La exposición Caballeros del Cielo conmemora a los pilotos de la RAF

Foto: Magdalena Hrozínková

La exposición Caballeros del Cielo, instalada en el Museo Nacional de Praga, refleja la valentía, el heroísmo y las historias de los pilotos checoslovacos que operaban en el extranjero durante la Segunda Guerra Mundial.

Foto: Magdalena Hrozínková

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¿Cómo transcurría la formación de los jóvenes pilotos? ¿Qué implicaba el servicio en el Ejército Británico? ¿Y cómo fue el regreso a Checoslovaquia después del final de la Guerra? Las respuestas a estas preguntas se pueden encontrar en la exposición Caballeros del Cielo, que tiene lugar en el Museo Nacional de Praga.

La exposición surgió en colaboración con el Museo del Exilio de Brno. Su objetivo es recordar los destinos de los aviadores, técnicos y el personal de tierra de la Real Fuerza Aérea británica (RAF). Se pueden ver uniformes usados por los pilotos, sus diarios escritos a mano y otros artículos personales. A través de estos objetos, los visitantes pueden reconstruir sus vidas y eventos cruciales de la Segunda Guerra Mundial, como describe uno de los autores de la muestra, Jan Kratochvíl.

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“Tenemos 20 000 documentos originales de los pilotos, 25 000 fotografías y 40 uniformes, todos auténticos. Nuestra exposición es especial, ya que estas cosas fueron de verdad usadas por las personas a las que pertenecían. Esto es algo que ni siquiera el Instituto Histórico Militar tiene”.

Los visitantes pueden aprender sobre los éxitos militares y los destinos trágicos de los héroes de la RAF a lo largo de la Segunda Guerra Mundial y también después de la guerra. El coautor de la exposición, Jan Kratochvíl, describió a la Radiodifusión Checa la historia excepcional de uno de los pilotos checoslovacos, el comandante Josef Bryks.

“Fue un hombre que escapó dos veces de la cárcel. Justo al comienzo de la Guerra, se topó con uno de los mejores pilotos de caza alemanes, fue abatido y capturado. Luego fue encarcelado en el conocido campo de prisioneros de Sagan. Más tarde se escapó a Praga, pero allí alguien lo denunció. Fue detenido otra vez y enviado a Alemania. Después del año 1945 regresó a Checoslovaquia, pero ya no estaba bien de salud y no podía pilotar más, así que comenzó a trabajar como comandante de entrenamiento de aviación en Olomouc”.

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La exposición fue presentada por primera vez hace dos años en Brno. En Praga, la muestra ocupa un área de más de 300 metros cuadrados. El piso de la sala principal está pintado como una pista de aterrizaje y el espacio ofrece vitrinas con uniformes, fotografías y diferentes artículos que pertenecían a los pilotos de la RAF. Se puede ver por ejemplo una chaqueta del general Vladimír Nedvěd, comandante del Escuadrón de Bombarderos 311. La vida de Nedvěd también está llena de historias increíbles, como prosigue Jan Kratochvíl, coautor de la exposición.

“Tenemos un documental donde el general cuenta su historia y describe las situaciones que vivió como piloto durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez volaba con un bombardero cargado y cuando su equipo alcanzó una altura de 300 metros, el piloto enemigo atacó, su avión cayó y las bombas empezaron a explotar. Un hombre normal huiría del lugar, pero el general Nedvěd comenzó a sacar a sus colegas de los escombros. Más tarde dijo que una bomba de 300 kilos había explotado debajo de él y que lo había lanzado unos 20 metros al aire, pero no le pasó nada, salió sin rasguño alguno”.

En la exposición se pueden ver también premios que los aviadores checos recibieron después de 1989, el año de la Revolución de Terciopelo, otorgados por ejemplo por los ex presidentes Václav Havel y Václav Klaus. De los objetos destaca un frac del general de brigada Miroslav Liškutín, que tenía puesto cuando fue galardonado por la reina Isabel II. La exposición se prolongará en el Museo Nacional de Praga hasta enero de 2020.