Los Pernštejn mantuvieron estrechos contactos con España

Foto: Archivo del Instituto Nacional de Monumentos

Cuadros, mobiliario, objetos religiosos, armaduras y otros numerosos artefactos que pertenecieron a la familia aristocrática checa de los Pernštejn, forman parte de una exposición que se puede visitar en el Palacio de los Salm, en Praga, hasta finales de julio. La muestra se titula ‘Los Pernštejn y su época’.

Duňa Panenková  (a la derecha),  foto: Archivo del Instituto Nacional de Monumentos
Los Pernštejn fueron una de las familias aristocráticas más ricas e importantes del Reino Checo de la Bohemia renacentista, recuerda la comisaria de la muestra, Duňa Panenková.

”Los miembros de la familia asumieron importantes cargos políticos y en el sector judicial, tuvieron representación en el parlamento y gozaban del derecho de elegir al soberano. La familia provenía de Moravia, donde poseía el castillo Pernštejn, pero para estar cerca del rey, mandó a construir otros castillos y palacios en Bohemia. Durante el siglo XV los Pernštejn fueron ampliando su influencia y en el siglo XVI sus miembros desempeñaron importantes cargos en las cortes de Viena, Praga, así como en España”.

Vratislao de Pernštejn
La historia de la familia es posible seguirla en la muestra en Praga a través de la vida de Vratislao de Pernštejn, presentada por medio de un documental. Vratislao era amigo y consejero del soberano Maximiliano II Habsburgo, a quien acompañó en sus viajes por Europa.

Al casarse Maximiliano con su prima María, hija de Carlos I de España, también Vratislao encontró una novia en ese país, la aristócrata María Manrique de Lara. El entonces canciller del Reino de Bohemia, Vratislao de Pernštejn, contrajo matrimonio en 1555 y con su esposa tuvieron posteriormente 21 hijos, según realza la comisaria de la muestra, Duňa Panenková.

“España tenía gran autoridad en Europa Central en el siglo XVI en política, religión y hasta en la moda. En el caso de los Pernštejn, María Manrique de Lara trajo de España al Reino Checo una estatuilla que actualmente se conoce como El Niño Jesús de Praga. María la regaló a su hija Polyxena y ésta, al no tener una hija, la donó al convento de los Carmelitas. En la iglesia de la Virgen María de la Victoria, en Praga, el Niño Jesús se encuentra hasta el presente y, junto con el Puente de Carlos y la Catedral de San Vito, es uno de los símbolos nacionales de mayor fama en el extranjero”.

Piezas del ropaje del Niño Jesús de Praga,  foto: Archivo del Instituto Nacional de Monumentos
En la muestra en el Palacio de los Salm se puede admirar una réplica del Niño Jesús de Praga que fue prestada para esta ocasión por la iglesia de San Ignacio de Loyola, en la capital checa. En unas vitrinas al frente de la estatuilla de cera se encuentra también una decena de valiosas piezas del ropaje del Niño Jesús de Praga.

Por su parte, los cuadros en la exposición permiten seguir la moda de vestir en aquellos tiempos, también inspirada en España. Especialmente en el caso de las mujeres se puede ver que en el siglo XVI comenzó a prevalecer en el Reino Checo la severidad en las vestimentas.

Maximiliano II Habsburgo
Este estilo fue impuesto por María de Austria, esposa del soberano Maximiliano II Habsburgo. Las mujeres de la familia de los Pernštejn fueron las primeras en adoptar esa moda inspirándose, además de la reina, en la esposa de Vratislao de Pernštejn, María Manrique de Lara.

Las vestimentas eran austeras, con cuellos altos y ausencia de adornos. Predominaba en ellas el color negro, porque se creía que este modo de vestir reflejaba cierta superioridad de la aristocracia y que a la vez se muestra respeto por la religión católica.

Pero en la muestra en Praga se pueden conocer asimismo recetas de platos de cocina que se servían en aquellos tiempos, la correspondencia de los Pernštejn y apuntes de sus viajes.

Foto: Archivo del Instituto Nacional de Monumentos
Una parte de la exposición está reservada a los funerales y a los cuadros de los descendientes de la familia fallecidos. Es que la muerte era concebida entonces como parte natural de la vida, su culminación. Y los cuadros de muertos eran un testimonio del amor y respeto que se tenía a esas personas.

Los objetos que componen la exposición sobre los Pernštejn en el Palacio de los Salm, frente al Castillo de Praga y que en total suman unos 800, fueron traídos a la capital checa de unos 25 castillos y palacios y de unas 40 instituciones de todo el país.