Jorge Quiroga: “Solo los ciudadanos latinoamericanos podemos luchar contra Chávez”

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El Foro 2000 cuenta este año con la presencia de numerosas figuras clave de la política latinoamericana, entre ellas el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga. El antiguo mandatario expresó en Praga su preocupación por la expansión en el continente del movimiento bolivariano, liderado por Hugo Chávez.

Jorge Quiroga,  foto: Carlos González
Con el lema de “Democracia y Libertad en un Mundo Multipolar”, el Foro 2000 de este año pondrá sobre la mesa el desafío de proteger los derechos humanos y la democracia en un mundo que, desde el fin de la guerra fría, se caracteriza por la presencia de múltiples centros de poder.

El punto de vista latinoamericano aparece representado en los debates por, entre otros, el ex presidente de Bolivia, Jorge Quiroga. En opinión del político, el nuevo mundo multipolar ha añadido complejidad a la política iberoamericana. De espacio tutelado casi exclusivamente por Estados Unidos se ha pasado a una influencia múltiple proveniente de distintos continentes.

“No hay que menospreciar lo que sigue significando Estados Unidos, sobre todo para Centroamérica o para México, pero usted sabe que para Sudamérica, cuando pensamos en compradores de cobre, soja, cinc, plomo, plata, gas, petróleo pensamos más en China. Cuando pensamos en inversionistas pensamos más en multilatinas o en España. Creo que ha cambiado el eje de la influencia mundial”, expresó el ex mandatario.

El ex presidente señala como principal desafío para el desarrollo de la democracia en latinoamérica la expansión del modelo socialista de corte autoritario representado por el presidente venezolano, Hugo Chávez. El llamado bolivarianismo, en opinión de Quiroga, presenta la novedad de ser una creación autóctona, a diferencia de la situación vivida durante la guerra fría, y de no contar por el momento con una oposición organizada a nivel supranacional. Quiroga, que fue derrotado en las urnas por el actual presidente boliviano, Evo Morales, denunció las injerencias de Chávez en su país y en general en toda Sudamérica.

“El señor Chávez financiaba movimientos sociales en Bolivia desde el año 2000. Se lo digo porque estaba yo allí. Y financiaba grupos que hacían cortes de rutas, bloqueos. ¿Qué ha cambiado del 2000 a la fecha? La efectividad de la injerencia. Es casi una fórmula matemática. El precio del petróleo multiplicado por la consolidación interna de Chávez en Venezuela. Y él, lo que hace cuando no tiene gobiernos satélites es financiar insurrecciones, convulsiones, bloqueos y paros. Con consignas fáciles: no al TLC, nacionalización, viva la coca... Y después tiene el mejor equipo de campaña en la historia de América Latina. Estos son equipos de focus groups, de encuestas, de controles de medios de comunicación, de asesores de propaganda y publicidad muy buenos, los mejores que hay”, afirmó.

Jorge Quiroga lamentó que la comunidad internacional se muestre ambigua ante las ambiciones intervencionistas de Chávez, a su entender debido al poderío económico de Venezuela. Sin embargo expresó su convencimiento de que es un fenómeno puramente latinoamericano y como tal son los propios ciudadanos afectados los que deben reaccionar.

“Es triste, pero en España, si le pueden vender armas a Venezuela y hacer negocio en la Paz del Orinoco, pues está bien lo que haga en otros lugares. En Estados Unidos, mientras le mande el millón, casi millón y medio de barriles de petróleo al día, pues todo el mundo feliz. La verdad es que la lucha contra este fenómeno de característica autoritaria es de los ciudadanos de América Latina. Yo soy muy escéptico de que la respuesta venga de gobiernos, de OEA, de Naciones Unidas. Pero sí creo y confío en el espíritu de los ciudadanos de América Latina de vivir en libertad y democracia plena, hacerla respetar y mantener su vigencia”, sostuvo.

El político criticó la posición poco clara de Brasil respecto al bolivarianismo e instó a la creciente potencia carioca a que asuma su responsabilidad como potencia regional para asegurar la estabilidad de la zona y la pervivencia de los valores democráticos.