El lenguaje del cómic, al servicio de Cervantes

‘El Retablo de las Maravillas’

Una nueva exposición del Instituto Cervantes de Praga explora en formato cómic la figura de Miguel de Cervantes y uno de sus entremeses, ‘El Retablo de las Maravillas’.

‘El Retablo de las Maravillas’
Miguel de Cervantes fue, además del mayor gigante de las letras españolas, una persona de vida tremendamente interesante, tanto en lo afectivo como en lo familiar, artístico y en su trayectoria vital propiamente dicha. Trabajó como espía para Felipe II, estuvo bajo cautiverio turco, trabajó como recaudador de impuestos e integró en su familia a su hija ilegítima, entre otras cosas.

Ahora, y como última reminiscencia del IV centenario de la muerte de Cervantes, que se conmemoró el año pasado, el Instituto Cervantes de Praga acoge desde este viernes una exposición dedicada a explorar las diferentes facetas del autor y a interpretar gracias a ellas uno de sus entremeses más conocidos: ‘El Retablo de las Maravillas’.

El formato utilizado es el cómic. Por un lado las ilustraciones con textos explicativos de Miguelantxo Prado, que con su estilo realista transportan al público a la España del siglo XVII. Por el otro la visión más surrealista y caricaturesca adoptada por David Rubín para narrar ‘El Retablo de las Maravillas’.

Del teatro a las viñetas

Rubín, uno de los más señalados dibujantes españoles de historietas, decidió adaptar el entremés de Cervantes únicamente dándole formato de cómic, es decir, añadiéndole imágenes, y dejando el texto intacto. Así pues, no se ha suprimido ni omitido ni una coma. Los diálogos son tal cual los de la pieza original y de hecho para su traducción al checo, que se halla bajo cada página, o mejor dicho, panel de la exposición, se ha echado mano de la versión en este idioma que ya existía desde principios del siglo XX.

‘El Retablo de las Maravillas’
La elección de esta obra, además de por su breve extensión, viene dada por la cantidad de información sobre Cervantes que es posible extraer entre líneas. En el mismo cómic el público puede seguir las notas a pie de página de determinados fragmentos, que enlazan con la otra parte de la exposición, la dibujada por Prado, explica David Rubín para Radio Praga.

“Se señalan zonas o temas que tocan con su biografía. Luego se enlaza ahí y puedes ver qué partes de la biografía están relacionadas con el cómic, porque de hecho en la obra, el entremés del Retablo de las Maravillas, Cervantes habla de un montón de temas tanto de su época como, por desgracia, aún muy vigentes, como el tema de que los de arriba no siempre son los que merecen estar y cosas así”.

Determinadas referencias y comentarios de los personajes evidencian así las posturas del autor sobre temas como el dinero, la religión o el amor. De hecho, el mismo tema de la obra es toda una declaración ideológica.

El retablo de las maravillas es un teatro que solo pueden ver los no bastardos o no descendientes de judíos o musulmanes conversos. Con él un grupo de pícaros estafa a la aristocracia de la ciudad, aprovechando que todos fingen que ven lo que no hay para que no se ponga en duda la pureza de su origen.

La idea no es nueva, pero la puesta en escena es puramente cervantina, señala Rubín.

David Rubín,  foto: Carlos Ferrer
“Se basa en una fábula japonesa que a su vez también a Andersen, con El Traje Nuevo del Emperador, que más o menos va de lo mismo. Es gente que merece ser engañada, porque son estúpidos y porque no son nobles. Y además Cervantes deja muy claro que a los que engaña son siempre a los de arriba, a la gente de poder, a la gente que no puede gestionar bien ese poder para hacer algo bueno para todos, que solo se preocupan por ellos mismos. Es como devolverles la moneda”.

La obra, contada en forma de historieta, adquiere nuevas cualidades. Una de ellas es el uso de los contornos de las viñetas para sugerir las maravillas que están y no están al mismo tiempo.

“No iba a estar un montón de página mostrando nada y a la gente diciendo, oh, qué maravilla, fingiendo que está bien algo que ahí no está. Después de darle muchas vueltas me di cuenta de una cosa maravillosa que tiene el lenguaje del cómic. Que además es algo que solo puedes conseguir con cómic, esto en cine no lo puedes conseguir, ni en ningún otro medio artístico. Es que puede dibujarlas utilizando los bordes de la viñeta. Entomnces cuando dicen ‘sale Hércules que tal y cual’ o ‘sale un toro que tal y cual’, utilizo los bordes de la viñeta, es lenguaje de cómic puro y duro, pero al mismo tiempo estamos viendo claramente que de ahí no sale nada”.

La historia termina con la llegada de un militar, que como no sabe nada de las supuestas propiedades del retablo, no tiene reparo en reconocer que no ve nada. Los demás lo ridiculizan y el soldado reacciona a lo castrense, dándoles a todos de palos. Un final que recuerda a los tebeos de Francisco Ibáñez, y que de hecho es la clave para comprender el estilo del entremés, incide Rubín.

‘El Retablo de las Maravillas’
“Quizás el final fue un poco lo que me brindó a mí el buscar el estilo para cómo contar la historia, ver que era todo tan exagerado. Pues vamos a intentar hacer algo con mucho slapstick, algo a lo Monty Python pero con Cervantes y a ver qué pasa”.

El resultado desde el punto de vista estilístico es un cómic colorido y con abundante uso de lo grotesco, alterando las dimensiones y formas de los personajes para conseguir efectos de diverso tipo, como suele suceder en las historietas humorísticas. Aun así resulta evidente que la mano tras el rotulador es la de Rubín.

“Tú puedes variar tu estilo para según qué cosas, hacerlo más compejo o quitarle complejidad como en este caso, eliminar líneas, quitar cosas superfluas e ir al meollo. O hacerlo más caricaturesco, como aquí, o más realistas, como en otras cosas que tengo hechas, pero en todo momento se tiene que ver que eres tú”.

Un país que está descubriendo el cómic

La última vez que David Rubín visitó Praga fue en 2009, cuando participó en el festival de cómic KomiksFEST y fue traducida ‘La Tetería del Oso Malayo’ al checo. Se traba justamente de una época en la que los dibujantes locales estaban tratando de hacer más visible el noveno arte, que en el país se había asociado siempre al público infantil y contaba con una tradición más bien pobre, especialmente si se compara con los países de Europa Occidental.

‘El Retablo de las Maravillas’
La situación del cómic en Chequia ha mejorado, según Rubín, pero sigue estando lejos de ser ideal.

“Siempre me fijo en las librerías cuando voy a otros países e intento ver si hay cómic y qué tipo de cómic tienen y tal. Y sí, vi que tienen cómics en todas, no muchos, pero bueno siempre tenían su sección, que era bastante con respecto a cómo era la cosa hace unos años. Y sí que vi que lo que había era muy poco género, había menos para elegir. Sí, es un mercado más difícil”.

Esta falta de presencia del cómic resulta sorprendente para Rubín, sobre todo teniendo en cuenta la rica tradición checa en cine de animación y en ilustración, continúa.

“Llama la atención, porque sin embargo sí que hay mucha tradición acá con la ilustración y con la animación, que suelen ser lenguajes y medios bastante afines al cómic. Aquí está este ilustrador que era también cineasta, Jiří Trnka, que a mí me encantaba. Lo veía de pequeño, que echaban en la tele sus obras. Y a día de hoy voy consiguiendo en DVD lo que puedo, alguna película de él o cortos o tal. Y ayer estuve viendo que muchas librerías sí que tenían su obra como ilustrador infantil. La tenían prácticamente todas”.

Entre el mercado checo y el español

Hablando de animación y de su relación con el cómic, el Rubín que regresa a Praga tras ocho años es también un autor que ha dejado definitivamente el cine. A pesar de la prometedora carrera que preveía su trabajo en ‘El Espíritu del Bosque’, llegó un momento en el que tuvo que decantarse por uno u otro tipo de ilustración, nos cuenta.

“Pasé de los 30, tenía 32 años en aquel momento, y me di cuenta de que llevaba diez años dedicándome tanto al mundo de la animación y al mundo del cómic, y que no podía estar así toda la vida, me quitaba mucho tiempo. Llegó ese momento y tuve que decidir y la verdad, de las dos, la que siempre más me llenó y más ilusiones me ha dado, aunque en aquel momento no me daba tanto dinero como la animación, era el cómic, y decidí jugármela. Decidí jugármelo todo y dejé la animación al cien por cien”.

La apuesta le salió bien, si nos atenemos a la posición que en el mundo del cómic ha adquirido desde entonces. Tras la publicación de ‘El Héroe’ en 2011, una visión propia de los doce trabajos de Hércules, una editorial estadounidense se interesó por él y desde entonces ha podido profesionalizarse y dedicarse solo a dibujar. Vender en Estados Unidos, aunque significó jugar en otra liga, no supuso un cambio artístico de importancia, asegura.

‘El Retablo de las Maravillas’
“Yo no noté tanto cambio, porque no tuve que adaptarme a ese mercado para nada. Tuve la suerte de que yo no fui con mi carpeta bajo el brazo a entrevistarme con un editor americano para que me diera trabajo, sino que fueron ellos los que se pusieron en contacto conmigo gracias a las obras que yo hacía para el mercado español y que se iban publicando por otros países. Les debió llegar algo. Y al ser ellos los que llaman a su puerta das por hecho que lo que quieren es lo que tienes, no necesitas tú adaptarme a su modo de trabajar”.

Desde entonces ha publicado novelas gráficas como Beowulf, guionizado por Santiago García, ‘El Momento de Aurora West’ o ‘La Caída de la Casa West’, ambas con argumento de Paul Pope y J.T. Petty, todas obras de éxito.

“Tengo la suerte de ser rápido trabajando, que es algo importante, quizás casi lo más para ese mercado, que demanda muchísima rapidez, porque la producción ha de ser continua. Pero al mismo tiempo tambíén te demanda mucha calidad, no puedes bajar la guardia solo por cumplir plazos. Tienes que aportar en cada tebeo que haces algo nuevo, algo que haga que los lectores quieran seguir leyendo y quieran continuar con la lectura y quieran saber más de ti, saber qué has hecho antes y qué es lo siguiente que vas a hacer. Ir así poco a poco labrándose un nombre en ese mercado es bastante complicado”.

Todo esto no significa que David Rubín haya dejado de lado el mercado español. El dibujante reivindica además que sigan haciéndose trabajos enfocados al mercado nacional.

“Si queremos que algún día en España haya una industria fuerte del cómic no vale solo con traducir lo que los autores españoles hacemos para otros mercados y luego traducirlos al castellano, como ocurre con otros tebeos, y decir que es cómic español. Porque no, los cómics que hago para Estados Unidos son cómics míos, son de David Rubín, porque los hago yo, pero no son españoles, porque los hago para otro mercado, que es quien me paga por hacerlos y quien mueve toda esa maquinaria, y aquí se traducen. Creo que es importante seguir produciendo obra en España y exportándola también, no solo exportando mano de obra. Así que intento en la medida de lo posible mantener esas dos vertientes”.

Precisamente sus dos últimos cómics ejemplifican este punto de vista. A finales de 2016 publicó en España ‘Gran Hotel Abismo’, de contenido contestatario y social, mientras que a comienzos de 2017 salió a la luz el primer tomo de ‘Ether: La Muerte de la Última Llama Dorada’, realizado en colaboración con el guionista Matt Kindt.

Autor: Carlos Ferrer
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