Ilustradora Zdenka Braunerová

Zdenka Braunerová

El talento puede representar un gran don, pero también una carga pesada. Este dicho atañe, sobre todo, a las mujeres y más aún si se trata de una mujer nacida en el siglo XIX. Zdenka Braunerová fue una mujer con ricos dotes artísticos que, en vez de dedicarse a la familia y a la vida social según las costumbres de profundas raíces en aquella época, prefirió el arte y la soledad.

Zdenka Braunerová nació en 1858 en una familia noble, patriota e ilustre, en cuya casa se reunían destacados artistas de la época. El amor de sus padres por todo lo relacionado con el arte y también su profunda comprensión ayudaron a Zdenka Braunerová a dar un paso revolucionario para su tiempo - viajar a París para estudiar pintura.

En Francia, Braunerová estudió a grandes intérpretes del paisaje al estilo de la llamada escuela de Barbizon. No obstante, permaneció siempre fiel a las tradiciones de la pintura del paisaje checo. Braunerová tuvo en Francia su primera exposición y participó también en la Feria Mundial en París, celebrada en 1889.

Durante su estancia de estudios en Francia, que se prolongó por 12 años, Zdenka Braunerová maduró artísticamente y se hizo, además, amiga de muchos poetas, pintores y literatos franceses. Entre ellos hay que mencionar al renombrado escultor, August Rodin, que en 1902 visitó Praga con motivo de una exposición de su amiga Zdenka.

Estando en París, la pintora nunca perdió el contacto con Praga, donde se presentó por primera vez en 1885. Nueve años más tarde, Braunerová regresó definitivamente a Praga, ciudad cuyo panorama le sirvió como fuente de inspiración eterna.

De sus cuadros y hojas gráficas emana la atmósfera nostálgica de las callejuelas estrechas, rincones pintorescos y los parques oscurecidos. Braunerová defendía la opinión de que el carácter de ciudad histórica de Praga la resaltaba especialmente en las hojas gráficas.

Al igual que muchos artistas checos, también Zdenka Braunerová luchaba contra el saneamiento de varias partes históricas de la capital checa. Salía a las calles con papel y lápiz para plasmar en sus obras la imagen de casas y calles destinadas a desaparecer entre 1896 y 1903.

Entre sus grandes amores figuró su taller, para la construcción del cual ella misma reunió el dinero necesario. Decidió situarlo en Roztoky, a unos 20 kilómetros de Praga, cerca de la villa veraniega de sus padres. Los trabajos de construcción finalizaron en 1904, explicó Tána Pekárková, del Museo de Bohemia Central en Roztoky.

"Zdenka Braunerová se dedicaba a la pintura intensamente, lo que no fue visto con buenos ojos por sus padres, que insistían que se casara. Pero Zdenka fue otro tipo de mujer, que se oponía a las costumbres de la época. Se puede decir que fue demasiado moderna. Ella fue, por ejemplo, la primera mujer en Roztoky que se compró una bicicleta".

Braunerová contribuyó también al desarrollo del arte ilustrativo checo al sentar las bases de la concepción moderna del libro checo. La artista ilustró numerosos libros de grandes escritores y poetas checos.

Zdenka Braunerová amaba también todo lo relacionado con el folklore y el arte popular checo. Coleccionaba bordados, encajes, pinturas en vidrio y esculturas en madera populares. Gracias a ella, el arte popular checo adquirió fama en Francia y en otros países.

Pese a tener muchos amigos, muchas aficiones y, sobre todo, gran talento, Zdenka Braunerová se sintió muy abandonada al ocaso de su vida. En 1932 en Praga tuvo lugar aún una amplia exposición de su obra y dos años más tarde, Zdenka Braunerová falleció.