Emprendedores checos traen al país la mejor pimienta desde Camboya

Foto: archivo de Klára Dohnalová y David Pavel

La pimienta de Kampot, cotizada por chefs de todo el mundo, proviene de la costa sur de Camboya. Klára Dohnalová y David Pavel la descubrieron en su primer viaje al país y pronto iniciaron un negocio destinado a brindar a los checos una experiencia culinaria completamente nueva.

Foto: archivo de Klára Dohnalová y David Pavel

La compañía Pepperfield ofrece una lujosa línea de pimienta de Kampot negra, roja y blanca que está garantizada para condimentar cualquier plato. Según David Pavel la idea de comenzar este tipo de negocio surgió durante un viaje a Camboya. Allí se enamoraron de la cultura, la gente y el país. En ese momento se encontraban en la búsqueda de una idea para iniciar un nuevo proyecto de negocio y sus conocidos los guiaron en dirección a la pimienta.

En ese entonces Pavel no conocía nada acerca de la pimienta de Kampot por lo que tuvo que comenzar a investigar sobre sus propiedades, la logística y la oportunidad de entrada a nuevos mercados que este producto ofrecía. Actualmente vende y comercializa pimienta de Kampot en la República Checa y planea expandirse a otros países de la UE.

David Pavel,  Klára Dohnalová,  foto: Miloš Turek
Pavel habló de la larga tradición que tiene el cultivo de pimienta en Camboya y la repercusión que tuvo el partido comunista Khmer Rouge hace años en su producción.

“El cultivo de la pimienta de Kampot tiene una tradición que se remonta a cientos de años atrás. El Khmer Rouge la rompió ordenando únicamente la producción de arroz durante cinco años y después de eso fue difícil volver a empezar. En el año 2000, más o menos, los agricultores restablecieron las primeras granjas de pimienta y recurrieron a los conocimientos de sus padres y abuelos sobre su cultivo. Fue un largo camino y creo que en 2015 la Unión Europea reconoció esta antigua tradición y le dieron a Kampot el certificado que ayudó a que sea tan especial y tan único".

La pimienta de Kampot tiene indicación geográfica protegida, es decir, el origen de este producto le pertenece únicamente a Camboya y le da la misma protección que una marca comercial como pasa con el champán, el jamón de Parma o la cerveza checa.

El terreno y las condiciones climáticas son los que hacen que este producto sea tan particular, aunque Pavel indicó que influía mucho la forma en la que los lugareños cosechaban y posteriormente secaban la pimienta siguiendo las tradiciones.

“Tienes que saber cuándo cosecharla. Hay diferentes tipos de pimienta, pero todos provienen de la misma planta. Así que al principio tienes pimienta verde. Cuando la cosechas en enero o febrero y la dejas secar al sol, se vuelve negra y esa es la conocida pimienta negra. Pero en Kampot tienes las mejores condiciones para dejarla en la planta hasta finales de abril y luego obtienes granos de pimienta rojos. En el mundo solo hay unos cinco lugares donde la pimienta puede llegar a esa etapa. La pimienta blanca proviene de los granos de pimienta roja. Único y especial también. Diferente a lo que los chefs en la República Checa conocen y de lo que pueden comprar porque el sabor y el olor son completamente distintos".

La obtención de la pimienta blanca consiste en hervir la roja, así pierde tanto la cáscara como el sabor picante. Después de pasar por ese proceso solo queda el núcleo de la pimienta, lo que le deja un sabor singular y diferente que los chefs de la República Checa por lo general no conocen ya que su consistencia y sabor afrutado aunque sigue siendo picante es bastante atípico.

Klára Dohnalová indicó que usaba la pimienta negra en platos de carnes rojas, bistecs y barbacoas, la pimienta roja en ensaladas y platos dulces, lo que sería un sabor completamente nuevo para la República Checa y por último la pimienta blanca en quesos, pastas y comida italiana. Asimismo recordó su primera vez probando este condimento.

Foto: archivo de Klára Dohnalová y David Pavel
“Primero probamos la pimienta de Kampot en Camboya con mariscos y fue increíble. Era pimienta verde fresca y tenían granos enteros de pimienta. Fue un gusto completamente nuevo para nosotros".

Después de una larga estancia en Camboya David Pavel y Klára Dohnalová sólo sabían que querían iniciar un nuevo proyecto que tuviera un gran impacto sostenible a largo plazo. Tuvieron muchas ideas previas quizá más interesantes en ese momento para ellos, pero al final decidieron lanzarse a un nuevo mercado a pesar de saber que no sería sencillo.

Pavel comentó que previamente habían presentado otro proyecto ante la Agencia Checa para el Desarrollo, el cual fue declinado.

“Primero los abordamos con otro proyecto, no muy bien preparado, fue una idea precipitada de nuestra parte por lo que no quisieron comprometerse. La segunda vez les presentamos nuestro proyecto de pimienta y esta vez estábamos completamente preparados, habíamos probado el mercado, hecho la logística, certificados, pruebas de laboratorio y todo eso. Y dijeron: OK, muchachos, estaremos encantados de ser parte de este proyecto".

Cuando llegaron a Camboya conocieron al director de una escuela y empezaron a apoyar y colaborar en ella, por lo que la idea de fundar este negocio no está exclusivamente relacionada a la obtención de ganancias, según Pavel hay otra idea detrás de este proyecto.

Foto: archivo de Klára Dohnalová y David Pavel
“Con este proyecto queremos lograr más. Queremos canalizar las ganancias en dos áreas: educación y salud. Pero primero necesitamos poner en marcha el negocio para que podamos ofrecer no solo cientos de dólares, sino miles. Para mí, lo mejor de esta idea es que estamos haciendo nuestro trabajo, pero es la pimienta de Kampot la que obtiene ganancias y parte de ellas vuelven a Camboya: esa es la sostenibilidad que hay detrás”.

Actualmente la empresa Pepperfield trabaja con agricultores camboyanos, lo que beneficia a los lugareños que, por si mismos, no pueden explotar su producto debido a que no tienen conocimiento de logística, ni acceso a pruebas de laboratorio o certificados, de este modo les ayudan a tener una mejor calidad de vida. Según cuenta Dohnalová a pesar de que podría ser complicado trabajar con ellos, su increíble personalidad ha facilitado todo el proceso.

Los camboyanos se caracterizan por su amor incondicional a sus familias, su honestidad y su permanente sonrisa, asimismo son personas muy positivas y agradecidas por lo que tratan con amabilidad a cualquier persona independientemente de su país de origen.

"Es parte de su cultura. Incluso si sales por la noche a la calle y empiezas a conversar con alguien, te invitarán a cenar o a tomar una cerveza con ellos. Lo que suele ocurrir es que después de varias cervezas al día siguiente eres su mejor amigo. Así hemos hecho muchas amistades".

Klára Dohnalová coincidió con Pavel añadiendo que se sentían tan conectados con los camboyanos que no solo tenían muchos amigos allí, si no que cuando regresaban al país había personas con las que sentían que volvían a casa a ver a sus padres y hermanos, algo así como una familia.

Foto: archivo de Klára Dohnalová y David Pavel
"A veces decimos que somos checos con corazones camboyanos".

Los planes de Klára y David son a largo plazo y entre ellos se encuentra ayudar año tras a año a más agricultores camboyanos, expandir su mercado en Chequia y llegar a toda la UE. Por lo que tendrán que promover la pimienta de Kampot por medio de la educación, relaciones públicas, comercialización del producto, captación de clientes y todo aquello que pueda multiplicar su efecto en otros países. De forma que no solo beneficie a la República Checa sino también a Camboya y los proyectos que quieren implementar allí.