Josef Myslivecek - "Il Divino Bohemo"

Josef Myslivecek
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Josef Myslivecek es el mejor compositor clásico checo del siglo XVIII. Su obra encantó no solo a sus paisanos, sino también a toda Italia.

Los inicios de Josef Myslivecek, que nació en 1737 en Praga, no indicaban que sería famoso como compositor de música clásica. Su padre era molinero y deseaba que sus dos hijos fuesen los herederos de su oficio. Les permitió acceder a una buena formación en el liceo jesuita en ciencias técnicas y humanitarias y a los dos les fue otorgado el título de maestro molinero.

Sin embargo, Josef Myslivecek nunca se hizo cargo del molino de su padre y comenzó a estudiar composición musical convarios maestros praguenses. Dentro de poco, creó seis sinfonías menores que llevan el nombre de los seis primeros meses del año.

El compositor quería perfeccionar sus capacidades y por ello se dirigió hacia Italia, el baluarte de la opera europea. Tomó lecciones con el gran maestro de Venecia, Peschetti. En el año 1767, Myslivecek debutó con la opera "Il Bellerofonte". Compuesta con motivo del cumpleaños del rey de Nápoles, se convirtió en una de las composiciones modelo del género de la opera clásica.

La obra tuvo gran éxito y Josef Myslivecek pronto se ganó la admiración del crítico público italiano, muy exigente con los artistas extranjeros. El músico checo compuso unas treinta operas y muchas misas, cantatas, sinfonías y composiciones religiosas. La opera más famosa del compositor es "Olympiade" que glorifica a Roma, donde Myslivecek vivía en aquel entonces.

En Italia conoció a Mozart quien le admiraba mucho. En ese ambiente de tanta competencia y frente a las altas exigencias del público italiano, Myslivecek creaba con ligereza y rapidez, cumpliendo a rajatabla los plazos determinados. Su popularidad fue tal que los italianos le pusieron el apodo "il divino bohemo" y tradujeron su nombre al italiano, llamándole Giuseppe Venatorini.

Las obras de Myslivecek destacan por sus melodías extraordinarias y claras. Su música es rica en sentimientos y no carece de sublimidad.

Sin embargo, su carrera en Italia no terminó bien. Myslivecek resultó herido en un accidente y su cara quedó desfigurada. Su última ópera, Armida, está llena de tonos lúgubres que reflejaron el estado mental del artista. El público lo rechazó y el compositor murió pobre y solo en Roma en 1781. Su gran obra, sin embargo, permaneció hasta el presente, haciéndonos olvidar el fin nefasto de su creador.