“En Colombia no se dan cuenta del daño que hacen al medio ambiente”

Verónica Vela en Praga

La colombiana Verónica Vela está contenta de haber elegido Praga para realizar sus estudios universitarios de Ecología Aplicada. Esta futura luchadora por la protección del medio ambiente no tiene especiales problemas para estudiar en una lengua como el checo.

Verónica Vela
Natural de Pasto, Colombia, Verónica Vela llegó a la República Checa aprovechando el camino que ya habían abierto varios familiares suyos, que escogieron universidades checas para formarse.

Pero no fue pura inercia o tradición familiar lo que le trajo a Praga, sino que las ventajas de estudiar en Chequia son muchas, explica.

“Me llamaba mucho la atención ir a otro país a aprender otro idioma. Además la universidad es gratis y tiene muy buen nivel académico. En la República Checa hay carreras en mi área de ciencias muy extrañas que en ningún lugar había oído. Por ejemplo yo estudio Ecología Aplicada. Antes estudié Energías Alternativas del Medio Ambiente. Son carreras muy especiales, muy específicas, y me gusta”.

Eligió la conocida como Universidad Agraria o Universidad de Ciencias de la Vida. Le habían avisado de que la enseñanza estaba allí más orientada a la práctica que a la teoría. Al contrario de lo que sucede en la Universidad Carolina, dice.

Verónica Vela en Praga
Otra de las cosas que destaca Verónica del lugar donde estudia es el carácter cosmopolita e internacional del centro.

“Mi universidad tiene muchos contactos, enlaces, con universidades en Latinoamérica, en Perú sobre todo, muchos profesores extranjeros, muchos intercambios con África. De hecho hay una colombiana que está estudiando en mi universidad y ha hecho muchos proyectos con universidades de Colombia. Y a los profesores les gusta que uno siendo extranjero hable de su país. Por ejemplo ahora tuve un examen de geología. Fue muy interesante y me llenó de ilusión ver que en una universidad extranjera estaba yo también enseñándole a los profesores acerca de mi país. Fue muy chévere”.

La mayor parte de los estudiantes extranjeros que frecuentan las universidades checas suelen ser ‘erasmus’, que pasan algunos meses o como mucho un curso completo en el país. Con clases en inglés y con una marcada tendencia a salir de fiesta frecuentemente, la única palabra que no olvidarán rápidamente del checo será la consabida ‘pivo’.

Verónica Vela en la ciudad termal de Mariánské Lázně
Un caso muy distinto es el de Verónica y el de los estudiantes como ella que llegan al país para hacer la carrera completa. Si estudiar en la propia lengua de uno ya es complicado, hacerlo en checo ciertamente no está al alcance de todos. Junto a otros futuros estudiantes universitarios extranjeros, Verónica asistió a clases intensivas de checo en la ciudad termal de Mariánské Lázně antes de empezar con su especialidad, recuerda.

“Los profesores prácticamente nos explotaron durante todo el año, noche y día con checo. Los exámenes ahora son muy difíciles, principalmente para mí los de zoología, los de botánica, los nombres de los animales y las plantas en checo. Es muy difícil y aún tengo problemas con eso. Pero ahora estoy muy bien porque obviamente en esas materias se necesitan los nombres en latín, y ahí tengo un poco de ventaja. Tal vez no en los nombres propios de animales, que son muy raros para nosotros en checo, pero sí los nombres de las clases, las familias, ahí el latín me lo ha facilitado”.

Salvando el problema del idioma y de la distancia con las familias, la República Checa sigue siendo un lugar conveniente para realizar los estudios, opina Verónica. La universidad pública es gratuita, solo es necesario pasar los exámenes de acceso. El nivel es alto y es una ciudad económica, especialmente para estudiantes, que pueden comer en sus centros por poco más de un euro y que cuentan con un gran abanico de ofertas y precios reducidos en transporte y tiendas. No es extraño que el balance de Verónica sea positivo.

Verónica Vela
“No cambio por nada lo que estoy viviendo ahorita, y lo que quiero hacer en el futuro. El hecho de tener ya dos idiomas, estar siempre con gente de diferentes culturas, es algo que me aporta mucho para mí y para mi carrera. Aquí veo que hay más oportunidades para sacar proyectos que uno quiere, porque te apoyan un poco más. Esa es mi expectativa”.

¿Y para el futuro? ¿Cómo se ve Verónica trabajando dentro de unos años? Dependerá de las oportunidades que le dé cada país cuando termine sus estudios, dice. Pero si tiene oportunidad, le gustaría mucho poder hacer algo para proteger el medio ambiente en su país.

“Me gustaría regresar a Colombia, trabajar con las personas que están en los parques que están protegidos por el Gobierno, porque son ellos los que no entienden lo que tienen entre manos y lo están maltratando. Es empezar trabajando con el pensamiento de la gente, cambiar su forma de ver las cosas y saber lo que están perdiendo. Ellos no lo podrán ver por ahora. Ellos necesitan el dinero ya y les pagan por talar un árbol, por cosechar, que también es dañino, o por la minería, que en Colombia es devastadora. La gente necesita el dinero en el momento pero no ven que si conservan eso en un futuro lo pueden ir trabajando más y más. Son ganancias a largo plazo que a la gente no interesa porque viven en la necesidad”.

En todo caso, a Verónica Vela aún le quedan varios años antes de que tenga que decidirse por un destino o un trabajo. Hasta entonces, en Praga le aguardan todavía muchas experiencias.