Sudetoalemanes pretenden abrir una Oficina representativa en Praga

Bernd Posselt, foto: CTK

El líder de la Organización de los Sudetoalemanes, Bernd Posselt, se disculpó ante el pueblo checo por las actividades de sus pares en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. En un programa de la Televisión pública, Posselt reconoció que las mismas ayudaron al desmoronamiento de la Checoslovaquia de preguerra y a su ocupación por los nazis.

Bernd Posselt,  foto: CTK
El líder de los sudetoalemanes, Bernd Posselt, asistió en la ciudad de Jihlava a un foro de debates checo-alemán. Durante su estancia en este país fue invitado a un programa de la Televisión Pública checa, en el que calificó el nazismo como el crimen más monstruoso del siglo XX.

Posselt informó a la vez sobre la intención de la Organización de los Sudetoalemanes de abrir próximamente una oficina en Praga. El líder sudetoalemán afirmó que el objetivo de la misma consistiría en brindar informaciones verídicas sobre el ente a la opinión pública checa, aunque nuevamente aprovechó la oportunidad para criticar los "Decretos de Benes" que, finalizada la Segunda Guerra Mundial, posibilitaron la expulsión de los sudetoalemanes de Checoslovaquia.

En el programa de la televisión intervino también el presidente del Comité de Exteriores de la Cámara Baja checa, Lubomír Zaorálek, quien acusó a los sudetoalemanes de perseguir un único objetivo: la devolución de los bienes confiscados. No obstante, la postura de la RCh frente a los "Decretos de Benes", afirmó Zaorálek, sigue siendo la misma.

"Los "Decretos de Benes" son parte inseparable de las normas aprobadas al final de la Segunda Guerra Mundial por las potencias ganadoras. Después de la guerra formaban parte de la legislación europea. Exigir su anulación significa poner en duda el propio movimiento antifascista checo, lo que el pueblo de la República Checa nunca aceptaría."

Lubomír Zaorálek sostuvo que mientras la Organización de los Sudetoalemanes persiga objetivos que contradigan los intereses del Estado checo, la apertura de una oficina de esa organización en Praga sería inoportuna. Zaorálek considera que su existencia podría afectar las relaciones checo-alemanas.