La tragedia del pueblo de Ležáky arrasado por los nazis no será olvidada

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Centenares de personas se juntaron este domingo en Ležáky para conmemorar el 71 aniversario de la desaparición de este antiguo pueblo en la Meseta Checo-Morava, tras ser arrasado por los nazis. Dos semanas antes había corrido el mismo destino la aldea de Lidice, cerca de Praga. Lo ocurrido fue una venganza de los nazis por el atentado contra el protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heidrych.

Miroslava Něcová en Ležáky,  foto: ČTK
Nueve lápidas en forma de cruz situadas cada una en el lugar donde antaño se encontraban las casas que formaron la aldea de Ležáky, recuerdan actualmente el triste destino de este antiguo pueblo. El 24 de junio de 1942, los nazis irrumpieron en él, se llevaron a sus habitantes, que posteriormente asesinaron, y redujeron la población a cenizas. El motivo de esta barbarie fue que en la aldea habían encontrado refugio miembros de la resistencia antifascista, quienes mantenían desde allí contactos con la resistencia checa en el exterior.

Durante un acto recordatorio efectuado este domingo en el lugar de la tragedia, la presidenta de la Cámara Baja checa, Miroslava Němcová, recalcó que el destino de Ležáky fue semejante al de Lidice, que también fue arrasada por los nazis. Němcová recordó que los autores de ese terrible crimen nunca fueron castigados.

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”Considero que siempre debería alcanzarse la justicia. Aunque se trate de casos con daños menores. Y más aún, cuando se trata de sucesos semejantes a éste, o sea de asesinatos y terror desenfrenado”.

A 34 de los habitantes adultos de Ležáky los nazis los fusilaron en el palacio de la ciudad de Pardubice el mismo día de su detención. Otras siete personas, junto a más de 40 colaboradores de la resistencia antifascista en la zona, fueron fusiladas el 25 de junio y el 2 de julio de 1942. Once niños de Ležáky fueron enviados a cámaras de gas en Polonia. La venganza de los nazis la sobrevivieron sólo dos hermanas que entonces tenían un año y dos años y medio de edad y fueron enviadas a Alemania para ser reeducadas.

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Al terminar la guerra, las hermanas Štulík fueron repatriadas a Checoslovaquia. Según recordó este domingo en el acto en Ležáky una de ellas, Jarmila, aceptar la realidad que desconocían hasta entonces no fue fácil para ellas.

”Por ejemplo, cuando en la escuela el profesor me llamó a la pizarra con mi nombre Jarmila Štulíková, yo seguí sentada. Y cuando mi compañera me dijo que esa era yo y que me levantara, le contesté que yo me llamaba Kamila Petl”.

Los presentes en el acto de Ležáky este domingo, encendieron una simbólica ‘llama de la desesperación’ en homenaje a los niños asesinados en las cámaras de gas en Polonia. Este lunes un grupo de escolares llevó la llama de Ležáky al palacio de Pardubice, donde fue fusilada la mayoría de los habitantes de ese pueblo.

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Por otro lado, este lunes se conmemora en Chequia asimismo el centenario del nacimiento de Jan Kubiš, destacado representante de la resistencia antifascista checa. Kubiš fue uno de los miembros del grupo que realizó el atentado contra el protector nazi de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich. Junto a sus colegas encontró refugio posteriormente en la iglesia de San Cirilo y San Metodio, en Praga. Sin embargo, a raíz de la traición de uno de los miembros del grupo, fueron descubiertos por la Gestapo y el 18 de junio de 1942, durante un duro enfrentamiento armado, Jan Kubiš y sus colegas ofrendaron sus vidas en esa iglesia por la liberación de su patria del yugo nazi.

El pueblo de Ležáky nunca fue restablecido, a diferencia de Lidice que después de la Segunda Guerra Mundial fue reconstruido con ayuda de personas del mundo entero y actualmente vive un nuevo capítulo de su existencia.