Mauricio Cabezas, un enlace entre la astronomía chilena y la checa

Mauricio Cabezas junto al telescopio del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias, foto: Ana Briceño

El Instituto de Astronomía Checo cuenta con un doctorando chileno. Acompáñennos a descubrir cuál es su colaboración científica en Chequia y a conversar sobre los famosos telescopios de su país natal y las diferencias entre la astronomía chilena y la centroeuropea.

Mauricio Cabezas junto al telescopio del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias,  foto: Ana Briceño
Las estrellas son el objeto de estudio del astrónomo chileno Mauricio Cabezas, estudiante de doctorado de la Universidad Carolina de Praga. Su proceso de investigación transcurre directamente en el Instituto de Astronomía checo, donde dedica parte de su tiempo a las llamadas estrellas binarias eclipsantes. “Binarias porque son dos estrellas ligadas gravitacionalmente a un mismo centro de masa y eclipsantes porque desde nuestro ángulo de visión producen eclipses”, explica Mauricio.

Para conocer sus propiedades, hace un trabajo de separación de espectros. Si bien las estrellas nos resultan objetos cotidianos y a veces visibles en la distancia, con los llamados espectros es necesario algún tipo de orientación básica que nuestro entrevistado, Mauricio Cabezas, nos facilita a continuación.

"Imagina un electrocardiograma… dentro de un espectro tú puedes ver líneas espectrales y cada línea está asociada a un elemento químico. Por ejemplo, si tú en un espectro cualquiera puedes ver líneas de helio, entonces tú ya sabes que esa estrella tiene helio. Por otro lado, puedes ver líneas de magnesio porque en laboratorio están definidas esas líneas para cada elemento. Por otro lado, las líneas son anchas o más delgadas. Si son anchas podemos decir que la estrella es más caliente o que tiene una rotación más rápida que otra de líneas más estrechas".

Ciertamente, en las pantallas con las que trabaja Mauricio lo que vemos es una suerte de gráfico muy parecido a un electrocardiagrama. Agrega que solo viendo los espectros puede saber cómo es la física de la estrella, lo que es muy importante para conocer sus propiedades y su evolución.

El pequeño universo de la ciencia

Petr Hadrava,  foto: Archivo de la Academia de Ciencias
En el Instituto de Astronomía Mauricio Cabezas trabaja de la mano del profesor emérito Petr Hadrava, a quien Mauricio se encarga de presentarnos.

″Él desarrolló un código, un programa en el año 1995, el cual es el código que mediante análisis matemático separa los espectros. Gracias a eso es posible estudiar las dos estrellas (binarias) o los componentes por separado″.

Cuando Mauricio estaba haciendo su maestría en Ciencias en la Universidad de Concepción necesitó servirse de dicho código. Luego de un tiempo de haber obtenido el permiso del profesor Hadrava para usarlo, recibió un correo de su parte que rememora Mauricio.

″'Hola Mauricio, mira tenemos un nuevo proyecto en donde queremos actualizar el código porque está muy obsoleto ya, agregarle más funciones, más parámetros, etc. Y en el proyecto necesitamos un estudiante de doctorado, ¿quieres ser?' Y esa fue la oferta. ¿Cómo iba a decir que no? Fui adonde mi profesor allá en Chile, le conté y me dijo 'ya sabía'″.

La oportunidad en Praga le permite a Mauricio combinar el estudio científico con la programación, su otra pasión.

La necesidad de hacer ciencia en otros países

ALMA,  foto: Iztok Bončina/ESO,  Wikimedia Commons,  CC BY 4.0
Chile, desde afuera, está muy bien visto en el campo de la astronomía. Basta con recordar que el norte de Chile es el hogar de importantísimos observatorios astronómicos y del radiotelescopio más grande del mundo, ALMA, instalado a 5000 metros sobre el nivel del mar. Nos cuenta Mauricio que si bien la observación es parte del quehacer astronómico, la teorización es fundamental y eso lo ha encontrado en esta parte de Europa.

"Allá en Chile la astronomía es más observacional, más práctica. En cambio, aquí en estos países como República Checa, Polonia, Serbia, son muy teóricos. A mí me costó un poco porque no estaba acostumbrado a tanta teoría y hay que saberla. Tenemos que saberla para entender toda la física que está detrás de todos los fenómenos que pasan".

Agrega que en Chile están los telescopios, pero que no son de Chile, aunque haya cedido el terreno. Pertenecen a consorcios como ESO (European Southern Observatory), universidades, como el Instituto de Tecnología de California, consorcios chinos, y otros. “Yo soy astrónomo y no puedo llegar y usarlo”, dice Mauricio. Para ello, hay un tedioso proceso que nos explica nuestro entrevistado.

Mauricio Cabezas y su colega argentina Anabella Araudo,  junto a la imagen de una galaxia,  foto: Ana Briceño
"Es escribir un proyecto entero sobre qué quieres observar, con fundamentos científicos, cuándo lo quieres observar. Por ejemplo, postulas para el periodo de marzo y escribes 'lo quiero observar la noche del 5 de junio a las 3 de la mañana'. Si ven que es viable te otorgan el tiempo de observación. La ventaja que tienen las instituciones chilenas es que el 10% de ese tiempo es para instituciones chilenas, no es para chilenos, para instituciones chilenas".

Por esta razón muchos científicos buscan hacer algún vínculo con una universidad o centro chileno de ciencia para tener mayor probabilidad de contar aunque sea alguna vez con la experiencia tan mística como científica de observar el cielo tras el potente lente de un telescopio en Chile. En cualquier caso, en la colaboración internacional está la riqueza de la ciencia, como comenta Mauricio.

Telescopios de ESO en Chile,  foto: ESO/B. Tafreshi,  Wikimedia Commons,  CC BY 4.0
"Lo bueno es que hay competencia igual, sana, pero con colaboraciones funciona todo más rápido y mejor. Y esa instancia para conocer gente son los congresos. Igual viajamos harto, que es la parte bonita, y ahí en los congresos tú puedes conocer gente. Por ejemplo, en septiembre fui a un congreso en Eslovaquia y ya voy a comenzar a trabajar con dos personas que conocí ahí, que se interesaron en mi trabajo".

Chile cuenta con ciertas condiciones naturales y además, ha aceptado una serie de convenios que lo hacen el territorio ideal para la ubicación de los centros de observación.

"Poco vapor de agua en las alturas, la mayoría de los telescopios están sobre los 3000 metros sobre el nivel del mar; también hay convenios con Chile de que en esas zonas no haya contaminación lumínica; allá en Chile no hay ondas de radio, no hay ninguna señal. Hay una estabilidad económico-política que le juega a favor. Las competencias de Chile en cuanto a dónde ubicar los telescopios siempre van a ser España, Islas Canarias, y Hawai".

Agrega además que casi el 90% de las noches en el norte chileno son despejadas. Ahora que hablamos de telescopios subiremos con Mauricio a la terraza del instituto, a ver el telescopio que allí tienen.

Mauricio nos da una breve descripción de los dos observatorios de la República Checa.

Mauricio Cabezas en su despacho,  analizando espectros,  foto: Ana Briceño
"Praga Spořilov y en Ondřejov. Aquí (en Spořilov) está la parte más teórica y allá en Ondřejov está la parte estelar y solar. Entonces allá tienen antenas, radiotelescopios, hay telescopios solares y un telescopio grande que es de 2.5 metros y la cúpula es de 10 metros de diámetro. Es gigante".

Hasta ahora Mauricio ha ido una sola noche a observar desde Ondřejov, pero parte de su doctorado es un plan de observación. En el futuro, además de estudiar las estrellas quizá explore otros campos en boga donde los astronómos son requeridos por su talento al analizar y trabajar con cantidad de datos que son la ciencia de datos, mejor conocida por su nombre en inglés como data science, y la inteligencia artificial.