La ciudad bajo un "arcoiris" de hormigón y acero

Castillo de Bechyne

En esta edición de Radioviajes, estimados oyentes, visitaremos la ciudad de Bechyne en Bohemia del Sur. Como en muchos otros lugares de la región, también allí se puede descubrir el rico pasado histórico de la ciudad con un bonito paisaje de fondo.

La ciudad de Bechyne está situada en un promontorio que se alza por encima de la confluencia del río Luznice y del riachuelo Smutná en medio de frondosos bosques. La zona fue poblada ya en la prehistoria. Petra Stachová, la guía del Centro de Cultura de Bechyne, nos informó sobre los orígenes de la ciudad.

"La primera mención histórica de Bechyne data del año 805. En aquel entonces vivió el príncipe Bech del que se derivó el nombre de la futura ciudad. Él mandó construir un fortín con el pueblo alrededor".

Castillo de Bechyne
Unos 400 años más tarde, el rey Premysl Otakar II fundó sobre el promontorio un poderoso castillo para hacer frente a los nobles rebeldes de esta región. La ciudad de Bechyne como tal fue fundada por el rey Juan de Luxemburgo en el siglo XIV.

El aspecto y los propietarios de Bechyne cambiaron a través de los siglos hasta el presente. La ciudad vivió su época de florecimiento bajo el gobierno de Petr Vok de Rozmberk en el siglo XVI, quien fundó como su nueva residencia un palacio renacentista, según comentó la guía del Centro de Cultura de Bechyne, Petra Stachová.

"El palacio del aristócrata fue un centro cultural de la región. Sin embargo las aparatosas reconstrucciones vaciaron las arcas del noble que se vio obligado a vender la ciudad con el palacio a la casa de los Sternberk".

Castillo de Bechyne
El antiguo castillo, situado al lado del palacio actual, se desmoronó con el tiempo, en pie sólo permanecieron los restos llamados, el "muro del Diablo". Existe una leyenda que explica esa peculiar denominación.

El arquitecto del castillo de Bechyne hizo una apuesta por su alma con el infierno a que el diablo construyese en un plazo limitado un muro de la edificación. El demonio, por más que se empeñó, no logró acabar su tarea a tiempo.

El arquitecto salvó su alma y el diablo, furioso por su fracaso, desmanteló el muro cuyos restos desde aquel entonces llevan su nombre.

Pero volvamos al palacio de Bechyne que, con excepción de la época comunista, ha sido hasta la actualidad propiedad privada. En su jardín se celebran conciertos y exposiciones. Cerca, en el antiguo granero, se encuentra la exhibición del escultor moderno Vladimír Preclík, así que cada visitante tiene la posibilidad de encontrar su punto de interés.

Bechyne  (Foto: autor)
En la ciudad de Bechyne no se halla solamente el palacio, sino también otras bellezas. A cuatro pasos de la plaza mayor, en la orilla alta del río Luznice, se encuentra un monasterio franciscano del siglo XV. Casi todos los edificios del recinto ostentan una bóveda especial, típica de la región, que tiene aspecto de alvéolos.

Otro edificio dominante de la ciudad de Bechyne es la iglesia de San Matías en la plaza mayor. Su alta torre prismática con cúpula en forma de cebolla es uno de los atractivos del panorama de la ciudad.

En uno de los altares de la iglesia se halla un cuadro con la Virgen María que es completamente negra. La leyenda narra que originalmente su piel tenía color natural. Sin embargo, como era sumamente justa, le dolían los pecados humanos de tal manera que cada vez que alquien en la ciudad pecó su tez oscureció un poco hasta ser negra.

Iglesia de San Matías  (Foto: autor)
Además de otras iglesias y casas antiguas, el visitante encuentra en Bechyne también varios monumentos modernos. Dos de ellos hasta están unidos y forman otro típico punto dominante de la ciudad, cómo afirmó Petra Stachová, la guía del Centro de Cultura de Bechyne.

"La situación geográfica no favorece a Bechyne que se ve estrechada por dos ríos. Para cruzarlos era antes necesario ir al vado o tomar un desvío. El único puente de la ciudad estaba lejos de su centro. La decisión de construir otro puente llegó a principios del siglo XX con la aparición del ferrocarril electrificado".

Su estación en la orilla opuesta de la ciudad obligó al municipio a construir un puente nuevo de hormigón y acero, por su aspecto denominado luego "Arcoiris de Bechyne". Los rieles electrificados fueron ubicados en el puente.

Elinka,  foto: YouTube
El tren electrificado fue el único de su género en toda la monarquía austro-húngara, ya que los otros ferrocarriles estaban propulsados a vapor. El autor de ese medio de transporte innovador fue el famoso inventor checo Frantisek Krizík. El puente "Arcoiris de Bechyne" facilitó el transporte de los habitantes de la ciudad hacia los alrededores, cómo explicó el alcalde de Bechyne, Jaroslav Matejka.

"El ferrocarril electrificado fue tras su fundación la única conexión entre Tábor y Bechyne hasta la construcción del puente en 1928. Las locomotoras y vagones del tren histórico recorren la distancia entre Bechyne y Tábor una vez al día ya desde hace diez años".

El tren se denomina "Bechynka" o Elinka. Es de corto recorrido y una vez al día se realiza un trayecto con la locomotora histórica de la época de fundación del ferrocarril. El tren tarda casi una hora para salvar la distancia entre Bechyne y Tábor.

Además de la amplia gama de monumentos, Bechyne es famosa también por su balneario. Según una tradición las fuentes medicinales fueron descubiertas por un buscador de tesoros enfermo que fue curado tras beber de una fuente que encontró al buscar un arca con piezas de oro.

Foto: autor
Sin embargo, las fuentes desaparecieron tras un gran incendio. Los intentos de redescubrirlos fueron en vano. Su lugar original queda indicado con una estatua colocada en la columnata. Al balneario de Bechyne acuden los pacientes con enfermedades del sistema motriz que se curan por medio de los baños de barro y masajes.

Bechyne y su región destacan también por una tradición artesanal. Los yacimientos de barro cerca de la ciudad sentaron las bases a la fabricación de la cerámica popular. En Bechyne tiene su sede la Escuela Especial de Cerámica y un Museo Internacional de Cerámica. Cada año se organizan allí los simposios internacionales.

Si el visitante de la ciudad quiere descansar tras la visita de la ciudad, lo puede hacer en el paisaje cerca de Bechyne, que es uno de los más bonitos en la cuenca de Luznice. Hay varias rutas turísticas que cruzan ambos puentes de la ciudad y también tres miradores desde los que se pueden contemplar los panoramas de los monumentos arquitectónicos de Bechyne.

Y es aquí, estimados radioescuchas, en un ameno paseo por los bosques cerca de Bechyne, donde acabamos el recorrido por esta ciudad de Bohemia del Sur, llena de monumentos, tradiciones y leyendas, bajo el "arcoiris" artificial.

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Autor: Jaroslav Smrz
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