Universidad Carolina y TEC Monterrey cumplen 18 años de cooperación

Los estudiantes mexicanos del Instituto Tecnológico de Monterrey, foto: Daniel Konewka

El curso de verano ofrecido a los estudiantes mexicanos del Instituto Tecnológico de Monterrey por la Universidad Carolina de Praga cumple 18 años. Se trata de un rico intercambio que brinda una nueva visión de lo que es Europa Central a los estudiantes mexicanos.

Los estudiantes mexicanos del Instituto Tecnológico de Monterrey,  foto: Centro de Estudios Iberoamericanos
Fue precisamente hace 18 años, cuando llegó el primer grupo de unos 20 estudiantes mexicanos a la capital checa en el marco del único curso de verano ofrecido por la Universidad Carolina a los alumnos del TEC Monterrey.

Josef Opatrný, director del Centro de los Estudios Iberoamericanos y uno de los dos fundadores del curso recuerda cómo se llegó a la idea de establecer una colaboración que no ha sido interrumpida durante los 18 años de su existencia.

“La idea surgió hace 20 años. En aquel entonces visité Monterrey, participé en un simposio dedicado a las relaciones de México y Chequia, Checoslovaquia, Bohemia etc. Me invitaron, lo organizó el Consulado checo en Monterrey. El jefe de los programas internacionales, Zidane Zeraoui, preguntó si sería posible organizar un curso de verano en Praga”.

Las dos partes llegaron a un acuerdo y el primer grupo de estudiantes de Monterrey pudo aterrizar en la capital checa.

“En 2000, por primera vez, llegaron unas 20 personas. Desde entonces organizamos cada año este curso. Siempre se mantuvo el curso, y ahora es el curso digamos más tradicional del mundo. No existe en el mundo una Universidad que tenga lazos ininterrumpidos tan largos con TEC Monterrey”.

Josef Opatrný,  foto: Ana Briceño
Opatrný explica que el curso ofrecido a los alumnos mexicanos es concebido como una especie de introducción a lo que es la historia y cultura no solamente de Chequia, sino de toda la región de Europa Central.

“Yo siempre subrayo y siempre hablo sobre Europa Central. Pienso que para los mexicanos y para los latinoamericanos, la República Checa es un país muy pequeño”.

Los profesores tocan temas de música, literatura, política, economía, contexto histórico y mucho más. Otra parte integral del curso son las relaciones entre América Latina y Europa Central.

Una de las estudiantes que participó en la edición 18 del programa, Lorena Rubio, especifica cómo transcurre la enseñanza.

“Venimos de las 9 a eso de 1 de la tarde. Todos los días son 4 horas y pues en esas tres semanas nos han dado cine, literatura checa, economía, historia, medios”.

Lorena se enteró sobre la existencia del curso por medio de su amiga Monse Contreras que había llegado a Chequia unos meses antes para pasar aquí todo el semestre.

“Yo estaba aquí un poquito antes. Y después me enteré por medio de mis amigos de la existencia de este curso. Después de estudiar un poco la historia de República Checa y de lo que era antes Checoslovaquia y de toda la historia que tenían por atrás me enteré del prestigio que tiene la Universidad Carolina y eso, claro, despertó mi interés”.

Y según sostiene Lorena, venir a pasar unas semanas en Chequia en el marco de este programa fue una decisión excelente.

“Yo no tenía planes de irme para todo el semestre, pero Monse me recomendó mucho la ciudad y fue por eso que elegí Praga y fue una excelente decisión”.

El curso cuenta con varias actividades de acompañamiento, en las que estudiantes mexicanos pueden disfrutar de algunos de los monumentos culturales más emblemáticos de Chequia, y conocer el país fuera de la capital que suele ser el único destino de la mayoría de los turistas extranjeros.

El castillo Křivoklát,  foto: Markéta Vejvodová
Monse afirmó que además de ello, disponen de suficiente tiempo libre para poder viajar también a otros lugares.

“Fueron si no me equivoco dos excursiones, una a Kutná Hora y la otra al castillo de Křivoklát. Y pues luego por nuestra propia cuenta hemos estado en Český Krumlov, en Karlovy Vary… el jueves tenemos una visita programada al campo de concentración de Terezín”.

El profesor Opatrný recordó que durante la visita al castillo Křivoklát, algunos de los estudiantes tuvieron la oportunidad de experimentar los métodos tradicionales de la producción de vidrio, lo que, según sostiene, les encantó.

“Vamos también a un pequeño taller de vidrio. Algunos de los estudiantes tienen la oportunidad de experimentar el proceso de producción de vidrio con la pipa y hacer algo pequeño. Naturalmente todos piensan que es muy fácil, entonces los resultados son bien desastrosos, pero los estudiantes muy orgullosos. Entonces no solamente tienen la oportunidad de comprar algo, sino que también llevar a casa su propio producto”.

Para muchos de los estudiantes mexicanos se trata del primer encuentro con la realidad centroeuropea, y según opinan las muchachas, es bastante impresionante.

“Pues de mi parte, la verdad que me encantó mucho la arquitectura, llegando con el avión lo primero que vi fueron todos esos edificios muy grandes que son casi lo mismo que son en fotos pues la verdad que muy impresionada con la arquitectura”.

Los estudiantes,  los profesores y Josef Opatrný,  foto: Centro de Estudios Iberoamericanos
Las palabras de Lorena las confirmó también su amiga Monse.

“Bueno el primer día que llegué, llegué un poco desinformada, un poco desamparada y con miedo. Pero después de ver las calles se me hizo todo un cuento de hagas maravilloso. Y después de vivir un poco la vida, experimentar un poco lo que es Praga diaria me hizo que me enamorara cada día más”.

Las dos destacaron la seguridad en la capital checa. Chequia se posiciona con regularidad entre los diez países más seguros del mundo.

“A mí me ha tocado caminar por Praga como a las dos, a las tres de la mañana, y a diferencia de México no me siento insegura. No hay razones para sentirse insegura”.

Monse resumió también la importancia que tiene para ella el curso. Subrayó la única oportunidad de llegar a tener contacto con una cultura bastante diferente de la de México, lo que valora mucho en el sentido de ampliar los horizontes y ser una persona más empática y tolerante.

“Yo creo que para alguien que estudia Relaciones Internacionales es muy importante tener esa empatía, solidaridad y tolerancia a otras culturas. Es algo que yo he aprendido, y estoy segura de que mis compañeros también han aprendido aquí. Tenemos muchos choques culturales, y a veces no nos parece que un checo nos grite, pero eso también nos sirve de aprendizaje porque aprendemos de otras culturas. O sea, al estudiar la historia, sabemos por qué cosas han pasado los ciudadanos aquí, y nos crea un perfil que es muy diferente del nuestro, pero eso nos ayuda a aprender más y tolerar más y ser más un ciudadano del mundo”.

Los estudiantes mexicanos del Instituto Tecnológico de Monterrey,  foto: Centro de Estudios Iberoamericanos
Lorena añadió que le encantaron las clases.

“Sí, excelentes los profesores, de verdad. Muy diferente que en México, el sistema de calificación también. Yo personalmente he aprendido mucho aquí. Ha enriquecido mi conocimiento en cuanto a la historia de Europa y específicamente de la República Checa”.

El grupo de Lorena y Monse ya terminó su aventura centroeuropea. Se llevan un montón de recuerdos y ya tienen planes de regresar con sus familias.

En cambio, cada año los estudiantes del Centro de Estudios Iberoamericanos tienen la oportunidad de pasar un semestre en Monterrey.

El profesor Opatrný, quien recibió este año el premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa por difundir el buen nombre del país, considera este curso de verano una de sus actividades más importantes en este sentido.

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