Experimentar lo que siente un cosmonauta

Foto: Cosmos Discovery

En Brno se expone una maqueta de la estación espacial rusa MIR donde los visitantes podrán sentirse como en el espacio.

Foto: Cosmos Discovery

Si quiere saber qué siente un cosmonauta, desde este mes pueden vivir la experiencia gracias a la exposición Cosmos Discovery, que se está llevando a cabo en la ciudad de Brno. En la muestra se puede visitar una reproducción de la estación espacial rusa MIR.

La MIR fue una estación espacial soviética, y posteriormente rusa, que orbitó la tierra entre 1986 y 2001. Tuvo el honor de ser la primera estación espacial de investigación en ser habitada de forma permanente.

Foto: CC0 / Pixabay
Pavel Toufar, que además de escritor y periodista especializado en temas del espacio es uno de los organizadores de la exposición, explicó para la Radiodifusión Checa lo que siente un visitante al entrar en la estación.

“Aquí todo el mundo se marea, no debe asustarse o pensar que le ha pasado algo extraño. Esto sucede porque la maqueta está intencionadamente inclinada hacia la izquierda. Es una ilusión óptica para que la persona que entra sienta lo mismo que los astronautas que alguna vez vivieron este estado”.

La maqueta de la estación espacial sorprende al visitante por la amplitud de su interior y por su equipamiento. Por ejemplo, los tripulantes disponían de algo parecido a una bicicleta estática, donde podían ejercitarse para combatir la pérdida muscular que produce la ingravidez.

Asimismo, pueden verse las trampillas por las que se conectaban a la estación otras naves con tripulación o con cargas. La única parte inaccesible para el visitante es el centro de pilotaje, habilitado para una sola persona, y que solo puede verse tras un cristal.

También en esta exposición es posible aprender algo más sobre lo que le pasó a la famosa estación espacial. Nos lo explica el presidente de Kosmo Klub, Radek Valkovič.

“En marzo de 2001, ya sin tripulación, fue dirigida hacia la atmósfera y se desintegró sobre el Océano Pacífico con la intención de que los restos que no se hubieran desintegrado cayeran en el océano y no causaran ningún daño”.

Un grave incendio sufrido en 1997 marcó el principio del fin de este gran hito para la humanidad. Tras el suceso, la estación comenzó a ser abandonada hasta su desorbitación en 2001.