Cien días de gobierno del primer ministro Spidla

Vladimir Spidla, Foto: CTK

Hace cien días que está en funciones el gobierno del primer ministro, Vladimír Spidla. Durante este período le tocó experimentar, entre otros, la dura prueba de las mayores inundaciones en la historia del país.

Vladimir Spidla,  Foto: CTK
Poco después de que el gobierno entrara en funciones, la República Checa sufrió las consecuencias de catastróficas inundaciones. Tras ello el gobierno vivió una crisis que por poco termina con él.

Una de las promesas electorales del Partido Socialdemócrata, liderado por Vladimír Spidla, fue la de la formación de un gobierno confiable. Y realmente logró cumplirla. Lo testimonian los sondeos de la opinión pública que ubican en los primeros seis lugares a miembros de su gobierno. Las encuestas sitúan al propio Spidla en tercer lugar.

El gobierno actual tiene una imagen muy buena, pero carece de estabilidad, sostienen los observadores. Y ello a pesar de que se trata de un gobierno mayoritario. Desgraciadamente, se trata de una mayoría muy frágil de un sólo voto en el seno del Parlamento que no siempre da buenos resultados. Así, debido al rechazo de la ex presidenta de la Unión de la Libertad, Hana Marvanová, la Cámara Baja no aprobó la reforma parcial del sistema impositivo promovida por el gobierno para paliar los daños causados por las inundaciones.

Gobierno checo,  Foto: CTK
Los analistas reprochan al gobierno de Vladimír Spidla la falta de un capacitado experto en economía en su seno. Las decisiones las asumen, en su mayoría, miembros del gobierno que carecen de los requeridos conocimientos económicos. Los expertos opinan que esta es la razón por la que el gobierno no procedió hasta el presente a la adopción de una decisión importante y radical en el sector económico.

Todo indica que tampoco las próximas semanas serán tranquilas para el gobierno. La Cámara Baja se prepara a votar a inicios de noviembre sobre el proyecto del presupuesto estatal de la República Checa para el año 2003. Y la falta de un solo voto podría resultar fatal para el futuro del gobierno del primer ministro, Vladimír Spidla.