Festival de música judía: The Klezmatics

The Klezmatics

Se celebró la semana pasada, en un jardín de Mala Strana de la ciudad de Praga, uno de los Conciertos de música judía programados dentro del Festival de las Nueve Puertas, dedicado a la cultura judía checo-alemana. En él participó uno de los grupos internacionales más importantes de este tipo de música: The Klezmatics.

En el marco del Festival de las Nueva Puertas, tuvieron cabida diversas conferencias, y películas referentes a la cultura judía centroeuropea. Además, entre los distintos conciertos, destacó la música y la energía de The Klezmatics, que hicieron durar su actuación durante casi tres horas.

The Klezmatics presentaron su estilo inconfundible que combina la identidad y misticismo judíos con la estética postmoderna. Desde 1986, The Klezmatics vienen celebrando con sus canciones la naturaleza de la música Yiddish, creando música de ritmos frenéticos combinada con soul, espiritual y dance music. La vitalidad y la alegría de la música de este grupo, ha sorprendido a las audiencias de todo el mundo.

El ambiente en el jardín del palacio de Walenstein, cerrado hasta hace muy poco debido a los trabajos de reconstrucción, era realmente especial y el clímax fue subiendo a medida que iba transcurriendo la actuación del grupo, hasta que delante del escenario se reunió una parte del público que, espontáneamente, empezó a bailar al son de la música del grupo yiddish.

La calidad de sus músicos y la fuerza de sus canciones, hicieron que la noche del 1 de julio en Mala Strana fuera una noche especial.

Hubieron muchos momentos especiales durante el concierto, con canciones que se referían a situaciones de absoluta actualidad, como la necesidad de paz en el mundo, la importancia de las religiones, o la lucha por los desatendidos, pero también tuvieron su espacio las canciones de la alegría desenfrenada y el buen humor.

Podríamos destacar UNO de todos los momentos especiales que The Klezmatics hicieron posible: de repente, un niño del público no mayor de 5 años, subió espontáneamente al escenario y empezó a dar besos al auditorio, al ritmo de la música yiddish.

Quizás una lección para todos los políticos del mundo: parecía que quizás la música y la inocencia de un niño pudieran conseguir cosas que parecen imposibles.....

Autor: Mireia Vidal
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