El palacio de Breznice fue escenario de extraordinarias historias

Palacio de Breznice, foto: CzechTourism

Pocas mansiones aristocráticas checas fueron escenario de historias tan maravillosas y emocionantes como el palacio de Breznice, situado a unos cien kilómetros al sur de Praga. El palacio de Breznice es un importante y valioso monumento histórico y artístico cuyo acervo testimonia el cambiante estilo de vida de la nobleza desde el renacimiento y el barroco hasta el romanticismo histórico del siglo XIX.

Palacio de Breznice,  foto: CzechTourism
El palacio de Breznice tiene su origen en un fortín gótico, construido en la primera mitad del siglo XIII, en la homónima villa comercial surgida en la llamada Ruta del Oro a través de la cual se transportaba sal a Bohemia desde la vecina Austria. La transformación de la sede en un palacio renacentista fue llevada a cabo a mediados del siglo XVI por el noble Jirí de Loksany que trajo desde Milán a maestros italianos.

Después de su muerte se encargó de la gerencia del feudo de Breznice su viuda Catalina de Loksany. En aquel entonces Breznice era un espléndido centro de la vida social. El palacio era visitado por el archiduque Fernando, hijo del emperador Fernando I. El aristócrata se enamoró de la sobrina de Catalina de Loksany, la bella y espiritual Filipina Welser.

Filipina procedía de una familia de destacados financistas de Augsburgo que prestaban dinero a monarcas. Era, sin embargo, inconcebible que un archiduque austríaco tomara por esposa a una mujer de origen burgués. El ardiente amor que unía a Filipina y a Fernando superó este obstáculo. Los turistas pueden visitar en el palacio de Breznice el salón de banquetes donde la pareja contrajo en secreto el matrimonio.

Filipina Welser
La recién casada Filipina vivió en Breznice algún tiempo y dio a luz en el palacio también a su primer hijo. Su tía Catalina de Loksany mandó instalar para la culta Filipina una biblioteca renacentista cuyos armarios pintados se han conservado hasta ahora. Es la biblioteca palaciega más antigua que se ha conservado en las tierras checas.

Durante el recorrido por el palacio de Breznice llamó nuestra atención un lienzo pintado al óleo en la primera mitad del siglo XVII. El cuadro representa la sangrienta ejecución de los protestantes rebeldes checos que se sublevaron contra la católica dinastía de los Habsburgo. Como una especie de cómic, el lienzo muestra la propia ejecución que tuvo lugar en junio de 1621 en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga, y las dramáticas escenas de los interrogatorios y del proceso.

El lienzo muestra la ejecución de los protestantes rebelde
El lienzo lo mandó pintar Pribík Jenísek de Újezd, desde 1623 dueño del palacio de Breznice. Como fiel servidor del emperador católico, Pribík Jenísek obtuvo el cargo de fiscal real. Fue él quien reunió los materiales necesarios para formular las acusaciones contra los rebeldes protestantes. Por tales relevantes servicios pudo hacerse con el palacio de Breznice, confiscado a sus dueños protestantes de la estirpe de Loksany.

Pribík Jenísek temía la venganza de los nobles de la familia noble de Loksany de cuyo patrimonio se apoderó. El noble Adam de Loksany falleció en el exilio, pero la noticia sobre su muerte no tranquilizó a Pribík Jenísek que se despertaba de noche, bañado en sudor. En sus pesadillas, el hidalgo protestante aparecía como un espectro amenazante.

Una leyenda narra que en vísperas de Nochebuena a Pribík Jenísek se le apareció en sueño Adam de Loksany que colocó con gesto amenazador sobre la mesa un estuche negro.

Después de la cena de Nochebuena Pribík Jenísek se fue a la misa de gallo. Cuenta la leyenda que cuando regresó encontró en su dormitorio el mismo estuche negro que había visto en sueño. Lo abrió y leyó el papel que decía: "Estás maldito y jamás podrás entregar a los descendientes de tu propia sangre los bienes que has adquirido gracias a una vil traición".

Poco tiempo después de este suceso Pribík Jenísek cayó enfermo y falleció sin dejar descendientes. El sombrío vaticinio del estuche negro se cumplió al pie de la letra.

Como prácticamente cada castillo o palacio checo, también el de Breznice tiene su fantasma. Es un espíritu bastante singular. Nunca hace daño a las personas y nunca se aparece cuando hay niños pequeños en el palacio.

Durante las noches oscuras el espíritu de Breznice manifiesta su presencia con el sonido de los pasos. El visitante puede escucharlo como camina por los pasillos y pasa por el aposento vecino o por las salas del piso superior. Los pasos se oyen a veces también en la propia habitación en la que se ha acostado en la cama el visitante.

El piso de parquet cruje como si lo pisara alguien invisible, durante una fracción del segundo es posible entrever a veces una sombra enigmática. El espíritu de Breznice suele aparecerse a media noche. De vez en cuando se aparece de día, después de que hayan salido los últimos visitantes.

En las colecciones del palacio de Breznice se han conservado cuatro insólitas pancartas de grandes dimensiones que reflejan las reivindicaciones del año revolucionario de 1848:Libertad, Igualdad, Constitución. Las mandó confeccionar el dueño de Breznice, el conde Hanus de Kolovraty.

El conde exhibía las pancartas revolucionarias en la torre del palacio de Breznice para que fuesen bien visibles. No puede extrañar que como una persona políticamente sospechosa Hanus de Kolovraty fuese seguido por la policía austríaca. Las tierras checas eran gobernadas en aquel entonces por la monarquía austríaca.

Hanus de Kolovraty tomó parte significativa en el renacimiento nacional checo.Sufragó la edición de numerosos libros checos y fue mecenas de varios escritores. Una sincera amistad lo unía al patriota checo y capellán palaciego de Breznice Vacek- Kamenický, autor de la popular canción sobre el joven Vitousek que araba cerca del cortijo señorial.

En febrero de 1834 Hanus de Kolovraty viajaba en su carroza al vecino feudo de Cimelice para visitar a su novia, la condesa Vratislava de Mitrovice. En el camino la carroza tuvo que dar paso a un rústico carro en el que yacía sobre un montón de paja vieja un hombre pobremente vestido, transido de frío, que parecía sin vida. Era Ján Gallik, artesano ambulante, oriundo de la aldea eslovaca de Kolárovice, que se ganaba el sustento reparando vajilla rota. Tal artesano se llamaba en checo dráteník.

El alcalde había ordenado que el dráteník enfermo fuera trasladado a su aldea natal sin preocuparse que el pobre hombre padecía elevada fiebre.

El conde Hanus no vaciló un momento y después de trasladar al dráteník a su carroza, ordenó al cochero regresar al palacio de Breznice. A pesar de todos los cuidados del médico palaciego, Ján Gallik falleció al cabo de tres días. Hanus de Kolovraty se encargó de los funerales y mandó erigir sobre la sepultura una cruz con la siguiente inscripción: "Falleció en el extranjero, pero entre hermanos".

Cuidando del dráteník eslovaco, el conde Hanus de Kolovraty no pudo acudir al palacio de su novia. Cuando se enteró la joven aristócrata que el conde había preferido al humilde artesano, se ofendió terriblemente.

Toda la parentela se puso de lado de la joven despechada. Los parientes rechazaron la disculpa del conde Hanus,alegando que una ofensa tan infame no podía repararse. La prevista boda se canceló y el conde Hanus de Kolovraty jamás se casó.

El conde Hanus de Kolovraty falleció en 1872 sin herederos. El palacio de Breznice pasó a manos de la familia aristocrática de los Palffy. Jan Pallfy, el último dueño del palacio emprendió a principios del siglo XX varias expediciones a África Oriental, trayendo desde allí armas de caza de los indígenas y gran cantidad de materiales etnográficos y zoológicos. Este tipo de colecciones se encuentra en pocos palacios checos y el conjunto que se exhibe en Breznice representa una singular curiosidad.

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