El mirador de Petrín ofrece una hermosa vista panorámica de Praga

La capital de la República Checa, Praga, se extiende por varias colinas y por el valle del río Vltava. Gracias a la diversidad del terreno, la ciudad tiene un encanto especial. Para conocerla a fondo, es recomendable caminarla aunque, considerando lo accidentado del terreno, el paseo puede resultar bastante agotador.

La capital de la República Checa, Praga, se extiende por varias colinas y por el valle del río Vltava. Gracias a la diversidad del terreno, la ciudad tiene un encanto especial. Para conocerla a fondo, es recomendable caminarla aunque, considerando lo accidentado del terreno, el paseo puede resultar bastante agotador.

No obstante, es posible conocer Praga también desde otra perspectiva. Por ejemplo, gozando de la vista panorámica que ofrecen las cimas de las colinas capitalinas y que es una inagotable fuente de inspiración para poetas, pintores y otros artistas.

En esta ocasión les invitamos, amigos, a un paseo a la colina de Petrín, en pleno centro de Praga. Ésta colinda con la zona del Castillo de Praga y una de sus laderas parece levantarse directamente del río Vltava. La colina la reconocerían fácilmente, debido a que en su cima se levanta una torre con un mirador, réplica de la Torre Eiffel de París.

La colina de Petrín, que se levanta a unos 327 metros sobre el nivel del mar, está formada por un extenso parque al que los habitantes de Praga gustan dirigirse en su tiempo libre. Los checos la apodan "la colina de los enamorados".

En primer lugar, porque en primavera suelen pasearse en ella parejas de enamorados y también porque en una de sus laderas se encuentra una estatua de bronce del poeta checo, Karel Hynek Mácha, uno de los más destacados representantes nacionales del romanticismo, del siglo XIX.

Dice la leyenda que quienes el primero de mayo coloquen una flor en el pedestal del monumento a Mácha, durante todo el año será amado por su pareja.

Karel Hynek Mácha | Foto: Kristýna Maková,  Radio Prague International
También se dice que las parejas que el primero de mayo se den un beso junto a la escultura de Mácha, se amarán eternamente.

En tiempos remotos el monte de Petrín estaba cubierto de un frondoso bosque que se iniciaba junto al río Vltava y llegaba hasta la montaña Blanca, situada a varios kilómetros de distancia. La primera mención escrita de Petrín data del año 1108, aunque entonces, según sostiene la historiadora Jirina Chrastilová, se le conocía bajo otro nombre.

"Se denominaba Monte de San Lorenzo, habiendo sido edificada en ella en el siglo X una capilla románica consagrada a San Lorenzo. Las leyendas cuentan que el lugar era concurrido ya en los tiempos paganos. Ahí se efectuaban rituales de sacrificio al dios pagano, Perun. Ese dios pudo haberle dado más tarde su nombre a la colina de Petrín. Otra hipótesis supone que su nombre proviene de la palabra latina "petra" que significa "roca" o "piedra", porque en el Medioevo el monte era uno cantera. Sea como fuere, hasta el presente ninguna de esas hipótesis ha sido confirmada".

Debido a la extracción de piedra, la colina de Petrín poco a poco fue cambiando su aspecto. En sus laderas fueron desapareciendo los bosques y en su lugar fueron surgiendo en la Edad Media campos labrados, especialmente frutales y viñedos, cuyos restos se habían conservado hasta mediados del siglo XIX.

Los primeros parques surgieron en la zona en el siglo XVII. En 1836 se inició la realización de un ambicioso proyecto que suponía transformar la colina de Petrín en una zona verde de recreo. En el marco del proyecto 2,5 hectáreas de terrenos fueron transformadas en parque, en el que posteriormente fue construido un restaurante, denominado Nebozízek.

El parque de Petrín se conserva hasta el presente y es hermoso, mientras que del restaurante original quedaron sólo los sótanos, sobre los que a finales del siglo XX fue levantado un paradero moderno. Forma parte del parque de Petrín también un rosal con quince mil rosas, fundado en los años 30 del siglo XX.

En 1891 fue levantada en la cima de la colina de Petrín, en menos de seis meses, una torre con un mirador y, para facilitar el acceso a ella, paralelamente se construyó un funicular. Así indica la historiadora Jirina Chrastilová.

"La torre de Petrín recuerda la Torre Eiffel de París, aunque su tamaño es mucho más pequeño, tiene una altura de 60 metros. El parecido de ambas torres no es casual. En 1889, un grupo de socios del Club de Turistas Checos visitaron París en ocasión de la Exposición Universal y se entusiasmaron tanto con la Torre Eiffel que decidieron impulsar la edificación de algo semejante en Praga. Sus esfuerzos no fueron en vano. La torre de Petrín fue inaugurada en agosto de 1891 con motivo de la Exposición Nacional de Praga".

La torre de Petrín es una sencilla construcción de acero, en forma octogonal, para cuya realización se necesitaron 175 toneladas de hierro. La cabina del mirador queda a la altura de 51 metros del suelo y a 198 metros sobre el nivel del río Vltava. Tiene 299 escalones, pero al mirador es posible subir también en un ascensor. Las vistas panorámicas de Praga que se ofrecen desde allí son maravillosas.

En el punto más alto de la torre fue colocada originalmente una corona estilizada, pero con el inicio de las transmisiones de televisión en los años cincuenta, la corona fue sustituida por una antena de televisión que estuvo en funcionamiento hasta comienzos de los años noventa. Entonces en el barrio Zizkov de Praga se edificó un nuevo transmisor de televisión.

Cerca del mirador de Petrín hay un laberinto de espejos, muy popular entre los checos. Originalmente, éste fue uno de los pabellones con el que en 1891 se presentó en la Exposición Nacional de Praga el Club de Turistas Checos, organización que entonces gozaba de gran prestigio en el país. La forma del pabellón era una réplica de la antigua puerta de entrada a otro legendario monte de Praga, al monte Vysehrad, explica Jirina Chrastilová.

"Al concluir la exposición, se decidió conservar el pabellón y en 1893 fue situado en la colina de Petrín, cerca de la torre con el mirador. Pasado algún tiempo fueron instalados en el pabellón espejos especiales, transformándolo en un interesante laberinto. Los espejos hacen cambiar totalmente el aspecto de las personas: por un instante aparecen extremadamente gordas, luego muy flacas, altas o bajas, hacen muecas, etc. También suele suceder de vez en cuando, que algún visitante se pierde en el laberinto, no encontrando salida entre los espejos".

La obra de mayor antigüedad, conservada en Petrín hasta el presente, es el llamado Muro del Hambre. Fue edificado entre 1360 y 1362 por orden del rey checo y emperador romano-germánico Carlos IV. Su construcción dio trabajo a mucha gente pobre y de allí el nombre del muro, que durante siglos formó parte del sistema de protección de la ciudad de Praga ante los enemigos.

En Petrín se puede visitar también el planetario de Stefánik, fundado en 1928. Sus servicios son utilizados por las escuelas capitalinas que organizan allí para sus alumnos clases especiales de ciencias naturales, así como por personas que desean conocer los secretos del Universo.

En el planetario de Stefánik, en la colina Petrín de Praga, observando las estrellas a través de un telescopio y escuchando las explicaciones de los astrólogos locales, concluimos el viaje radiofónico de hoy con Radio Praga.