‘SOS Amazon Bolivia’ ayuda a salvar el bosque Chiquitano

Los incendios forestales en los bosques de Bolivia, foto: Puya Raimondi, CC BY-SA 4.0

Los incendios forestales que arrasaron los bosques de Bolivia han tenido efectos desastrosos. La iniciativa 'SOS Amazon Bolivia (Chiquitania Forest)' trata de aliviar la situación apoyando a los bomberos que operan en la zona.

Homero Mendizábal y Patricia Rodríguez,  foto: Ondřej Tomšů

El bosque Chiquitano, ubicado en el departamento de Santa Cruz, Bolivia, es el bosque seco tropical más grande del mundo. Desde hace dos meses, se ha estado quemando.

Un par de voluntarios bolivianos que viven en la República Checa decidieron tomar la iniciativa y ayudar a apagar los incendios desde la distancia. Homero Mendizábal y Patricia Rodríguez crearon una página web llamada SOS Amazon Bolivia Forest, a través de la cual los ciudadanos checos y de otros países pueden apoyar económicamente a los bomberos de Bolivia, según explicó Mendizábal en entrevista a Radio Praga Internacional.

“Vimos la situación que empezó en Bolivia, en la selva chiquitana. Nos preocupó mucho, porque en las noticias se hablaba mucho sobre Brasil, sobre la selva de la Amazonía, y nosotros queríamos dar a conocer a la gente de aquí que no solamente Brasil está sufriendo estas quemas, sino parte de Bolivia”.

Los fondos recaudados van destinados directamente a la Fundación Rescate Urbano que está combatiendo los incendios en la selva. Los bomberos son voluntarios, entonces no reciben ningún salario y no disponen de los equipos necesarios para poder enfrentar un desastre ambiental de esta magnitud, continúa Mendizábal.

“Es un trabajo duro. Ayudándoles económicamente, ellos van a poder estar bien equipados para poder apagar a la brevedad el fuego que existe”.

Se necesitan sobre todo expertos técnicos, trajes para bomberos, camiones y tractores.

El peor desastre ecológico en Bolivia en los últimos 10 años

Los incendios forestales en Amazonía,  foto: Joshua Stevens / NASA
Los incendios en Chiquitanía empezaron a finales de julio de este año y la situación no está mejorando. En agosto el clima estaba muy seco, por lo que el fuego empezó a cobrar fuerza y se extendió rápidamente.

“Actualmente estamos hablando de que, solo en la región de la Chiquitanía, aproximadamente 4 millones de hectáreas están quemadas en dos meses. Es algo como si la mitad de República Checa se quemara en dos meses”.

Ubicado en una de las últimas regiones forestales tropicales secas de Sudamérica, el bosque Chiquitano es valioso por su ecología única y por su importancia histórica y cultural.

La ecorregión se caracteriza por su ubicación transicional entre el clima húmedo de la Amazonía y el clima seco del Gran Chaco, como explica Mendizábal.

“La selva chiquitana es una selva única, con animales que solo existen allí, y también plantas y árboles que solo hay allá. Al ser una zona de transición entre la Amazonía y el Chaco Seco, se vuelve muy especial e importante. La Chiquitanía almacena el agua de la Amazonía. Si existen las quemas de la selva, la misma selva después va a dejar de guardar esa agua que debería de ser distribuida para el resto de la Amazonía”.

El bosque Chiquitano,  foto: Sam Beebe,  CC BY 2.0
En los últimos años el bosque Chiquitano está siendo convertido en suelo de producción agropecuaria. Le economía de los llanos se reduce a la obtención de productos del sector primario, como cultivos de soja, de caña de azúcar, arroz, y maíz, prosigue Mendizábal.

“Desafortunadamente, en esa parte de la región Chiquitana, la forma de hacer agricultura es mediante la quema. Al ser una zona seca es mucho más fácil y propenso a que esa quema controlada se convierta en una quema descontrolada, que es lo que está pasando ahora”.

Como señaló Homero Mendizábal, los incendios han tenido un impacto grave en la biodiversidad de la zona. Más de 30 000 kilómetros cuadrados del bosque han desaparecido, y el 80% de los animales salvajes murieron a causa del fuego.

“Se habla aproximadamente 1200 millones de animales muertos. Obviamente es contando a aves, invertebrados y demás. Pero si ves solo el número, es un ecocidio lo que ha sucedido en Bolivia”.

Más de 200 comunidades indígenas están en peligro

La ecorregión de la Chiquitanía está habitada por alrededor de 180 000 personas, incluyendo importantes comunidades indígenas. En total, son unos 200 pequeños pueblos distribuidos en las zonas donde ha habido incendios, y siete de ellos han sido evacuados, como apunta Patricia Rodríguez de la iniciativa SOS Amazon Bolivia Forest.

Los incendios forestales en los bosques de Bolivia,  foto: Puya Raimondi,  CC BY-SA 4.0
“Estas poblaciones dependían de la naturaleza, vivían en simbiosis con ella. Quemándose la zona donde estaban, se van a encontrar en una situación desprotegida, no conocida, donde tendrán que aprender cómo sobrevivir”.

Muchas de las comunidades indígenas además no hablan bien el español, entonces será difícil para ellos integrarse en la sociedad metropolitana, añade Mendizábal.

“Inclusive hay un pueblo indígena chiquitano no contactado, que está en riesgo de que los incendios le lleguen. Es gente que nunca ha salido del campo. Solo mediante drones se puede ver que están viviendo allá. Para ellos sería el apocalipsis, porque van a salir de su hábitat natural a la ciudad, donde su manera de vivir no va con lo que es la sociedad boliviana”.

Los incendios de la Amazonía están continuando hacia el noreste. Aparte de enviar dinero a una cuenta transparente, las personas pueden contribuir individualmente para mejorar la crisis ecológica, dice Patricia Rodríguez.

“El futuro depende del presente. Ahora la necesidad, la emergencia, es apagar esos fuegos. Me parece increíble que son más de dos meses que se sigue quemando el bosque y no se logra apagar. Eso para mí es la motivación principal que me ha llevado a hacer algo aquí. Yo creo que la gente tiene capacidad, tenemos medios, es simplemente saber cómo hacerlos llegar, cómo utilizarlos para que esto se plaque”.

Otras soluciones a la crisis ecológica son, según los fundadores de SOS Amazon Bolivia Forest, comprar productos sustentables, consumir menos carne, concienciar a la gente, movilizarse con los gobiernos locales, apoyar ONG locales e internacionales, y, por último, aunque parezca insignificante, plantar árboles.