Jizerská padesátka, una carrera de esquí de fondo de 50 km

Jizerská 50 (Foto: Zitronenpresse, Wikimedia Commons, CC BY-SA 4.0)

En esta edición del nuevo ciclo de Radio Praga hablaremos de la carrera de esquí de fondo Jizerská padesátka, que tiene lugar cada año en las montañas Jizera.

Jizerská 50  (Foto: Zitronenpresse,  Wikimedia Commons,  CC BY-SA 4.0)

Jaroslav Haupt  (Foto: Eva Turečková)
“Jizerská padesátka” es un término conocido por casi todos los checos, sobre todo por los amantes del deporte. Se trata de una carrera de esquí de fondo de 50 kilómetros, que tiene lugar cada año en las montañas Jizera en el norte de Bohemia.

La carrera empezó a organizarse en 1968. Este año tiene lugar entre el 8 y 10 de febrero. Miles de esquiadores se han reunido en el centro de esquí Bedřichov, esperando con ilusión el disparo de lanzamiento que les permite cruzar la línea de salida. Jizerská padesátka es sin duda el evento deportivo invernal más frecuentado de Chequia. El organizador de la carrera, David Douša, explica cómo y cuándo fue fundada.

“Como muchas buenas ideas, la idea de organizar esta carrera surgió en un bar, tomando cervezas. Fue el resultado de una apuesta de un par de escaladores de Liberec, quienes discutían quién de ellos sería el más rápido en esquiar desde Bedřichov hasta Jizerka y de vuelta. La primera carrera tuvo lugar en 1968 y en ella participaron 52 competidores. El precio de participación fue de unas cinco coronas (0.2 euros), por las que los participantes recibieron té caliente y dos galletas de chocolate”.

Foto: Eva Turečková,  Radio Prague International
Sin embargo, la carrera se vincula a un evento muy trágico. En 1970, quince de los fundadores de la “padesátka” emprendieron un viaje al Perú para subir a Huascarán, una de las montañas más altas de Sudamérica. Cuando estaban en los Andes, los asaltó el terremoto más destructivo en la historia del continente, que mató a 70 000 habitantes del Perú y los países vecinos.

“Su legado perdura, ya en el año 1971 la carrera se organizó en homenaje a la expedición al Perú. De hecho, la carrera tuvo una participación récord en los años 70 y 80. Fue extremadamente popular no solo en la entonces Checoslovaquia, sino en los países vecinos: Alemania y Polonia”.

El legado de los aventureros checos continúa y cada año miles de personas se registran para poder participar en la famosa carrera de esquí de fondo.

David Douša  (Foto: Eva Turečková)
En 2018 hubo 7300 competidores, este año el interés es aún más grande. Douša dice que el rendimiento no importa, no hay limitaciones aparte del número de participantes.

“En la carrera puede participar prácticamente cualquier persona. Solo hay que saber esquiar de fondo. La Jizerská padesátka ya no es solo una carrera de 50 kilómetros. Hay siete carreras en total, entre ellas una para niños a partir de cuatro años de edad. El competidor más viejo tenía más de 90 años. En la “padesátka” compiten cerca de 120-130 profesionales, pero la mayoría son aficionados”.

Uno de los aficionados es Jaroslav Haupt de 80 años, quien ha tomado parte en la carrera durante decenas de años. El señor Haupt no comenzó en esta carrera deportiva en su infancia, como los checos suelen hacer. Al esquí de fondo lo llevó una dura experiencia de vida por la que pasó a los 30 años de edad. Decidió liberarse de la carga emotiva a través del deporte. Para él, la “padesátka” no es simplemente una carrera.

Jaroslav Haupt  (Foto: Eva Turečková)
“Para mí es un estilo de vida. Lo más importante es la gente, mis amigos. Cada carrera cuenta una historia y tiene un ambiente singular”.

Haupt ha participado en por lo menos 20 carreras y recuerda todas las ediciones con nostalgia. Dice que la “padesátka” es más difícil que otras carreras de larga distancia en el extranjero.

“Diría que en general esta carrera es más difícil que otras. Desde el principio de la ruta se tiene que ascender, se empieza en Bedřichov que está a unos 650 o 700 metros sobre el nivel del mar, y desde allí hay que llegar a Rozmezí que está a unos 1000 metros. Son 9 kilómetros de subida”.

El inicio de la carrera se marca con un disparo, pero solo de manera simbólica. Cada competidor tiene un chip en la pierna. En la línea de salida, el chip se registra y el tiempo empieza a correr. Así, los participantes no tienen que empujarse y luchar por un hueco.

A pesar del gran número de entusiastas, la Jizerská padesátka no es una carrera para principiantes, dice Douša.

Foto: Eva Turečková
“En la pista hay puntos de control para marcar el paso de los competidores. Están ubicados en Jizerka, Smědava y Hřebínek. Si los participantes no logran llegar a tiempo a estos puntos, se tienen que retirar de la carrera. Les esperan autobuses de recogida que los llevan a la meta. En la historia de la carrea tuvimos incluso controladores especiales en la pista, los llamados “vidrieros”. Miraban a los corredores a los ojos y si alguien tenía una mirada vidriosa, se tenía que retirar de la pista para prevenir el riesgo de tener que llamar el servicio de montaña”.

Jaroslav Haupt tiene muchos recuerdos de los años de participación en la carrera. Se acuerda por ejemplo de cómo un año las personas no aguantaron el frío y a pesar de los esfuerzos de los organizadores se tuvieron que rendir antes de que empezara la carrera. Se acuerda asimismo de los dolorosos comienzos.

“Había soldados que suministraban la comida, tenían aquí una cocina de campo, en la que calentaban salchichas y tiraban cerveza. Uno podía sentarse un rato y luego volver a esquiar. Esquiar hasta que tenía calambres en las piernas, como yo. A veces tenía que parar un cuarto de hora hasta que los calambres se iban. Dolía muchísimo. Pero todo ha cambiado. Hoy en día la carrera tiene un nivel profesional. Yo tomo bebidas isotónicas contra los calambres, y de vez en cuando como un par de pasas o un poco de chocolate”.

Sin la nieve no hay carrera

Foto: Eva Turečková
La Jizerská padesátka puede ser difícil asimismo para los organizadores, sobre todo cuando no hay nieve. Por primera vez la carrera tuvo que cancelarse en 1988, y esta situación se repitió cuatro veces a lo largo de la historia. El año 2015, por ejemplo, marcó un extremo. El segundo día de la carrera las temperaturas subieron a unos 12°C y llovió a cántaros, recuerda Douša.

“En algunas partes de la ruta había literalmente pantanos. Ni siquiera las motos de nieve podían pasar por ellos. En ese tiempo ya había materiales como gore tex con altas columnas de agua, sin embargo, no funcionaban en tales condiciones. Las temperaturas luego volvieron a bajar. En ese entonces empezó la práctica de envolverse en una manta isotérmica antes de ponerse la ropa interior. Solo así los deportistas se podían proteger de la humedad”.

Foto: Eva Turečková
Hay deportistas que vienen de países lejanos para participar en la carrera. Un hombre viajó incluso desde Nueva Zelanda, y el año pasado vino un competidor de Cabo Verde. Más a menudo viene gente de Alemania, Polonia y Escandinavia, pero hay participantes también de Japón, Canadá y Estados Unidos.

Hace diez años el 40% de los participantes eran extranjeros. Este número ha bajado debido al aumento en el número de competidores checos. Esto muestra que la carrera se está volviendo cada vez más popular.

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