Al planear la ceremonia, incluso las mayores realistas se vuelven románticas. ¿Dónde hacerla? ¿Cuánta gente invitar? ¿Qué vestido ponerse? Katka lo tiene bien claro.

"Yo soy una romántica y además, bastante conservadora. Así que prefiero una boda tradicional. El vestido largo y blanco, como de una princesa; la ceremonia, en algún lugar poco convencional y, al mismo tiempo, romántico, como un castillo o un jardín, por ejemplo. En cuanto al número de los invitados, deben asistir todos los amigos y familiares. Me imagino unas sesenta personas en total."

Sesenta personas no es poca gente. ¿Cuánto nos costará la fiesta? Y, ¿vale la pena contratar alguna agencia de bodas? Katka gastaría en su boda hasta 3.500 euros, pero prefiere organizarla ella misma. Parece que aunque las jóvenes checas no dudan en gastar bastante dinero en su boda, todavía no se fían mucho de las agencias especializadas.

La cuestión de dinero y de bienes siempre es delicada y entre dos jóvenes que piensan contraer matrimonio, aún más. Para evitar posteriores malentendidos, se recomienda firmar un contrato prenupcial de separación de bienes. Karolina Panská, abogada de Praga, nos explica para qué sirve, y habla de su divulgación entre los jóvenes checos.

"La separación de bienes está dirigida a los novios que piensan contraer matrimonio y que en adelante quieren adquirir bienes por separado, es decir, no compartirlos con su pareja. Los checos van acostumbrándose a firmar este tipo de contrato, aunque todavía no es tan común como en Europa occidental."

Sin embargo, no todas las jóvenes checas son aficionadas al modelo tradicional. Aumenta el número de treintonas solteras que no piensan casarse jamás. Michaela Kazdová, jurista de Praga, explica las razones por las que quiere permanecer soltera.

"No me siento lo suficientemente madura para casarme y temo no serlo nunca. Además, por haber estudiado derecho, me doy cuenta de lo serio que resulta este paso y pienso en todas las consecuencias que pueda tener."

Michaela admite que además de las razones personales, existen otras más objetivas. Una de ellas es la desconfianza de los jóvenes checos en la institución del matrimonio, que se debe al alto número de divorcios en el país; otra, la mayor libertad de la sociedad checa y la falta de prejuicios, menciona Michaela.