Los agricultores lamentan, los viticultores están contentos

En la República Checa se ha registrado el más abrasador verano desde 1775, cuando se empezó a medir la temperatura. Este año, los meteorólogos checos midieron incluso un récord de 38,9° C.

Cada vez más se está notando el desequilibrio climático causado por la contaminación del medio ambiente. Mientras que en el pasado agosto la República Checa fue azotada por enormes inundaciones, este verano, los checos debieron hacer frente a excesivas temperaturas y los bomberos tuvieron que intervenir, con más frecuencia, combatiendo incendios forestales.

El verano abrasador causó enormes pérdidas en las cosechas de este año, según indicó el director de la Cámara Agraria de la región de Prostejov, Roman Benes.

"La cosecha de este año es catastrófica, pocos agricultores recuerdan una situación tan mala. En comparación con el año pasado, el beneficio de la cosecha de trigo ha bajado en un 28 por ciento," lamenta Benes.

Debido a la mala cosecha del trigo, aumentará probablemente el precio del pan y las altas temperaturas tampoco causarán alegría a los consumidores de cerveza, ya que grandes pérdidas se registraron en la cosecha del lúpulo. Por otro lado, los vitivinicultores expresan su alegría, ya que gracias al calor, la vendimia de este año será excelente.

Este verano tropical cobró numerosas víctimas humanas; creció el número de personas que sufrieron infartos, así como el número de accidentes de tráfico fatales, ya que el excesivo calor inhibe las funciones psíquicas y físicas de los choferes.

El clima sigue loco en la República Checa, esta semana ha refrescado bruscamente unos cinco grados centígrados. Sin embargo, a partir de la próxima semana las temperaturas volverán a subir superando otra vez el término medio.